Gaza, entre la ayuda humanitaria y el control militar: ¿una tragedia gestionada?
A medida que se agrava la crisis humanitaria en Gaza, la propuesta israelí de controlar la distribución de ayuda mediante su ejército o empresas privadas suscita duras críticas y preocupación por potenciales violaciones al derecho internacional
Bloqueo total en Gaza: la ayuda como arma de guerra
Desde marzo de 2025, Israel ha impuesto un bloqueo total sobre la Franja de Gaza, impidiendo el ingreso de alimentos, agua, medicinas y combustible. El gobierno israelí justifica esta medida como una herramienta para presionar a Hamás a liberar a los 59 rehenes que aún retiene tras los ataques de octubre de 2023.
Sin embargo, diversas agencias de ayuda humanitaria y organizaciones internacionales denuncian que este bloqueo está generando una de las crisis más devastadoras que ha vivido Gaza en los últimos años. Más de 2.1 millones de palestinos están atrapados bajo una situación desesperada con escasez extrema de recursos esenciales.
¿Militares distribuyendo ayuda humanitaria?
La propuesta israelí de que su ejército o empresas privadas de seguridad se encarguen de distribuir la ayuda ha generado un fuerte rechazo por parte de organizaciones como Oxfam, Médicos Sin Fronteras, y la propia ONU. Según los documentos revisados y compartidos por más de 40 grupos humanitarios, este plan incluye la creación de cinco centros de distribución en el sur de la Franja, todos cercanos a la corriente militar de Netzarim, lo que aislaría aún más al norte de Gaza.
Según estándares humanitarios internacionales, para atender adecuadamente a una población de más de dos millones de personas, deberían establecerse al menos 100 puntos de distribución. Limitar el acceso a solo cinco podría obligar a cientos de miles de palestinos a desplazarse, lo cual está prohibido por el derecho internacional humanitario.
Organizaciones bajo presión y posibles represalias
Otro de los aspectos alarmantes de los planes israelíes es una potencial revisión obligatoria del personal de las ONG y el requisito de nuevos registros coordinados por el gobierno. Esto incluye el suministro de información personal de los trabajadores humanitarios, una práctica que las organizaciones ven como una amenaza a la neutralidad e independencia de la labor humanitaria.
Bushra Khalidi, líder política de Oxfam, declaró: “Trabajar directamente con el ejército en la entrega de ayuda es aterrador. Debería preocupar a cada palestino en Gaza, y a cada trabajador humanitario en el mundo”.
Empresas privadas: ¿otra forma de militarizar la ayuda?
Ante el rechazo de las organizaciones humanitarias, Israel ha empezado a explorar la posibilidad de contratar empresas privadas de seguridad internacional para que gestionen la entrega de ayuda. Una de ellas, Safe Reach Solutions, con sede en Estados Unidos, ya ha contactado a diversas entidades para organizar un sistema piloto en el sur de Gaza. Las organizaciones han manifestado su absoluto rechazo a participar.
Un portavoz de la Comisión Europea señaló que ninguna empresa privada es considerada un socio humanitario elegible para subvenciones de ayuda. A su vez, Estados Unidos ha evitado comentar oficialmente sobre el uso de empresas militares privadas en este contexto.
¿Quién recibe la ayuda y quién no?
Una de las propuestas más controvertidas que ha salido de las conversaciones con funcionarios israelíes es la posibilidad de restringir quién puede recibir ayuda. Las organizaciones denuncian que se establecería un procedimiento opaco e impreciso mediante el cual Israel decidiría qué palestinos califican para asistencia humanitaria. Esto iría en contra de los principios fundamentales de imparcialidad y universalidad de la ayuda humanitaria.
Además, se menciona que las críticas a Israel o cualquier actividad considerada como una delegitimación del Estado israelí podrían ser causa suficiente para vetar a una ONG.
¿Un régimen de ‘campo de internamiento’?
Reportes internos de 20 organizaciones que trabajan en Gaza alertan sobre el peligro de que este sistema derive en una situación de desplazamiento forzado masivo o en condiciones similares a campos de internamiento. A medida que las familias necesiten moverse hacia los centros de distribución, podrían acabar en áreas controladas bajo supervisión militar y alejadas de sus viviendas.
Claire Nicolet, de Médicos Sin Fronteras, expresó su temor en voz alta: “Estoy muy asustada por esto. No hay manera de que esto no termine con muertes y tragedias”.
Trágicamente, ya ha ocurrido. Ha habido múltiples incidentes en los que soldados israelíes dispararon contra multitudes alrededor de camiones de ayuda. En uno de ellos, decenas de palestinos murieron, algunos por balas, otros por haber sido pisoteados por la muchedumbre.
La ayuda humanitaria no es solo cajas con comida
Gavin Kelleher, exempleado del Consejo Noruego para Refugiados en Gaza, destaca un punto clave: “La ayuda humanitaria es mucho más que raciones alimenticias recogidas en una caja una vez al mes”. Las cajas pueden pesar más de 45 kilos y transportarlas en el territorio es sumamente difícil por la falta de combustible y medios de transporte.
A esto se suma la necesidad de incluir atención médica, agua potable, saneamiento e infraestructura básica, elementos que no han sido contemplados en la propuesta israelí.
Una crisis que desafía la moral y el derecho
La responsabilidad de proteger a la población civil en tiempos de guerra está consagrada en el Derecho Internacional Humanitario, específicamente en la Convención de Ginebra. El vocero de la ONU, Jens Laerke, lo resume así: “Israel tiene la responsabilidad de facilitar nuestro trabajo, no de usarlo como arma”.
Si el Estado israelí obstaculiza el trabajo humanitario y no proporciona alternativas viables, deberá asumir las consecuencias morales y legales de negar auxilio a más de 2 millones de personas confinadas en un área bombardeada y asediada.
¿Qué dice la comunidad internacional?
- La Unión Europea se ha manifestado en contra de cualquier intento de militarizar o privatizar la distribución de la ayuda.
- El Departamento de Estado de EE.UU. ha evitado pronunciarse, pese a su rol diplomático clave en la región.
- Numerosos organismos y ONG advierten que permitir un precedente como este podría replicarse en otros contextos de guerra y crisis humanitaria.
La pregunta que queda flotando no es sólo si se debería controlar la ayuda humanitaria, sino si lo que está ocurriendo es compatible con la humanidad misma.
“Para nosotros, permitir que los militares gestionen la ayuda sería el fin de los principios humanitarios. Sería admitir que la guerra puede decidir quién vive y quién muere sin ninguna mediación humana”, concluyó un líder humanitario de alto nivel que prefirió mantenerse en el anonimato.
Con una población al borde del colapso y sin soluciones reales a la vista, Gaza se ha convertido en un campo de prueba no solo para los derechos humanos, sino para el futuro de la asistencia internacional en tiempos de conflicto.