Mark Carney vs. Pierre Poilievre: el efecto Trump transforma la elección en Canadá
El populismo al estilo Trump sacude la política canadiense y da un giro inesperado a los comicios del 28 de abril
Una elección federal definida por Donald Trump
Canadá se prepara para una de las elecciones más inusuales y polarizantes de su historia reciente. Lo que parecía un camino despejado para el aspirante conservador Pierre Poilievre ha dado un vuelco inesperado gracias a un protagonista... extranjero. Sí, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha convertido en el eje central de las elecciones del 28 de abril. ¿Cómo es posible? La respuesta está en el efecto dominó que ha provocado su retórica incendiaria contra Canadá.
Del dominio conservador al resurgimiento liberal
En enero, las encuestas apuntaban a una paliza conservadora. Según Nanos Research, el Partido Conservador de Poilievre alcanzaba el 47% de la intención de voto, mientras que los Liberales apenas rozaban el 20%. Entonces, los canadienses parecían listos para cerrar el ciclo de gobiernos liberales iniciado en 2015 con Justin Trudeau.
Pero llegó el giro: Trump comenzó a atacar públicamente al vecino del norte con una retórica nacionalista extrema, imponiendo tarifas, amenazando con arrastrar a Canadá a una guerra económica y llegando incluso a sugerir que debería convertirse en el "estado 51". Esta narrativa anti-canadiense encendió el patriotismo norteño y reavivó las aspiraciones liberales bajo un nuevo líder: Mark Carney.
El perfil de Pierre Poilievre: ¿El Trump canadiense?
Con una imagen cuidadosamente construida como un político disruptor y "anti-establishment", Pierre Poilievre, de 45 años, ha seguido muchas recetas del trumpismo. Su eslogan "Canada First" es un claro eco de "America First". Se burla de los medios, ataca a la élite, y en sus mítines se jacta del tamaño de la audiencia. Incluso llegó a tildar a una periodista de “protestona” en plena rueda de prensa.
Nacido y criado en Alberta —el bastión más conservador de Canadá—, Poilievre es un político de carrera. Fue ministro en el gobierno de Stephen Harper y desde 2022 lidera al Partido Conservador. Casado y con dos hijos, ha sido diputado desde los 25 años.
Su estrategia ha sido doble: demoniza a los liberales por la inflación, los precios de los alimentos y la crisis inmobiliaria, a la vez que promete reducir impuestos, facilitar la construcción de viviendas, aprobar oleoductos y eliminar supuestos avances del "woke-ismo". También ha prometido cerrar el financiamiento a la icónica CBC (Canadian Broadcasting Corporation).
Sin embargo, la apuesta por parecerse a Trump ha comenzado a pasar factura. La figura del presidente estadounidense no goza de simpatía en Canadá. Y mientras Trump arremete contra la soberanía canadiense, Poilievre parece un imitador.
Mark Carney: el tecnócrata convertido en salvador nacional
Frente al populismo combativo de Poilievre, los canadienses han descubierto una alternativa inesperada en Mark Carney. Economista de formación, Carney fue gobernador del Banco de Canadá y después, en una decisión histórica, del Banco de Inglaterra entre 2013 y 2020. Cuando Justin Trudeau dimitió repentinamente, Carney asumió el liderazgo del Partido Liberal en marzo de 2025... y parecía encaminarse a una derrota catastrófica. Hasta que Trump habló.
Según Daniel Béland, politólogo de la Universidad McGill: “El momento lo es todo en política. Carney entró a la arena política en el momento más favorable posible”.
Nacido en el remoto Territorio del Noroeste, Carney estudió en Harvard (donde fue arquero suplente del equipo de hockey) y luego en Oxford. Posee el tipo de currículo que combina tecnocracia con credibilidad social. Ha sido elogiado incluso por figuras como el exsecretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson: “Es sereno, inteligente y un líder natural en tiempos de crisis”.
Trump, el inesperado agente político en Canadá
El presidente estadounidense ha marcado profundamente la campaña electoral con comentarios hirientes y políticas desafiantes:
- Lanzó tarifas comerciales contra Canadá, reabriendo viejas heridas económicas.
- Cuestionó la soberanía canadiense al hablar de convertirlo en el “estado 51”.
- Criticó enérgicamente a Poilievre llamándolo “idiota” por no apoyarlo lo suficiente.
- Ignoró con desdén a Carney, aunque públicamente no lo atacó directamente.
En una nota de prensa, Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, reafirmó: “Trump no ha cambiado su postura: Canadá se beneficiaría como el estado 51”. Estas palabras causaron indignación en todas las esferas políticas canadienses.
Poilievre bajo presión: cuando los números no mienten
En abril, Nanos Research mostró una inversión histórica: los Liberales superaron a los Conservadores por 6 puntos. Un salto de más de 30 puntos en apenas 3 meses. Algunos analistas lo llaman el “efecto bandera” habitual en contextos de amenazas externas. Los canadienses han cerrado filas frente a las provocaciones estadounidenses. Y la figura de Poilievre, antes ventajosa por su estilo agresivo, ha comenzado a drenar apoyos.
Incluso sus propios seguidores muestran signos de escepticismo. En mitines recientes, muchos portaban sudaderas con la frase:
“¿Crees en las encuestas?”.
Pero la realidad de los datos es aplastante. Las métricas internas del Partido Conservador señalan una caída directa en Ontario y Columbia Británica, dos provincias claves para habilitar una mayoría parlamentaria.
El factor nacionalista: ¿un renacer del orgullo canadiense?
Las agresiones externas han reactivado un sentimiento de identidad nacional que estaba latente, posiblemente erosionado por años de tensiones internas y debates divisivos.
“Cuando un presidente extranjero nos dice que deberíamos ser parte de su país, eso es inaceptable. Nos reencontramos como nación en momentos así”, declaró un votante liberal durante un acto en Toronto.
Tanto Carney como Poilievre, conscientes del tema, han prometido renegociar el tratado de libre comercio con Estados Unidos. Pero mientras Carney propone restablecer una relación bilateral basada en respeto y reglas claras, Poilievre exige la suspensión inmediata de las tarifas... sin un plan claro sobre cómo tratar con Trump.
Carney y el nuevo paradigma post-Trump
Carney entiende que el mundo ha cambiado. Ha dicho públicamente que los 80 años de cooperación transnacional entre Canadá y EE.UU. han terminado con Trump: “Debemos construir una nueva relación que ya no dependa de la confianza automática”.
Su experiencia en el sistema financiero global lo presenta como el adulto serio que puede manejar el nuevo orden internacional. Desde la crisis financiera de 2008 hasta el Brexit, Carney ha sabido cómo responder a entornos volátiles.
Y en medio del ruido populista, su compostura parece estar ganando corazones. Los votantes buscan certeza, liderazgo y una idea clara del papel de Canadá en un mundo inestable.
¿Una lección global sobre populismo?
La elección del 28 de abril en Canadá se ha convertido en una especie de caso de estudio sobre la eficacia del discurso populista a lo Trump fuera de Estados Unidos. Y hasta el momento, parece que la respuesta de muchos canadienses es: NO.
Como apunta el profesor Béland: “Sin el efecto Trump, Poilievre probablemente ya tendría la victoria asegurada. Pero parecerse demasiado al villano externo más reciente no es una buena estrategia en política”.
Este cambio de guion refuerza una idea clave: los discursos nacionalistas pueden unir... pero también dividir, y su eficacia depende siempre del contexto. El populismo funciona cuando hay un adversario doméstico claro. Pero cuando tal adversario se convierte en un presidente extranjero que insulta a tu país, la balanza cambia.
Las elecciones del 28 de abril mostrarán hasta qué punto Canadá está dispuesto a abrazar o rechazar el estilo Trump. Por ahora, las tendencias apuntan a un regreso inesperado liberal... gracias a Trump.