Guerra en Gaza: ¿Por qué no se vislumbra el final tras 19 meses de sangre y fuego?
Entre intereses políticos, objetivos irreconciliables e inmensas pérdidas humanas, la guerra entre Israel y Hamas parece eternizarse
Un conflicto sin tregua: lo que comenzó el 7 de octubre de 2023
La actual guerra en Gaza tiene su inicio en un evento que marcará por siempre la historia de Israel y Palestina: el 7 de octubre de 2023, militantes del grupo islamista Hamas atacaron el sur de Israel, matando a unas 1,200 personas y secuestrando a 251. Aquella fecha destrozó el paradigma de seguridad israelí y, desde entonces, ha provocado una respuesta sin precedentes del Estado hebreo.
En los meses posteriores, Israel ha lanzado una intensiva campaña militar en Gaza, con el objetivo declarado de erradicar a Hamas. Según datos de autoridades sanitarias palestinas, que no distinguen entre civiles y combatientes, la ofensiva ha dejado más de 52,000 muertos en Gaza.
¿Qué quiere Israel?
El gobierno israelí, encabezado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, ha reiterado una y otra vez que no pondrá fin al conflicto hasta que Hamas sea destruido por completo. Esta postura ha sido resumida con contundencia: "Hamas no puede seguir gobernando Gaza”.
A pesar de las crecientes acusaciones de crímenes de guerra en tribunales internacionales y de las enormes pérdidas civiles, Israel ha intensificado sus planes en las últimas semanas. Esto incluye lo siguiente:
- La toma total de la Franja de Gaza, desmantelando los enclaves de Hamas.
- El desplazamiento forzoso de cientos de miles de palestinos.
- El control casi total sobre la distribución de ayuda humanitaria.
Una encuesta del Instituto Israelí de Democracia a fines de abril de 2025 mostraba que 58% de los israelíes apoyaban un alto al fuego si incluía el regreso de los rehenes. Sin embargo, Netanyahu ha sido firme: "no habrá tregua sin desarme y salida de Hamas”.
¿Y qué dice Hamas?
Del otro lado, Hamas dice estar dispuesto a ceder el poder político en Gaza a otros representantes palestinos, pero se niega rotundamente a desarmarse. Exige:
- Una retirada total de las tropas israelíes de Gaza.
- El fin de la guerra.
Según Hamas, estarían dispuestos incluso a liberar a todos los rehenes detenidos en Gaza a cambio de estas condiciones.
Netanyahu, sin embargo, ha rechazado que la Autoridad Nacional Palestina (de orientación moderada y con sede en Cisjordania) asuma el control de Gaza. Tampoco ofrece una alternativa viable, y sigue oponiéndose firmemente a la creación de un Estado palestino en Gaza o Cisjordania.
Un movimiento radical con profundas raíces
Hamas fue fundado a fines de los años 80 como una escisión de los Hermanos Musulmanes. Su rechazo a reconocer la existencia del Estado de Israel ha sido una de sus principales banderas desde sus inicios. A lo largo de más de 18 años gobernando Gaza, ha forjado una estructura que va más allá de lo militar:
- Un ala político-administrativa con influencia social significativa.
- Una red subterránea de túneles que permite movilidad y escondites estratégicos.
- Medios de comunicación, escuelas y servicios asistenciales dirigidos a la población.
Este arraigo ha permitido a Hamas resistir incluso frente a ataques devastadores. Y, quizás más preocupante, muchos palestinos consideran la resistencia armada como la única vía hacia la independencia, ya que los mecanismos de negociación han fracasado históricamente.
Decisiones políticas enmarcan las balas
La supervivencia política de Netanyahu está íntimamente ligada a la continuidad del conflicto. Su coalición de gobierno depende de partidos de extrema derecha que han amenazado con retirarle su apoyo si acepta un acuerdo que no implique la aniquilación de Hamas.
Esto lo sitúa en una encrucijada: muchos en la sociedad israelí piden el fin de la guerra y la devolución de los 59 rehenes restantes, 24 de los cuales se estima que aún están vivos. Sin embargo, Netanyahu no puede ceder sin arriesgarse a perder el poder.
Y hay motivos adicionales que lo motivan políticamente:
- Está siendo juzgado por cargos de corrupción.
- No ha aceptado realizar una investigación independiente sobre los errores de inteligencia que permitieron el ataque del 7 de octubre.
- Sus decisiones han generado una intensa crítica interna, incluyendo protestas multitudinarias y divisiones dentro de los cuerpos militares y de seguridad.
La sombra de Trump y el apoyo internacional
Uno de los principales factores que han permitido a Israel mantener la ofensiva sin consecuencias diplomáticas mayores es el renovado apoyo del expresidente estadounidense Donald Trump, quien ha reiterado que Hamas es el responsable de todo el sufrimiento civil en Gaza.
Durante el mandato de Joe Biden, sí hubo presiones a Israel por parte de diplomáticos estadounidenses debido al creciente número de muertos y la crisis humanitaria. Pero con el regreso de Trump al poder, hay carta blanca para que el ejército israelí continúe su misión.
Trump incluso ha mencionado planes para reubicar a la población palestina de Gaza, una idea que anteriormente se consideraba impensable y extremista incluso dentro del espectro político israelí, pero que ahora recibe apoyo de figuras como Netanyahu y su ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir.
Una ayuda humanitaria secuestrada
Gaza vive una crisis humanitaria de proporciones bíblicas. Las cifras hablan por sí solas:
- El 80% de los 2.2 millones de personas de Gaza requieren asistencia humanitaria urgente.
- Según UNICEF, más de 600,000 niños sufren de desnutrición.
- El bloqueo impuesto por Israel impide la entrada de medicamentos, agua y alimentos básicos.
Trump y el gobierno israelí culpan a Hamas de apoderarse de la ayuda, pero organizaciones como la ONU o Médicos Sin Fronteras han denunciado que las verdaderas barreras son militares y administrativas impuestas por Israel, que controla los pasos fronterizos.
¿Un nuevo tipo de ocupación?
Los planes israelíes, según ha trascendido de fuentes oficiales y reportes periodísticos internacionales, incluyen la creación de corredores militares permanentes dentro de Gaza, desde donde se pueda supervisar el movimiento de personas y bienes.
Esto equivaldría a una ocupación militar indirecta, algo que contradice el discurso de que Israel no quiere gobernar Gaza, sino únicamente garantizar su seguridad. Pero muchos analistas coinciden en que este enfoque es insostenible a largo plazo, y podría alimentar aún más la radicalización de las nuevas generaciones palestinas.
Una guerra sin fin a la vista
Con dos partes enfrentadas cuyas demandas son completamente incompatibles, y una comunidad internacional que ha optado en muchos casos por apoyar o mirar hacia otro lado, el conflicto en Gaza parece muy lejos de su final.
La historia muestra que cada ofensiva, cada plan de ocupación, cada estrategia de exterminio, solo ha sembrado nuevas semillas del odio, en ambos lados. El precio lo pagan los civiles: hombres, mujeres, y sobre todo niños, que no conocen más que la violencia como contexto de vida.
Como resumió el analista israelí Amos Harel para Haaretz: “Esta es una guerra sin ganadores. Solo hay pérdida.”
Fuentes consultadas:
- UN OCHA Humanitarian Situation Report on Gaza (2025)
- Instituto de Democracia de Israel – encuesta abril 2025
- Haaretz, The New York Times, y Al Jazeera – reportes de campo
- Discursos públicos de Netanyahu y comunicados oficiales del gobierno de Israel