Bailar al ritmo del mar: Ronan, la leona marina que desafía lo que creíamos sobre la música

Un viaje a través del asombroso talento rítmico de Ronan, la estrella marina que supera a los humanos en sincronía musical

Una estrella inesperada bajo las olas

Cuando se piensa en animales con talento musical, los primeros en venir a la mente suelen ser los loros, algunos simios e incluso los humanos, por supuesto. Sin embargo, la historia de Ronan, una leona marina de California, ha dado un giro inesperado a nuestra comprensión del ritmo en el reino animal. Esta carismática criatura marina, rescatada a una edad temprana, ha revolucionado la neurociencia del ritmo al mostrar un sentido musical comparable —e incluso superior— al de muchos humanos.

El baile comienza en Santa Cruz

Ronan reside en el Long Marine Laboratory de la Universidad de California en Santa Cruz desde que tenía apenas tres años. En aquel entonces, el doctor Peter Cook, neurocientífico conductual del New College de Florida, se propuso investigar si los lobos marinos podrían tener capacidades musicales.

En 2013, Ronan saltó a la fama mundial al mostrar por primera vez que podía mover su cabeza al ritmo de distintas canciones, de forma sincronizada, sin necesidad de una recompensa especial más allá de los refuerzos habituales usados en el entrenamiento positivo animal.

¿Talento nato o especie selecta?

Hasta ese momento, los científicos creían que solo los animales aprendices vocales —es decir, los que pueden imitar sonidos complejos, como los loros y los humanos— eran capaces de sincronizar sus movimientos con una base rítmica. Sin embargo, Ronan no es un animal con habilidades para el canto, ni siquiera imitativo.

“Esto desafió todas nuestras nociones sobre la evolución del ritmo”, explica Hugo Merchant, investigador del Instituto de Neurobiología de la UNAM, quien no participó directamente en el experimento. “Lo más fascinante es que Ronan no aprendió a seguir el ritmo como parte de una comunicación acústica; simplemente, puede sentirlo”.

Ronan vs. humanos: ¿quién tiene mejor ritmo?

La primera ola de atención pública fue seguida de años de silencioso entrenamiento y estudio. Pero en 2024, Cook y su equipo decidieron someter a Ronan a una nueva prueba rigurosa, publicada en la revista Scientific Reports. Esta vez el experimento se enfocó exclusivamente en percusión en laboratorio: nada de canciones conocidas, solo beats.

Un baterista humano tocó tres tempos distintos: 112, 120 y 128 beats por minuto. Ronan debía sincronizar el movimiento de su cabeza —como un metronomo peludo— al ritmo exacto, mientras era comparada con el rendimiento de diez humanos jóvenes que realizaban movimientos de antebrazo al compás de los beats. Los resultados sorprendieron incluso al equipo científico.

“Ronan fue superior a todos los participantes humanos”, declaró Cook. “Su capacidad de mantener el ritmo ha evolucionado y mejorado con los años. Es mucho mejor en 2024 que cuando era una cría de tres años. Esto indica que su habilidad está alimentada por un aprendizaje continuo”.

Boogie Wonderland: el himno de una diva marina

Si bien el estudio más reciente utilizó ritmos simples, en el pasado Ronan mostró un gusto particular por ciertos géneros musicales. Su canción favorita sigue siendo “Boogie Wonderland” de Earth, Wind & Fire. “Simplemente la clava”, afirma Cook. “Ronan adapta su cabeza incluso a los cambios de tempo de la canción, lo que es particularmente complicado incluso para los humanos. Su sentido innato del pulso musical asombra”.

Ronan moverse al ritmo musical en laboratorio Ronan, la leona marina, sigue sorprendiendo con su habilidad de mantener el ritmo. (Foto: Colleen Reichmuth / UC Santa Cruz)

Más allá del ritmo: ¿Qué nos dice Ronan sobre la evolución?

Lo que hace tan valioso el caso de Ronan es su potencial para cambiar las teorías evolutivas sobre la música. Antes se pensaba que el ritmo surgía como una función social para el lenguaje o rituales colectivos, algo intrínseco a seres con comunicación compleja. Sin embargo, Ronan no canta, no habla, y aun así entiende el ritmo.

“Es como descubrir que un pingüino puede pilotar un dron”, comentó con humor Cook en una entrevista. “Te obliga a repensar las bases cognitivas necesarias para volar... perdón, para bailar”.

¿Una habilidad exclusiva? El futuro de la investigación

El equipo en Santa Cruz ya planea expandir los estudios a otros leones marinos. Quieren saber si lo de Ronan es una aberración prodigiosa o si es solo la primera de muchas futuras estrellas rítmicas marinas. La investigación también podría extenderse a otras especies como focas o incluso cetáceos.

Estaremos atentos”, afirma Henkjan Honing, experto en cognición musical de la Universidad de Ámsterdam. “Ronan ya es una de las embajadoras más prominentes de la musicalidad animal. Su historia seguirá inspirando”.

¿Por qué debería importarte Ronan?

Más allá de la espectacularidad de ver a una leona marina moviéndose al son de la música disco, este fenómeno toca aspectos claves de la neurociencia, la educación musical, e incluso los futuros desarrollos de inteligencia artificial. Si un animal no parlante puede sentir el tempo, ¿hasta dónde llega realmente la frontera del ritmo y la percepción musical?

Ronan nos recuerda que la música, tan humana y al mismo tiempo tan universal, podría estar más profundamente enraizada en la biología animal de lo que jamás imaginamos. Quizás no solo bailamos por cultura, sino también porque, como Ronan, nuestros cerebros están diseñados para vibrar con el ritmo.

Lo que viene: el ensayo musical de las especies

Así como Snowball, el cacatúa bailarina, cambió la manera en la que evaluamos el talento musical en aves, Ronan puede ser el parteaguas que nos conduzca a un nuevo paradigma científico donde la música no sea exclusivamente humana. No sería extraño que en unos años, nuestros hijos aprendan sobre la “música evolutiva marina” como una rama formal de la biología.

Mientras tanto, sigamos disfrutando cada cabeceo disco de Ronan, que, si bien vive rodeada de agua, mantiene el ritmo mejor que cualquier DJ de playa.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press