Puerto Rico y la energía solar: ¿una promesa rota bajo el sol tropical?

La isla sigue a oscuras mientras se esfuman $365 millones en proyectos solares federales: ¿negligencia o cambio de prioridades?

Puerto Rico, un territorio estadounidense que ha enfrentado devastadores embates naturales y décadas de negligencia en infraestructura eléctrica, volvió a ser sacudido esta semana con la noticia de una posible pérdida de $365 millones en proyectos solares esenciales. Estos fondos, vitales para clínicas de salud y unidades de vivienda pública, estaban destinados a sistemas solares con baterías diseñados para operar durante emergencias —como la próxima temporada de huracanes, que comienza el 1 de junio y se perfila como una de las más activas en años.

Una crisis energética crónica

Puerto Rico arrastra un legado de apagones masivos y fallas frecuentes. Desde el paso del huracán María en 2017 —una tormenta categoría 4 que destruyó gran parte del tendido eléctrico— la reconstrucción ha sido lenta y plagada de obstáculos políticos.

Según la Administración de Información Energética de EE.UU., más del 60% de la energía producida en la isla proviene de plantas que funcionan con petróleo, un recurso costoso y contaminante. Solo un 7% proviene actualmente de fuentes renovables, a pesar de que Puerto Rico cuenta con condiciones ideales para el desarrollo fotovoltaico.

El apagón político: ¿Qué pasó con los fondos solares?

El Departamento de Energía de EE.UU. había destinado un total de $1.000 millones para proyectos solares, de los cuales $365 millones serían específicamente para implantar sistemas en clínicas y residencias públicas. Entre las organizaciones seleccionadas para ejecutar estos planes estaba la Federación Hispana y aliados comunitarios.

Pero desde abril, ha reinado un misterioso silencio. Contratos no firmados, comunicaciones suspendidas y, lo más preocupante, una retirada del apoyo estatal. La gobernadora Jenniffer González, hasta entonces abanderada de los fondos solares, reculó sorpresivamente.

“Nos sorprende profundamente esta decisión. Queremos que la gobernadora reconsidere y cumpla con su palabra”, dijo Frankie Miranda, presidente de la Federación Hispana.

Las razones detrás del cambio

Hiram Torres Montalvo, portavoz de la gobernadora, explicó que la mandataria ahora prefiere usar esos fondos para fortalecer la generación, transmisión y distribución eléctrica —es decir, invertir en el sistema eléctrico tradicional en lugar de respaldar energía distribuida o independiente.

Esta decisión genera polémica, especialmente considerando que ya existen $18.000 millones asignados para ese propósito en reconstrucción del tendido eléctrico. ¿Por qué entonces redirigir fondos solares únicos, pensados para resiliencia comunitaria?

Una solución que se escapa

La instalación de sistemas solares con almacenamiento en baterías no es solo una apuesta ambiental. Representa una necesidad urgente para sectores vulnerables como centros de diálisis, hogares de ancianos y zonas rurales de la isla.

“Estos fondos son una solución lista para usar en comunidades que simplemente no pueden esperar otro huracán para volver a quedar aisladas o sin energía por semanas”, explicó Javier Rúa Jovet, director de política pública de la Asociación de Almacenamiento y Energía Solar de Puerto Rico.

Temporada de huracanes a la vista

Predicciones del Centro Nacional de Huracanes apuntan a una temporada 2024 con nueve huracanes, cuatro de ellos mayores. Con antecedentes como el apagón total del 31 de diciembre de 2023 y otro reciente el 17 de abril, la isla no parece preparada.

“Cada año repetimos el ciclo: viene una tormenta, colapsa el sistema, las comunidades sufren, y después hablamos de reconstruir”, comenta indignado Luis Colón, líder comunitario en Utuado. “Pero ya existen soluciones —no hay excusa para no implementarlas.”

La apuesta por energía comunitaria

Estudios del Resilient Power Puerto Rico y otras ONG señalan que más de 80 comunidades en la isla han probado exitosamente microrredes solares autónomas, que resistieron apagones y permiten a centros médicos y escuelas seguir funcionando tras un desastre.

El modelo está probado, es escalable y más eficiente que simplemente “parchar” las viejas plantas de generación térmica.

¿Retroceso o estrategia a largo plazo?

Mientras la administración federal asegura estar revisando procesos de subvenciones, líderes políticos y sociales temen una oportunidad perdida histórica.

“Es frustrante ver cómo, en medio de tanta inversión potencial, las decisiones políticas reducen nuestras opciones. Tener energía confiable es un derecho humano”, agregó Frances Colón, científica puertorriqueña radicada en EE.UU.

En los próximos meses, se verá si este cambio de rumbo responde a una estrategia energética integral o si simplemente se trata de una renuncia a la resiliencia distribuida por presiones de corto plazo.

La pregunta sobre la mesa

¿Está Puerto Rico en vías de forjar un destino energético sustentable, o continuará siendo rehén de las decisiones tomadas en oficinas lejanas y bajo lógicas cortoplacistas?

Como dice un refrán boricua: "En casa de herrero, cuchillo de palo". ¿Será también el caso de una tierra bañada por el sol que no logra iluminarse a sí misma?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press