Viajes de poder y controversia: JD Vance, el nuevo rostro diplomático de Estados Unidos
Del Taj Mahal al Vaticano, la estrategia global del joven vicepresidente mezcla familia, acuerdos y mensajes contundentes
Un nuevo actor global: el ascenso de JD Vance
Con tan solo 40 años y unos cuantos años de experiencia política, JD Vance se ha convertido rápidamente en una de las figuras más visibles del nuevo ciclo político estadounidense. Una vez nombrado vicepresidente por Donald Trump, Vance ha optado por una diplomacia frontal, activa y, a veces, controversial. Pero también profundamente simbólica, cuidadosamente diseñada para mostrar su imagen de líder global que conecta política, familia y cultura en cada misión internacional.
Del Senado a los escenarios internacionales
La fulgurante trayectoria política de Vance es una anomalía en la historia moderna de EE. UU. Con solo dos años en el Senado antes de asumir la vicepresidencia, el exautor del libro Hillbilly Elegy se ha propuesto consolidar su perfil nacional e internacional con viajes estratégicos que combinan diplomacia dura y blanda.
En los primeros meses del nuevo mandato de Trump, Vance ha visitado Europa, Groenlandia, India, Italia y otros países clave. En cada destino ha sostenido reuniones de alto nivel, pronunciado discursos provocadores y, de manera paralela, promovido la imagen de un padre joven, moderno y conectado con el mundo.
“America First” sin filtros: discurso en París y Munich
Uno de sus momentos más sonados ocurrió en febrero en París, durante una cumbre sobre inteligencia artificial. Vance reafirmó allí la necesidad de mantener la supremacía tecnológica estadounidense, una versión modernizada del mantra "America First". Apenas unos días después, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, sus palabras crearon un revuelo entre los asistentes: enfocó su intervención más en la salud de la democracia que en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
El académico Joel Goldstein, experto en vicepresidencias, señaló que este tipo de posicionamientos son intentos deliberados de crear un “perfil propio” en política exterior. “Vance está construyendo su legitimidad internacional desde cero, y el escenario global es fundamental para ese proceso”, afirmó.
Vance en India e Italia: acuerdos, símbolos y familia
Las visitas a India e Italia en abril incluyeron tanto aspectos diplomáticos como fuertes cargas simbólicas. En Nueva Delhi, tras reunirse con el Primer Ministro Narendra Modi, anunció un marco para negociar un acuerdo comercial EE. UU.-India. En Roma, se encontró con la ministra Giorgia Meloni y con el Papa Francisco apenas un día antes de que el pontífice falleciera. Estas reuniones reforzaron su imagen de figura institucional en crecimiento.
Además, aprovechó para viajar con su esposa Usha —de ascendencia india— y sus hijos. En un gesto que dio la vuelta al mundo, fueron fotografiados frente al Taj Mahal, con trajes tradicionales indios. Y también posaron frente a la restaurada Catedral de Notre Dame, en París, y a las puertas del Vaticano.
Controversias: accesos exclusivos, críticas y cierre de lugares históricos
No todo ha sido recibido con brazos abiertos. La familia Vance fue criticada duramente por la decisión de cerrar temporalmente el Coliseo romano y el Taj Mahal al público general, para permitir visitas a la familia vicepresidencial. A raíz de ello, incluso se presentó una queja legal por parte de un grupo de consumidores en Roma.
Fotografías en el interior de la Capilla Sixtina, donde habitualmente está prohibido tomar imágenes, también generaron polémica. Sin embargo, en ese caso el Vaticano confirmó que autorizó la breve sesión fotográfica, como ha ocurrido en visitas anteriores de dignatarios estadounidenses.
Diplomacia familiar: ¿estrategia de imagen o conexión cultural?
Expertos en políticas públicas y comunicación social coinciden en que los viajes en familia no sólo humanizan a Vance, sino que fortalecen su cercanía emocional con votantes y países aliados internacionales. Christopher Devine, politólogo de la Universidad de Dayton, afirmó:
“Ver a Vance junto a su familia genera una imagen más cercana, menos polémica. En un político con niveles bajos de popularidad, ese tipo de fotos puede ser vital.”
Usha Vance lo explicó de manera directa durante una entrevista en India con NDTV: “Queríamos hacer este viaje desde hace años. Es un sueño poder compartir con mis hijos el país donde nacieron mis padres.”
Una generación distinta en el poder
JD Vance es el primer vicepresidente de la generación millennial. Sus formas, prioridades y maneras de trabajar reflejan el cambio generacional. La psicóloga Jean Twenge, experta en dinámicas generacionales, comentó:
“Los millennials difuminan las fronteras entre trabajo y vida personal de forma natural. No es que descuiden una faceta, sino que integran ambas en su estilo de vida.”
Prueba de ello es que, incluso luego de varias reuniones diplomáticas, Vance se da el tiempo para compartir una cerveza con soldados estadounidenses y tomarse selfies con ellos mientras firma refrigeradores portátiles (kegerators), como ocurrió en una reciente visita a Alemania.
¿Diplomacia o espectáculo político?
Para algunos analistas, los viajes internacionales del vicepresidente no están exentos de cálculo político. Las visitas familiares, discursos provocadores y alto perfil en las redes sociales pueden estar diseñados, no tanto como estrategia diplomática, sino como preludio a futuras ambiciones presidenciales.
Brad Blakeman, exasesor del presidente George W. Bush y colaborador ocasional de los equipos de viaje de Vance, defendió la combinación de agenda oficial y cultural. “Visitar sitios icónicos de cada país ayuda a generar respeto mutuo y simpatía. La clave es equilibrar los intereses estratégicos con el protocolo cultural”, dijo.
Vance y la continuidad de una tradición presidencial
JD Vance no es el primero en llevar a su familia a giras diplomáticas. Joe Biden en su época de vicepresidente viajaba con su nieta. Barack Obama viajó frecuentemente acompañado por Michelle y sus hijas. Chelsea Clinton también fue figura repetida en los viajes de los años 90.
En todos los casos, la lógica ha sido clara: durante el limitado tiempo que se tiene en el gobierno, se busca multiplicar las oportunidades de mostrar liderazgo y humanidad a la vez.
Una visión del mundo en desarrollo
Resulta evidente que los viajes de JD Vance funcionan como una especie de "campaña global de branding". Un político joven, con un estilo frontal, que lleva a su familia de la mano y mezcla discursos duros sobre geopolítica con respeto por la cultura local. Puede molestar a más de uno, pero también conecta con una base electoral joven y cosmopolita.
Asimismo, le permite explorar su posicionamiento internacional ante eventuales escenarios futuros. Como señaló un analista europeo en Múnich que prefirió el anonimato: “No lo vemos aún como líder global de pleno derecho, pero tampoco podemos ignorar lo que está construyendo. Está plantando banderas.”