Xi Jinping lanza una ofensiva económica en el sudeste asiático mientras Trump sacude los mercados con aranceles

El líder chino busca reforzar alianzas con Vietnam y Malasia y posicionar a Pekín como fuente de estabilidad frente a la agitación comercial impulsada por EE.UU.

En medio de una creciente disputa comercial impulsada por Estados Unidos, el presidente chino Xi Jinping intensifica su gira por el sudeste asiático para afianzar relaciones estratégicas con países clave como Vietnam y Malasia. El objetivo: mitigar los efectos de las altas tarifas impuestas por Donald Trump y posicionar a China como la alternativa de estabilidad en la región.

Una gira con aroma estratégico

La visita de Xi a Hanoi y Kuala Lumpur no es una parada diplomática ordinaria. Llega en un momento definitorio para las economías del sudeste asiático, que se ven atrapadas entre dos gigantes comerciales enfrentados. El líder chino ha ofrecido a sus interlocutores mayor acceso al vasto mercado chino, especialmente para productos agrícolas de alta calidad, y ha promovido inversiones en tecnología verde e inteligencia artificial.

En Vietnam, Xi Jinping se reunió con el nuevo secretario general del Partido Comunista, To Lam, y otras altas autoridades. Firmaron una serie de memorandos de cooperación que incluyen proyectos ferroviarios conjuntos, acuerdos sobre cadenas de suministro y discusiones sobre comercio bilateral. Una de las prioridades es crear una cadena de suministro "estable, resiliente y fluida", según el Ministerio de Comercio chino.

En Malasia, su estancia estuvo marcada por encuentros con el rey, Sultan Ibrahim Iskandar, y el primer ministro Anwar Ibrahim. Esta nación, clave para la Iniciativa de la Franja y la Ruta, aloja un proyecto ferroviario valorado en 11.200 millones de dólares financiado por China. El presidente Xi reafirmó el compromiso con esta iniciativa y alentó tanto la exportación agrícola malaya como la inversión empresarial china en el país.

Beijing como ancla de estabilidad

China intenta aprovechar la creciente percepción internacional de que la política comercial de EE.UU., bajo Trump, es volátil y amenazante para el crecimiento global. "China se presenta como agente de certeza frente a la turbulencia provocada por las políticas de Washington", publicó el medio estatal Xinhua.

Desde que Trump anunció un aumento del 145% en los aranceles a las importaciones chinas —mientras reducía o pausaba los de otros países—, la desconfianza hacia la economía estadounidense crece especialmente en sectores industriales y agrícolas del sudeste asiático. Pekín busca llenar ese vacío, no solo con palabras, sino con acuerdos tangibles que prometan prosperidad mutua.

¿Una guerra de bloques comerciales en formación?

Con cada movimiento, se dibuja un mapa económico global más polarizado. Mientras Trump fomenta el aislacionismo con la excusa del proteccionismo industrial, Xi abraza discursivamente el libre comercio, aunque con condiciones chinas.

Al promover alianzas con Malasia y Vietnam —dos países con intereses estratégicos en el Mar de China Meridional y con una historia compleja con Pekín—, Xi apunta también a reducir la influencia militar y comercial de Estados Unidos en la región. China incluso ha profundizado la colaboración en defensa con Vietnam, incluyendo formación de personal militar y ejercicios conjuntos, todo ello con pocos detalles públicos pero con mucho valor simbólico.

¿Y cómo afecta esto a los ciudadanos comunes?

Lo que sucede en la esfera diplomática y económica mundial tiene consecuencias directas sobre personas como Susan Hemphill, una jubilada de 70 años en Sun City, Arizona. Después de décadas de trabajo, Hemphill esperaba disfrutar de su retiro. Pero la montaña rusa financiera desatada por las políticas de Trump ha vuelto cada mes una interrogación económica.

"Estoy cansada de que Trump juegue con nuestras vidas", comentó entre lágrimas, explicando cómo ha tenido que cancelar viajes y restringir gastos por miedo a que el dinero no alcance en unos meses.

Su caso no es aislado. Según datos de AP VoteCast, Trump ganó el apoyo del 52% de los votantes mayores de 65 años en Arizona, mientras que Kamala Harris se llevó el 47%. Sin embargo, esta fidelidad electoral se ve tambaleada por la inestabilidad de sus ahorros e ingresos. El 30% de los jubilados considera que la economía es el principal problema del país.

Las pensiones en el punto de mira

Paul Estok, también jubilado y residente de Sun City, no muestra la misma preocupación. Con tres pensiones a su nombre, respalda la postura dura de Trump sobre China: "Por fin alguien dice ‘¡basta!’". Cree que las consecuencias actuales son necesarias para lograr un mañana más fuerte para la industria doméstica.

Sin embargo, otros como Karl Feiste no están tan seguros. Veterano de Vietnam y votante de Harris, vio caer su cartera de inversiones en un 20% tras los anuncios de tarifas. "Eso escuece", dijo, señalando que vive con un ingreso fijo donde la mitad proviene de la Seguridad Social, y teme recortes futuros por las políticas de austeridad del gobierno republicano.

La amenaza de recortes a la Seguridad Social

La administración Trump ha reducido miles de puestos de trabajo en la Administración de Seguridad Social (SSA, por sus siglas en inglés), causando demoras en los servicios y desconcierto entre jubilados. Aunque Trump ha asegurado que no se recortarán beneficios, las acciones hablan por sí solas para muchos votantes.

Hans Vinge, un exrepublicano decepcionado por las promesas incumplidas, indicó que su fondo de retiro perdió 23.000 dólares en una sola semana. Cree que la estrategia de relocalizar industrias no puede hacerse de la noche a la mañana. "Va a tomar 10 o 15 años. Ahora mismo, es demasiado disruptivo", dice.

¿Trump constructor o destructor de estabilidad?

Los defensores de Trump lo ven como el primer mandatario en atreverse a enfrentarse a los abusos comerciales chinos. Pero sus detractores —que cada vez son más incluso dentro de los estados tradicionalmente conservadores— critican lo que consideran una política económica no basada en datos, sino en impulsos electoralistas.

Mientras tanto, Xi Jinping avanza sin pausa en la construcción de una red comercial que podría redefinir la geopolítica económica del siglo XXI. La Iniciativa de la Franja y la Ruta ya abarca más de 140 países, y el sudeste asiático se convierte en territorio clave para la implementación de esta gran visión china.

¿Y ahora qué?

Con el reloj corriendo hacia las elecciones intermedias de 2026 y las presidenciales de 2028 en EE.UU., y con una región asiática cada vez más estratégica, las decisiones de hoy definirán alianzas y desequilibrios del mañana. Ante una economía global marcada por incertidumbre, el sudeste de Asia se convierte en tablero de ajedrez, y los movimientos de Xi y Trump no son meros gestos diplomáticos: son parte de una batalla por el liderazgo económico global.

Mientras China invita a consumir durián vietnamita y electrónica malaya, Estados Unidos redibuja su mapa comercial con medidas punitivas. La pregunta es cuál de las dos estrategias construirá un futuro más estable: ¿la diplomacia del dragón, o el castigo del águila?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press