Espías, reliquias budistas y un caza al mar: El rompecabezas global de espionaje, religión y poder

De un avión caza perdido en el Mar Rojo hasta una red rusa en Europa y reliquias budistas vendidas en Hong Kong: ¿Qué tienen en común estos eventos? La lucha por el control simbólico, militar y geopolítico.

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Una caída peligrosa sobre las aguas del Mar Rojo

El martes pasado, un cazabombardero F/A-18 Super Hornet de la Armada de Estados Unidos se estrelló al intentar aterrizar en el portaaviones USS Harry S. Truman, desplegado en el Mar Rojo. Según un funcionario del Departamento de Defensa, el sistema de detención —el mecanismo de cables que detiene al avión en el portaaviones— falló, provocando que la aeronave se precipitara al mar. Afortunadamente, ambos pilotos lograron eyectarse y fueron rescatados con heridas leves.

Este incidente ocurre en un contexto tenso. El portaaviones ha sido crucial en la campaña aérea estadounidense contra los rebeldes hutíes en Yemen, quienes recientemente acordaron un presunto alto al fuego tras negociaciones internacionales mediadas, entre otros, por Omán y con participación indirecta del entonces presidente Donald Trump.

Mientras tanto, la capital yemení de Saná, controlada por los hutíes, fue blanco de bombardeos israelíes, añadiendo más fuego a un polvorín regional que une tensiones en el Mar Rojo con operativos en tierra firme.

Películas de acción y espionaje real: la red rusa en Europa

Al otro lado del mundo, en Europa, la situación tampoco está exenta de tensión e intriga. En uno de los casos de espionaje más espectaculares de los últimos años en Reino Unido, seis ciudadanos búlgaros fueron condenados por espiar para Rusia bajo la fachada de una red con nombres sacados del cine: "Jackie Chan", "Mad Max", "Minions" y hasta "Van Damme" formaban parte de los alias utilizados por los espías.

El comandante Dominic Murphy, jefe antiterrorista de la Policía Metropolitana de Londres, calificó la operación como "espionaje a escala industrial" representando una amenaza directa a la seguridad nacional. Entre 2020 y 2023, los espías espiaron a periodistas, diplomáticos y hasta una base aérea estadounidense en Alemania donde supuestamente se entrenaban tropas ucranianas.

Los implicados también intentaron secuestrar al periodista de Bellingcat Christo Grozev, quien había denunciado el papel de Rusia en el envenenamiento con Novichok en Salisbury en 2018. La operación incluía un "honeytrap" (trampa de seducción) orquestada por una de las espías.

Entre los artefactos incautados se hallaban cámaras escondidas en gafas de sol, peluches, corbatas y bolígrafos, así como inhibidores de GPS y micrófonos. Todo esto, oculto en una casa de huéspedes en el relajado balneario británico de Great Yarmouth, demostraba que el espionaje moderno puede ser tan sofisticado como amplio.

Una venta polémica: reliquias budistas y la memoria colonial

En Asia, un caso distinto pero igualmente cargado de simbolismo e implicaciones globales se desarrolló en Hong Kong. Sotheby’s, la prestigiosa casa de subastas, se vio obligada a posponer la venta de unas joyas halladas junto a reliquias del Buda, descubiertas en 1898 en India, luego de una firme protesta del gobierno indio.

Las reliquias datan de entre el 240 y el 200 a.C., y fueron encontradas por William Peppé, un británico ligado al dominio colonial. Ahora, su bisnieto, Chris Peppé, había elegido subastarlas, lo que desencadenó una tormenta diplomática. La India tachó la venta de "violación de normas internacionales y patrimoniales", exigiendo su repatriación inmediata.

"La venta perpetúa la injusticia colonial y atenta contra el patrimonio religioso no solo de la India, sino del budismo global", afirmó el Ministerio de Cultura indio en Facebook. El motivo de la indignación no es trivial: para budistas de todo el mundo, estas joyas no son simples objetos arqueológicos, sino parte de una memoria espiritual milenaria.

Sotheby’s anuló temporalmente la subasta y acordó abrir canales de diálogo. Sin embargo, el daño reputacional ya está hecho, reafirmando una verdad incómoda: gran parte del patrimonio que hoy engalana museos y catálogos de subastas fue obtenido bajo coerción o dominio extranjero.

Un nuevo orden mundial entre reliquias, espionaje y guerra

¿Qué tienen en común un avión caído, una red de espías y joyas sagradas? A simple vista, parecen narrativas disociadas. Pero en realidad, forman parte del tejido geopolítico global que conecta religiones, imperios, armas y secretos.

En el Mar Rojo, un aparato militar estadounidense se hunde mientras intentaba cumplir su objetivo estratégico. En Europa, una red de espías demuestra que la Guerra Fría nunca terminó del todo. En Asia, un país exige con vehemencia la devolución de símbolos espirituales ultrajados por el colonialismo.

Vivimos tiempos donde el poder ya no solo se mide en misiles o economía, sino en autoridad moral, simbólica y cultural. Como dijo el historiador Arnold J. Toynbee, “Cada civilización muere por suicidio, no por asesinato". Quizá los eventos recientes solo sean síntomas de una lucha más profunda, una batalla por la narrativa mundial, donde tan importantes son los jets como las joyas antiguas y los espías disfrazados de héroes de acción.

Por ahora, el mundo observa. Pero las tensiones subyacentes —religiosas, políticas y estratégicas— no han hecho más que comenzar. La historia avanza, y cada capítulo parece más cinematográfico (y peligroso) que el anterior.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press