Waupun: la prisión que se ha convertido en un símbolo de negligencia letal en EE. UU.

Muerte, abandono, drogas y escasez de personal: el alarmante deterioro del sistema penitenciario en Wisconsin expuesto en Waupun Correctional Institution

Un patrón inquietante de muertes en prisión

La prisión de máxima seguridad de Waupun, ubicada en Wisconsin y en funcionamiento desde 1854, ha estado envuelta en una espiral descendente de negligencia, mala gestión y presunta corrupción que ha resultado en la muerte de al menos siete reclusos desde 2023. Una cifra alarmante que ha encendido las alertas sobre el trato a las personas privadas de libertad en ese estado.

El caso más reciente, el de Donald Maier, un recluso de 62 años que murió de deshidratación y malnutrición tras días sin agua y sin acceso a tratamientos médicos adecuados, ha generado indignación nacional. Su madre, Jeanette Maier, presentó una demanda federal contra el Departamento de Correcciones del estado, el exalcaide de Waupun Randall Hepp y otros empleados del penal por violaciones a los derechos constitucionales de su hijo.

¿Cómo muere un hombre de sed en una prisión moderna?

De acuerdo con los documentos legales, el agua fue cortada intencionalmente en la celda de Maier como castigo por haberla inundado. Durante casi una semana, los guardias suspendieron el suministro, sin dejar constancia en los registros oficiales ni ofrecer acceso alternativo al agua, en clara violación de protocolos establecidos. Además, Maier no recibió medicación, a pesar de tener designación oficial como paciente con enfermedades mentales graves.

Como señala el informe forense del condado de Dodge, la causa oficial de muerte fue “deshidratación y fallo sistémico por inanición”. Un escenario más propio de campos de concentración que de un centro correccional del siglo XXI.

Un patrón sistemático de negligencia

El caso Maier no es aislado. Desde 2023 otros seis internos han muerto en circunstancias sospechosas:

  • Cameron Williams murió de un derrame cerebral en octubre de 2023. Su madre declaró que estuvo vomitando sangre y suplicando asistencia médica durante días sin recibir atención.
  • Dean Hoffman se suicidó en junio de 2023, aparentemente tras semanas sin ver profesionales de salud mental ni recibir medicación adecuada durante un periodo de encierro total.
  • Tyshun Lemons falleció de una sobredosis de fentanilo en octubre de 2023. Su hermana denunció la entrada sistemática de drogas ilegales en la prisión, facilitada por empleados corruptos.

Familiares de estas tres víctimas ya han interpuesto demandas similares, alegando tratos crueles, negligencia grave y mal manejo institucional.

Una prisión con historia, pero sin control

Construida en 1854, Waupun es la prisión más antigua de máxima seguridad en Wisconsin. Pero la historia no se convierte en legitimidad cuando está manchada por años de escándalos, huelgas de hambre, protestas por condiciones inhumanas y corrupción.

En octubre de 2023, un grupo de reclusos presentó una demanda colectiva alegando condiciones de vida insostenibles. Sin embargo, el caso fue desestimado en agosto de 2024 debido a que ocho de los diez demandantes no habían agotado los procedimientos internos de queja, algo que expertos en derecho penal consideran una estrategia sistemática de obstrucción institucional.

Una cultura de castigo, no de rehabilitación

En la raíz de esta crisis se encuentra una filosofía punitiva que ha reemplazado el propósito rehabilitador del encarcelamiento. Según la demanda de Jeanette Maier, el personal de la prisión actuó de forma represiva y sin empatía: apagaron el agua, omitieron registrar la acción y jamás le informaron a Maier si ya podía beber otra vez. Lo dejaron morir lentamente.

Los recortes presupuestales y la escasez de personal han llevado a una situación de “cansancio institucional”. Guardias sobrecargados, obligados a turnos dobles y sin formación en salud mental, han reaccionado con resentimiento y violencia hacia los presos. El problema no es individual, es sistémico.

Drogas, contrabando y empleados corruptos

Otra de las aristas más preocupantes de Waupun ha sido el ingreso ilegal de teléfonos móviles y sustancias contraladas, como fentanilo, al penal. Según una investigación federal, al menos un empleado de Waupun admitió haber introducido celulares y drogas a cambio de dinero. Esto pone en duda todos los sistemas de control internos.

La muerte de Tyshun Lemons por sobredosis expuso este circuito de corrupción. Activistas y familias de los reclusos exigen una investigación independiente, bajo el argumento de que no se puede confiar en una institución que protege a su personal mientras mueren sus internos.

¿Justicia por $500?

El caso Maier ha sido especialmente insultante para la sociedad civil por la resolución de uno de los implicados más visibles: el exalcaide Randall Hepp. Acusado de conducta delictiva grave por no garantizar que su equipo siguiera los protocolos establecidos, Hepp logró una condena mínima por cargos menores y solo enfrentó una multa de $500.

Por otro lado, ocho empleados más fueron acusados en junio por abusos y conductas inapropiadas. Una ya fue exonerada, y otra solo pagó $250. Los casos restantes siguen pendientes de resolución, pero ya se percibe un patrón de impunidad.

Repercusiones políticas e institucionales

Este escándalo ha reavivado los debates sobre la reforma carcelaria en Estados Unidos, especialmente en estados donde las instituciones penitenciarias son utilizadas como factor electoral y símbolo de “mano dura.” Waupun es ahora el símbolo máximo del fracaso del sistema penitenciario en Wisconsin.

Con las elecciones para gobernador programadas para 2026 en Wisconsin, es inevitable que la gestión carcelaria se convierta en un punto clave del debate. Aunque aún no hay señales de una reforma integral, organizaciones civiles como la Wisconsin Justice Initiative o ACLU-Wisconsin están presionando por medidas urgentes.

Un sistema que mata por omisión

El Estado tiene la responsabilidad constitucional de garantizar condiciones humanas para las personas privadas de libertad. La Octava Enmienda de la Constitución de EE. UU. prohíbe “castigos crueles e inusuales”, y numerosos fallos judiciales han sostenido que dejar morir a alguien por sed o negarle atención médica entra dentro de esta definición.

No obstante, la experiencia de Waupun parece desafiar esta realidad. Aquí, quienes deben velar por el bienestar de los reclusos participan activamente de su deterioro físico y mental.

No solo dejaron morir a mi hijo, estuvieron presentes para verlo morir”, declaró Jeanette Maier. Una frase que sintetiza con crudeza el drama de cientos de familias cuyas historias permanecen ocultas tras los muros opacos del sistema penitenciario más grande del mundo.

¿Cuál es el camino a seguir?

La intervención debe ser múltiple: auditorías independientes, restructuración del código penal, despenalización de delitos menores, fortalecimiento de programas de salud mental y, sobre todo, responsabilización real de los funcionarios que fallan a su deber legal y humano.

Mientras tanto, las demandas siguen acumulándose en los tribunales. El nombre “Waupun” hoy no significa rehabilitación ni justicia, sino muerte. Y en una democracia, eso no puede ser aceptable.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press