Xenotrasplantes: ¿la próxima frontera de la medicina moderna o un experimento ético de alto riesgo?

Órganos de cerdos modificados genéticamente están siendo trasplantados a humanos, pero ¿es esta la solución a la escasez de donantes o un dilema bioético en construcción?

Más de 100,000 personas en Estados Unidos esperan un trasplante de órgano. La gran mayoría necesita un riñón. Muchos morirán sin recibir uno. Ante esta cruda realidad, la ciencia ha volteado la mirada hacia una vieja idea que vuelve con fuerza y nuevas herramientas: los xenotrasplantes, o trasplantes de órganos de animales a humanos.

Un poco de historia: del fracaso al renacer con CRISPR

La idea de utilizar órganos animales para salvar vidas humanas no es nueva. En la década de los 60, ya se habían hecho intentos con órganos de chimpancés. Uno de los casos más icónicos fue el de Baby Faye en 1984, una bebé que vivió 21 días con un corazón de babuino. Estos intentos fracasaron rotundamente por una razón fundamental: el sistema inmunológico humano detecta esos órganos como “invasores” y los destruye de forma casi inmediata.

Tal era el nivel de rechazo que un órgano animal implantado podría adquirir un color negro en minutos frente a los ojos del cirujano. Con el avance de la genética y la edición de genes, como CRISPR, este escenario ha cambiado drásticamente.

El cerdo: el donante ideal

El cerdo ha sido seleccionado como el animal ideal para estos experimentos por varias razones:

  • Su anatomía es similar a la humana.
  • Ya están presentes en la medicina: se usan válvulas cardíacas y piel de cerdos en procedimientos médicos desde hace años.
  • Se crían fácil y rápidamente, lo que permite mantener una cadena de suministro replicable.

Las empresas biotecnológicas están editando genéticamente a estos cerdos para eliminar los marcadores que desencadenan el ataque inmunológico y añadir genes humanos que “camuflen” el órgano. Una de estas compañías es Revivacor, subsidiaria de United Therapeutics, autorizada por la FDA para realizar pequeños ensayos clínicos.

De cadáveres a humanos vivientes: pasos cuidadosos pero rápidos

Durante los últimos años, los ensayos clínicos pasaron de cadáveres –personas con muerte cerebral cuyos cuerpos fueron donados a la ciencia– a pacientes vivientes bajo protocolos de “cuidado compasivo”. Uno de los momentos más impactantes fue cuando el equipo de la NYU colocó un riñón de cerdo en el cuerpo de Moe, un paciente cerebralmente muerto. Las imágenes eran esperanzadoras: el riñón se “puso rosa” inmediatamente, una señal clara de que comenzaba a funcionar.

En 2022, David Bennett se convirtió en el primer ser humano vivo en recibir un corazón de cerdo modificado genéticamente. Sobrevivió dos meses. Otro paciente, Lawrence Faucette, también vivió menos de dos meses. Luego vinieron los intentos con riñones en Rick Slayman, Lisa Pisano y Towana Looney, esta última sobreviviendo un máximo histórico de 130 días antes de que su cuerpo rechazara el órgano.

Me siento como superwoman”, dijo Looney antes del rechazo inmunológico, quien luego volvió a la diálisis, pero agradecida de haber contribuido a la ciencia médica.

¿Fracaso o éxito encubierto?

La historia de estos pacientes podría parecer un rosario de fracasos. Pero los médicos insisten en lo contrario. Cada uno de estos organismos ha servido como libro abierto para entender cómo funciona la compatibilidad de estos órganos, qué medicamentos ayudan (o no) y qué condiciones previas harían viable un xenotrasplante exitoso a largo plazo.

“Estos nombres quedarán para la historia de la medicina”, aseguran los profesionales a cargo.

Riesgos médicos y bioéticos

Por supuesto, el procedimiento aún está en fase experimental y conlleva enormes riesgos:

  • Rechazo inmunológico: como ocurrió con Looney.
  • Transmisión de virus animales: aunque aún no se ha detectado transferencia zoonótica, sigue siendo una preocupación.
  • Criterios de selección: los pacientes seleccionados hasta ahora son aquellos que no tienen más opciones. ¿Están dando su consentimiento real o simplemente desesperado?
  • Impacto animal: los cerdos son modificados, criados y explotados exclusivamente con fines médicos. Aunque algunos argumentan que también se hace con fines alimenticios, la dimensión médica riesgosa le añade una capa ética adicional.

Las emociones de los involucrados: médicos, familiares y pacientes

Más allá de la ciencia, hay una profunda historia humana detrás de cada caso. Shelby Lum, periodista presente en varias cirugías experimentales, relata el momento en que el riñón se tornó rosa como uno de los más conmovedores de su vida. “Podías ver cómo los médicos contenían el aliento, y luego empezaron a murmurar: ‘Está rosa, está rosa’”.

Las familias, como la de Moe, aceptan donar el cuerpo de un ser querido con la esperanza de ayudar a futuras generaciones. “Si esto le sirve a alguien más en el futuro, habrá valido la pena”, es el mantra común.

Perspectivas internacionales y futuro

El caso Norteamericano no es el único. En China se ha logrado otro trasplante exitoso de riñón porcino. Existe, además, un interés creciente de futuros pacientes que prefieren arriesgarse con un órgano de cerdo a seguir en diálisis, tratamiento que limita duramente su calidad de vida y expectativas.

La FDA ha dado luz verde para ensayos clínicos más amplios. Esto significa años de pruebas, fracasos y posibles éxitos. Pero la dirección parece clara: la medicina moderna está encaminada a normalizar los xenotrasplantes en los próximos 10 a 15 años.

Una revolución quirúrgica que podría salvar millones

Si los xenotrasplantes logran superar las barreras actuales, podrían transformar por completo la medicina de trasplantes. El escenario de miles de personas que mueren esperando un órgano compatible podría cambiar por la existencia de un “inventario cosechable” de órganos genéticamente diseñados para funcionar en humanos.

Pese a los dilemas éticos y los riesgos presentes, estamos ante una de las revoluciones médicas más prometedoras del siglo XXI. Como dijo Towana Looney: “No es lo que todos esperaban, pero quizá sirva para que alguien más, algún día, sí pueda vivir”.

Lo que hoy es una esperanza quirúrgica, mañana podría ser el estándar de cuidado, siempre y cuando la ciencia y la ética caminen juntas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press