El caso Tyre Nichols: ¿hasta qué punto debe rendir cuentas la policía en Estados Unidos?

El juicio contra los exoficiales de Memphis revive debates sobre la brutalidad policial, la rendición de cuentas y la confianza pública en los cuerpos de seguridad

Un caso que sacudió a Memphis y al país

El 7 de enero de 2023, Tyre Nichols, un joven afroamericano de 29 años, fue detenido por agentes de policía en Memphis durante un control de tráfico. Lo que siguió después fue una paliza brutal capturada por cámaras de vigilancia que indignó a la nación. Nichols murió tres días después por traumatismo contundente.

Hoy, más de un año después, tres exoficiales —Tadarrius Bean, Demetrius Haley y Justin Smith— enfrentan cargos estatales por homicidio en segundo grado, agresión agravada, secuestro agravado y otros delitos. Dos de los cinco implicados, Desmond Mills Jr. y Emmitt Martin III, ya se han declarado culpables y cooperan con las autoridades.

El jurado y el entorno del juicio

Debido a la publicidad y la conmoción causadas en Memphis, el juez James Jones Jr. decidió que el juicio se celebrara con un jurado seleccionado en el condado de Hamilton, donde está Chattanooga. Este cambio buscaba garantizar un juicio justo, fuera del radio de influencia mediática y emocional que impregnó la ciudad natal de Nichols.

Los 12 miembros del jurado han escuchado días de argumentos y testimonios desgarradores, incluida la recreación de los momentos en los que Nichols fue golpeado hasta el punto de apenas poder respirar o hablar, mientras llamaba a su madre.

¿Resistencia o uso excesivo de fuerza?

La defensa pone énfasis en que Nichols intentó huir del control policial y no colaboró para ser esposado. Argumentan que los oficiales reaccionaron conforme a políticas internas, especialmente luego del uso fallido de gas pimienta, que acabó afectando a un oficial en lugar de a Nichols.

Durante el juicio, Mills testificó que lamentaba no haber intervenido para detener la agresión, pero también señaló que el comportamiento de Nichols fue evasivo. Sin embargo, reconoció que el joven nunca golpeó ni intentó agredir a los oficiales.

Un patrón de abuso policial

El caso Nichols no es aislado. La Unidad Scorpion a la que pertenecían los oficiales estaba diseñada para “suprimir el crimen”, pero múltiples informes y testimonios apuntan a que utilizaban fuerza excesiva y actuaban sin supervisión adecuada. La misma unidad fue disuelta tras la muerte de Nichols.

La investigación del Departamento de Justicia realizada tras 17 meses concluyó en diciembre de 2023 que el Departamento de Policía de Memphis tiene patrones discriminatorios y hace uso excesivo de la fuerza, especialmente contra población negra.

“El patrón no se limita a individuos —es una cultura dentro del cuerpo policial que debe cambiarse desde sus cimientos,” concluyó el informe del DOJ.

La mediatización y la lucha por justicia

Desde el video viral hasta las protestas pacíficas en distintas ciudades —algunas de ellas muy similares a las vividas tras el asesinato de George Floyd en 2020—, el caso Nichols se volvió emblema de una lucha más amplia: la justicia racial y la reforma de la policía en Estados Unidos.

Aunque hay consenso sobre la necesidad de rendición de cuentas, existe debate sobre las soluciones: ¿más formación policial?, ¿cámaras corporales obligatorias?, ¿rebaja de presupuestos?, ¿redistribución de responsabilidades hacia psicólogos y trabajadores sociales?

La perspectiva legal: un juicio clave

Este juicio tiene implicaciones profundas. No solo busca determinar responsabilidades puntuales, sino demostrar si el sistema judicial puede procesar y sancionar efectivamente casos de brutalidad policial en los que los agresores también son agentes del orden.

La condena por cargos federales ya impuesta a los cinco exoficiales establece un precedente en el terreno de derechos civiles. Pero la sentencia estatal por homicidio puede enviar un mensaje aún más contundente sobre la responsabilidad directa y penal de quienes abusan de su placa.

Política y percepción pública

En una ciudad como Memphis, mayoritariamente afroamericana, los cuerpos de seguridad enfrentan una crisis de credibilidad. Según una encuesta del Pew Research Center de 2023, solo el 24% de los afroamericanos confía en que la policía trate de forma justa a personas de raza negra.

La percepción de impunidad y estructuralidad del racismo policial mina la colaboración ciudadana, alienta la desconfianza y alimenta el desacato. Casos como el de Nichols no solo desangran físicamente a una víctima; erosionan la legitimidad de todo un sistema institucional.

¿Puede cambiar algo realmente?

Algunos estados y ciudades han tomado medidas, como la aprobación de leyes de transparencia y rendición de cuentas, la eliminación del uso de estrangulamientos o la creación de comisiones civiles independientes. No obstante, críticos argumentan que estas medidas son parches ante una herida estructural mucho más profunda.

Según Campaign Zero, organización sin fines de lucro que monitorea la violencia policial, 1,201 personas murieron a manos de la policía estadounidense en 2023, una cifra que se mantiene en alza constante desde 2013. Sólo en el 2% de los casos se acusó al policía involucrado.

El dilema de la seguridad urbana

Mientras los ciudadanos exigen justicia y reformas, otros señalan la necesidad de mantener la seguridad en las calles. ¿Cómo equilibrar el respeto a los derechos humanos con la eficacia policial frente al crimen violento? ¿No está acaso la legitimidad misma de los cuerpos de seguridad erosionada si no cumplen estándares éticos y legales?

¿Qué viene después?

Si el veredicto determina la culpabilidad de los exoficiales, se abre una nueva página en la narrativa. No sólo serviría de reparación simbólica para la familia de Nichols, sino como elemento disuasorio para otros agentes. La otra cara es si las penas resultan leves o si no se logra la condena: reforzarían la idea de impunidad.

Tyre Nichols murió pidiendo ayuda, llamando a su madre. Su nombre ahora se encuentra entre los de George Floyd, Breonna Taylor, Eric Garner y tantos otros. Y su caso, en medio de las salas frías de un juicio y los titulares de noticias, sigue preguntando a gritos a la sociedad estadounidense: ¿quién vigila a los vigilantes?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press