¿Trout está roto? El incierto presente del ídolo de los Angels y el drama de las lesiones en la MLB
Mientras Mike Trout vuelve a la lista de lesionados, otro puñado de estrellas enfrenta la incertidumbre física que amenaza carreras y temporadas. ¿Es sostenible el modelo actual de exigencia en Grandes Ligas?
Mike Trout es, sin duda, uno de los jugadores más dominantes que ha tenido el béisbol en el siglo XXI. Sin embargo, en los últimos cinco años su carrera ha sido marcada más por visitas al hospital que por cuadrangulares. La noticia más reciente: una contusión ósea en su rodilla izquierda que lo ha obligado a ingresar nuevamente a la lista de lesionados. Aunque el propio jugador restó gravedad al asunto, lo cierto es que, cuando Trout no está en el campo, se siente… y mucho.
Un historial que alarma: de MVP a 'paciente frecuente'
Desde 2021, Trout ha batallado contra dolencias una tras otra. Una distensión en la pantorrilla, problemas en la espalda, una fractura en el hueso ganchoso y dos cirugías en la rodilla izquierda lo han convertido en un habitué del quirófano. En total, ha jugado apenas 266 encuentros en cuatro temporadas, cuando un jugador saludable debería participar en más de 600. Este año no ha sido la excepción: tras iniciar con ilusión y nuevas responsabilidades en el jardín derecho y como designado, regresa a la lista de lesionados antes de cumplir una tercera parte de la temporada.
Las estadísticas no mienten: los Angels se desmoronan sin Trout
Este 2024, Trout presentaba de todas formas números preocupantes: .179 de promedio al bate, aunque con nueve jonrones que mostraban chispazos de su poder. Pero más allá de su propia producción, el contexto del equipo es sombrío. Los Angels perdieron 14 de sus últimos 18 partidos. La ofensiva colectiva es un desastre: promedio de .197, .582 de OPS y 186 ponches en 615 apariciones. Además, el peor porcentaje de embasado de toda la MLB (.271).
En palabras del mánager Ron Washington: “Ya hemos sentido lo que es no tener a Mike. Quiero saber qué se siente tenerlo de verdad, sano, marcando diferencias desde el campo y el dugout.”
Ramírez y las lesiones por el maldito primer cojín
Trout no es el único con problemas. José Ramírez, estrella de los Cleveland Guardians, abandonó el partido ante los Toronto Blue Jays tras tropezar de forma extraña en la primera base y ser golpeado por un tiro. El resultado: esguince en el tobillo derecho.
Curiosamente, no es la primera vez en semanas que un jugador de élite sufre una lesión en esta parte del campo. Incluso la jugada de Trout que derivó en la contusión ocurrió justo al buscar la primera almohadilla. Ya lo decía Lou Gehrig: el béisbol se decide en los primeros pasos… y también puede doler allí.
Ramírez, con promedio de .274 y que venía de un hito (ser el primer antesalista primario en alcanzar 250 HR y 250 bases robadas), es esencial para los Guardians. Que no sea algo grave es prácticamente una oración colectiva entre los aficionados de Cleveland.
Una juventud bajo presión: la historia de Blade Tidwell
Mientras las estrellas veteranas caen por lesiones, hay relevo joven que asume grandes retos. Es el caso de Blade Tidwell, lanzador de 23 años llamado por los Mets para debutar ante los St. Louis Cardinals. Tidwell, seleccionado en la segunda ronda del Draft de 2022, tenía números discretos en Triple A (1-2, 5.00 ERA), pero su potencial lo respalda: 37 ponches en 27 entradas, y una recta con vida que entusiasma.
Esta decisión responde también a la intensa carga de partidos de los Mets (13 días seguidos compitiendo). Según el mánager Carlos Mendoza: “Necesitábamos darle descanso al resto de la rotación. Blade se ganó la oportunidad. Lo hemos visto en el spring training y confiamos en su capacidad.”
Los Mets lideran las Grandes Ligas en estadísticas de pitcheo colectivo, con 2.68 de efectividad y 303 ponches hasta ahora. El contexto no podría ser mejor (ni más desafiante) para el joven prospecto.
¿Son sostenibles las exigencias físicas actuales?
Estos tres casos no son aislados: son síntomas de un ecosistema exigente, con más fuerza, más velocidad… y más lesiones. Las temporadas de 162 juegos, los viajes constantes, el estrés competitivo y un modelo que premia el rendimiento diario parecen pasar factura.
En 2023, la MLB vio más de 5,100 lesiones reportadas en lista de lesionados, una cifra récord. Y aunque varias organizaciones han invertido en biomecánica, nutrición e inteligencia artificial para prevenir problemas físicos, lo cierto es que los cuerpos, por más preparados que estén, tienen un límite.
Es claro que mantener saludables a las estrellas es vital, no solo por rendimiento, sino por negocio: Mike Trout firmó un contrato por 426.5 millones de dólares hasta 2030. Trabajar 80 partidos por año no es negocio ni para él, ni para los Angels, ni para la liga.
El dilema emocional del ídolo lesionado
Más allá de las estadísticas, hay una dimensión humana. Cuando Trout dijo “no sentí un ‘pop’, solo algo raro”, reflejó el trauma de quien ha aprendido a tener miedo incluso a malas sensaciones. Ya no se juega solo contra equipos rivales, sino contra el miedo al cuerpo que no responde.
¿Qué impacto tiene esto en el público? ¿Se empieza a dudar del legado de figuras como Trout si no pueden estar en el terreno? ¿Podremos hablar de una carrera de Salón de la Fama si sus últimas temporadas son recuerdos de salas de rehabilitación?
Lo cierto es que el espectáculo necesita a sus superestrellas. Y ver a tantas de ellas alejadas por culpa de lesiones –en campos, muchas veces, inofensivos– debería cuestionar tanto a médicos como a estrategas. ¿Se está yendo demasiado lejos con la intensidad del juego moderno?
Los próximos pasos
Mientras tanto, la afición espera el regreso de Trout –que asegura que esta vez no pasó de un susto–, sigue pendiente del informe médico de Ramírez y cruza dedos por un debut deslumbrante de Blade Tidwell. Pero el mensaje es claro: el béisbol vive una crisis silenciosa, donde el esguince es más frecuente que el jonrón.
Y donde los héroes del diamante, tristemente, pasan más tiempo con batas blancas que con uniformes.