Adiós al General: El legado legendario de Gregg Popovich y la nueva era de Mitch Johnson en los Spurs
Tras 29 años al mando, Popovich deja su silla de coach a Mitch Johnson, marcando una transición histórica para San Antonio
San Antonio ha vivido una de las transiciones más significativas en la historia de la NBA: Gregg Popovich, el entrenador más laureado de la liga y símbolo inconfundible de los Spurs, decidió poner fin a su etapa en el banquillo. Su relevo, casi inesperado, cae en las manos de Mitch Johnson, un joven coach que comenzó en la G-League y que ha sido moldeado bajo la sombra del propio Pop.
Popovich: El arquitecto de una dinastía
Son pocas las personalidades que han impactado tanto a una organización deportiva como lo ha hecho Gregg Popovich con los Spurs. Desde que asumió el puesto de entrenador en jefe el 10 de diciembre de 1996, tras despedir a Bob Hill siendo él mismo el gerente general, su huella quedó grabada para siempre. El equipo estaba en ruinas con un récord de 3-15. Sin embargo, con el regreso de David Robinson y la suerte del sorteo del draft en 1997, Pop trajo consigo a un nombre que también pasaría a la historia: Tim Duncan.
El dúo Popovich-Duncan no solo reformuló el ADN de los Spurs, sino que también estableció un estándar de consistencia, ética de trabajo y humildad competitiva. Junto a figuras como Manu Ginóbili, Tony Parker, Kawhi Leonard y el propio Duncan, Popovich conquistó cinco campeonatos de la NBA (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014) y se convirtió en el entrenador con más victorias en la historia de la liga, con un récord de 1,422-869.
Más que títulos: un mentor humano y revolucionario
Popovich nunca fue solo un entrenador de baloncesto. Su paso por la Air Force Academy moldeó su carácter, disciplina y visión de liderazgo. A lo largo de su carrera, cultivó relaciones fuertes basadas en la confianza y el respeto. Sus conferencias de prensa, aunque breves, se volvieron virales por su honestidad y, a veces, sarcasmo. Pero fuera del foco mediático, era un mentor devoto, activista político enfático y defensor de la diversidad.
De hecho, fue Popovich quien rompió barreras al contratar a Becky Hammon en 2014, convirtiéndola en la primera entrenadora asistente a tiempo completo en la historia de la NBA. Más adelante, Hammon sería también la primera mujer en dirigir a un equipo en un partido oficial de la NBA.
El derrame cerebral y el adiós inevitable
El 2 de noviembre de 2024, Popovich sufrió un derrame cerebral horas antes de un partido contra Minnesota. Aunque se mantuvo como entrenador jefe oficialmente, no dirigió el equipo desde el banquillo. Su lugar fue ocupado por el asistente Mitch Johnson. En febrero de 2025, Pop emitió un comunicado donde confirmaba que no volvería esa temporada, alabando el trabajo de Johnson. Finalmente, el 2 de mayo de 2025, se despidió oficialmente como entrenador.
“Mientras mi amor y pasión por el juego permanecen, he decidido que es tiempo de apartarme como entrenador jefe”, dijo Popovich. “Estoy eternamente agradecido con los jugadores, entrenadores, staff y aficionados que me permitieron servirlos.”
Mitch Johnson: De la G-League al centro del escenario
La historia de Mitch Johnson tiene tintes de guion cinematográfico. Tras pasar años trabajando en la filial de los Spurs en la G-League, los Austin Spurs, llegó a San Antonio en 2019 como parte del cuerpo técnico principal. Sin planificación alguna, tuvo que tomar las riendas del equipo en noviembre de 2024. Johnson dirigió los últimos 77 partidos de la temporada, con un récord de 32-45.
Curiosamente, esos resultados todavía se atribuyen oficialmente a Popovich, pero a partir de la próxima temporada, Johnson arrancará con un expediente técnico limpio.
“Cuando acepté el puesto en Austin hace más de nueve años, jamás imaginé que esto podría pasar. A veces, las oportunidades más grandes aparecen desde los lugares más inesperados,” expresó Mitch Johnson.
Su designación como nuevo entrenador en jefe fue recibida con optimismo dentro del vestuario. El fenómeno francés Victor Wembanyama, quien representa el futuro de la franquicia, expresó su total confianza en él.
“Confío en la organización... y confío en Mitch para crecer en ese papel. Así que creo que estamos en buenas manos,” comentó el joven prodigio.
¿Qué significa este cambio para los Spurs?
La transición de Popovich a Johnson marca el inicio formal de una nueva era. Es una apuesta arriesgada, sí, pero también simboliza la continuidad filosófica del proyecto Spurs. Johnson conoce la cultura, ha sido formado bajo el mismo sistema y ahora tiene la responsabilidad de liderar una reconstrucción liderada por Wembanyama.
No es descabellado imaginar que los Spurs están repitiendo el modelo que les dio éxito en el pasado: Pop asumió el cargo tras despedir al anterior entrenador con un equipo desmoronado y luego obtuvo a Duncan vía draft. Similarmente, Johnson asume tras una etapa difícil y con otra gran promesa generacional como lo es Wemby.
Los números de una dinastía
- 1,422 victorias logradas por Popovich en temporada regular
- 170 victorias en Playoffs (3.º en la historia)
- 5 títulos de la NBA (1999, 2003, 2005, 2007, 2014)
- 3 veces Entrenador del Año (2003, 2012, 2014)
- 1 medalla de oro olímpica (Tokio 2021)
Además, fue uno de los entrenadores con más longevidad en todos los deportes profesionales estadounidenses, con 29 temporadas consecutivas al mando, solo superado en duración por leyendas como Connie Mack (MLB) o George Halas (NFL).
Lo que sigue
El reto de Mitch Johnson no es menor. Acostumbrados a la excelencia, los fans de San Antonio esperan progreso inmediato. Sin embargo, es hora de ver cómo la juventud —tanto en el banquillo como en la cancha— puede evolucionar hacia una nueva dinastía. La apuesta está sobre la mesa. Y tal como decía Pop:
“No hay nada como ver crecer a alguien desde abajo... eso es lo que siempre me ha dado más alegría. Ver cómo el trabajo da frutos.”
Ahora, Popovich seguirá sirviendo a la organización como presidente de operaciones, observando desde arriba cómo su pupilo conduce el barco que él mismo ayudó a construir.
La era Popovich fue más que baloncesto. Fue una filosofía de vida plasmada en cada jugada. Y si algo queda claro tras su salida, es que su legado está en buenas manos.