Francisco, el Papa de Todos: El Legado Revolucionario del Pontífice que Humanizó el Vaticano
Murió a los 88 años el Papa latinoamericano que cambió la Iglesia católica desde adentro con compasión, controversias y una fe inquebrantable en el amor inclusivo
Por más de una década, Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, fue el rostro de una Iglesia Católica en transformación. Con gestos de humildad y una agenda centrada en los marginados, Francisco desafió estructuras anquilosadas, abrazó con fuerza la justicia social y enfrentó a sus críticos con silenciosa firmeza.
Un papado de primeras veces
Elegido el 13 de marzo de 2013 tras la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI, Francisco se convirtió en el primer papa jesuita, el primero en tomar el nombre de San Francisco de Asís y el primer pontífice proveniente de América Latina. Desde su icónico "Buonasera" en el balcón de la Basílica de San Pedro, capturó la atención del mundo con su estilo cercano e informal. Pero detrás de esa imagen cordial, el Papa Francisco se embarcó en una de las reformas más ambiciosas de la historia moderna del Vaticano.
Un compromiso radical con los marginados
Francisco llevó a lo más alto del catolicismo una visión pastoral arraigada en las Bienaventuranzas. Desde su primer viaje fuera del Vaticano, a la isla de Lampedusa —epicentro de la crisis migratoria—, su papado mostró un enfoque humanista y solidario. Abrazó a quienes la sociedad y muchas veces la misma Iglesia habían relegado: los pobres, los migrantes, los enfermos, las personas LGBTQ+ y los presos.
Durante la pandemia de COVID-19, brindó uno de los momentos más poderosos de su pontificado: una Plaza San Pedro vacía, bajo la lluvia, con un solitario pontífice implorando por la humanidad. “Estamos todos en la misma barca”, declaró. “Frágiles y desorientados, pero llamados a remar juntos.”
Polémicas e incomprensiones
Pese a su popularidad global, Francisco no estuvo exento de conflictos. Su decisión de acoger con más apertura a personas LGBTQ+, permitir la bendición de parejas del mismo sexo y ofrecer algunas concesiones a divorciados recasados, generaron el rechazo de sectores conservadores dentro y fuera del Vaticano. En EE.UU., figuras como el cardenal Raymond Burke encarnaron la oposición más férrea al Papa argentino.
Los debates internos se intensificaron tanto que algunos lo acusaron de diluir la doctrina católica. Ante ello, Francisco respondió con silencio o con un enfoque más pastoral. "La Iglesia no es una aduana, es un hospital de campaña", dijo tempranamente en 2013.
Reformas estructurales y económicas
Francisco también acometió reformas estructurales sin precedentes. Bajo su liderazgo, el Vaticano comenzó purgas anti-corrupción, entre ellas el juicio al influyente cardenal Angelo Becciu por malversación de fondos en una fallida inversión inmobiliaria en Londres. La operación provocó tensiones internas, pero consolidó la imagen de un pontífice dispuesto a limpiar la casa.
Reorganizó el aparato financiero, supervisó al problemático Banco del Vaticano (IOR) y limitó los privilegios de cardenales y altos funcionarios. En palabras del mismo Francisco, la economía global requería una transformación radical: “El dinero debe servir, no gobernar”.
El papa ecologista
Con su encíclica Laudato Si’ (2015), Francisco sorprendió al mundo con una postura firme sobre el cambio climático y la protección del medioambiente. Denunció el sistema económico global como "estructuralmente perverso" y acusó a la humanidad de convertir la Tierra en "una montaña de porquería".
"Los poderosos se alimentan de los pobres", dijo al criticar la economía de mercado y el consumismo. Aunque aplaudido por millones, estos posicionamientos irritaron a líderes conservadores, especialmente en EE.UU., donde senadores y comentaristas conservadores lo tildaron de "marxista".
El escándalo del abuso sexual y su respuesta tardía
Uno de los puntos más críticos fue su gestión de los innumerables casos de abuso sexual en la Iglesia. En 2018, su defensa inicial al obispo chileno Juan Barros, señalado por encubrimiento, fue duramente cuestionada. Tras una visita de las víctimas al Vaticano, Francisco pidió disculpas y forzó la renuncia de toda la Conferencia Episcopal chilena. Desde entonces, endureció las sanciones y facilitó mecanismos legales para investigar al clero, aunque muchos consideran que su accionar llegó tarde.
Francisco y las mujeres en la Iglesia
Pese a mantener la postura tradicional sobre la ordenación sacerdotal femenina, Francisco permitió que mujeres accedieran a cargos de toma de decisiones en la Curia, y aprobó que pudieran ser lectoras y acólitas. "Es hora de dejar de ver a las mujeres como auxiliares. La Iglesia es ella misma mujer", dijo en una ocasión.
Incorporó a mujeres a procesos de votación dentro de los sínodos, una acción que históricamente estaba reservada a los hombres. Nathalie Becquart, religiosa francesa, se convirtió en la primera mujer con derecho a voto en el Sínodo. "Es un cambio simbólico y práctico importante. Habla de una Iglesia más inclusiva", dijo.
Mediador universal y diplomático intrépido
En sus 12 años de pontificado, Francisco fue clave en negociaciones globales: visitó Irak y la Península Arábiga, dialogó con ortodoxos rusos y firmó un criticado acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos. Algunos lo acusaron de ceder demasiado a regímenes autoritarios, pero el Papa defendió estos movimientos como intentos necesarios de tender puentes.
Fue también un crítico feroz del nacionalismo excluyente, particularmente en Europa y Estados Unidos. 'Quien construya muros, no es cristiano', declaró en 2016, en clara alusión a Donald Trump.
Un líder en tiempos de pandemia
Durante el COVID-19, el Papa adaptó sus mensajes a una realidad confinada. Ofreció Misas en streaming, lideró plegarias en espacios vacíos, y urgió a los países a repensar sus modelos sociales y disminuir las inequidades. Llamó a la solidaridad global y denunció los sistemas de salud que priorizaban a los ricos.
Con su salud afectada desde joven —tenía un pulmón parcialmente removido—, Francisco debió someterse a varias cirugías durante su pontificado. Usó silla de ruedas, bastón y continuó sus viajes incluso enfrentando intensos dolores de rodilla.
El Papa que transformó el estilo papal
Francisco vivía en la modesta Casa Santa Marta, rehusó los lujos del Palacio Apostólico, usó autos pequeños, y nunca cambió su calzado ortopédico. “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”, explicó tras su elección. Eligió el nombre de San Francisco de Asís para inspirar al mundo a ver la compasión y la justicia ambiental como ejes del cristianismo.
En gestos memorables, lavó los pies de refugiados, abrazó a enfermos con deformidades, y pidió perdón de rodillas al lado de líderes sursudaneses para que hicieran la paz.
Una figura divisiva pero necesaria
El cardenal estadounidense Kevin Farrell lo resumió así: “Francisco extendió los brazos de la Iglesia para abrazar a todos”. Su papado no dejó indiferente a nadie. Progresistas lo vieron como un faro de esperanza, mientras que tradicionalistas lo acusaron de debilitar la doctrina. Pero Francisco mantuvo su norte: una Iglesia que cura heridas, no que impone culpas.
“Veo claramente que lo que más necesita la Iglesia hoy es la capacidad de curar heridas y calentar los corazones”, dijo en 2013. Con su muerte, el mundo despide a un líder espiritual que cambió para siempre el rostro de la Iglesia Católica.
Más información sobre sus reformas, viajes, documentos y el proceso de elección de su sucesor puede seguirse a través de la Oficina de Prensa del Vaticano o en fuente oficiales como vatican.va
“Todos, todos, todos”: así quiso construir su Iglesia. Y esa será, sin duda, la huella eterna de Francisco.