Hambre como arma: Gaza camina hacia la hambruna bajo el asedio israelí
Más de 477,000 palestinos enfrentan niveles catastróficos de hambre bajo un bloqueo total de ayuda; expertos advierten que la hambruna es inminente
¿Una hambruna anunciada?
Gaza vive hoy una de las peores crisis humanitarias del siglo XXI, y según la Integrated Food Security Phase Classification (IPC), el escenario más probable si no cambian las condiciones actuales es la hambruna total. ¿Qué está pasando en Gaza? ¿Por qué millones de personas enfrentan hoy una situación de hambre extrema? ¿Está siendo el hambre utilizada como arma de guerra?
Este artículo analiza uno de los episodios más escalofriantes del conflicto israelo-palestino reciente: la hambruna en Gaza, que ya afecta a la mayoría de sus 2.3 millones de habitantes. El asedio, iniciado hace más de 10 semanas, ha bloqueado totalmente los accesos de alimentos, medicinas, combustible y agua potable al enclave palestino. En paralelo, Israel ha relanzado su ofensiva militar sobre el territorio.
Datos que estremecen: Gaza al borde del colapso humanitario
Según el informe publicado esta semana por la IPC, alrededor de 477,000 palestinos están en niveles de hambre catastróficos, es decir, al borde de la inanición. Otros un millón se encuentran en niveles de emergencia. Para entender la magnitud:
- 22% de la población se halla en fase 5 – hambre catastrófica.
- 66% de la población se encuentra en fase 4 – hambre de emergencia.
- El acceso a alimentos y agua potable es prácticamente inexistente.
- La infraestructura agrícola ha sido destruida o es inaccesible.
Estas cifras son aún más alarmantes si se considera que Gaza depende casi totalmente de ayuda humanitaria externa para subsistir, y que los corredores humanitarios que existieron durante una breve tregua en marzo se cerraron tras la reanudación de la ofensiva israelí.
¿Qué es una hambruna? Tres criterios clave
La IPC, una coalición de más de una docena de agencias de la ONU, ONG, gobiernos y expertos, define hambruna como una etapa crítica en la seguridad alimentaria. Se considera famine oficialmente cuando se cumplen al menos dos de los tres criterios siguientes:
- Al menos el 20% de los hogares sufre una extrema falta de alimentos.
- Al menos el 30% de los niños entre 6 meses y 5 años sufre malnutrición aguda.
- Al menos 2 personas o 4 niños menores de 5 años mueren por cada 10,000 habitantes al día por hambre o enfermedades relacionadas.
En Gaza, ya se ha cumplido el primero de estos criterios de manera documentada. Si las tendencias actuales no cambian —y todo indica que no será así—, los otros dos criterios podrían materializarse en las próximas semanas. Como advirtió QU Dongyu, Director General de la FAO: “Si fallamos en actuar, estamos fallando en hacer valer el derecho básico a la alimentación”.
Las cocinas comunitarias: el último bastión alimentario
El acceso individual a los alimentos se ha vuelto inexistente para la mayoría. Las cocinas comunitarias son ahora la única fuente regular de alimento para miles, pero incluso ellas están a punto de cerrar. Se han quedado sin suministros.
“Esperamos por horas bajo el sol, y muchas veces nos vamos con las manos vacías. No alcanza para todos”, cuenta Riham Sheikh el-Eid, mientras aguarda con un cazo en manos.
Estas escenas se repiten día a día. Familias enteras intentando sobrevivir a base de lentejas o pasta servidas en pequeños cuencos. Los alimentos se han evaporado de los mercados, y los escasos productos disponibles —como arroz, harina o azúcar— han alcanzado precios imposibles.
¿Hambre como arma? Críticas internacionales
Chris Newton, analista del International Crisis Group y experto en el uso del hambre como arma de guerra, fue enfático:
“El gobierno israelí está utilizando el hambre como táctica para destruir a Hamás, pero lo que realmente está haciendo es matar de inanición a una población civil”.
Israel, sin embargo, justifica su bloqueo bajo el argumento de que Hamás se apropia de los recursos humanitarios. Exige establecer un nuevo sistema de distribución con su supervisión antes de permitir la entrada de ayuda.
La ONU discrepa. Considera que no hay evidencia de una apropiación significativa de la ayuda por parte de Hamás y que el sistema actual, si bien imperfecto, es necesario para una respuesta inmediata. Agencias como el World Food Programme (WFP) y el Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA) han alertado que la situación ha empeorado drásticamente desde abril.
Consecuencias de la ofensiva israelí
Tras el ataque de Hamás en octubre de 2023 —que dejó más de 1,200 muertos israelíes y 251 secuestrados—, Israel inició una ofensiva que ha costado más de 52,000 vidas palestinas, más de la mitad siendo mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. Aunque Israel afirma que busca destruir a Hamás, las consecuencias civiles han sido devastadoras.
La ofensiva ha colapsado hospitales, escuelas, granjas, redes de agua, y ha desplazado a más del 80% de la población. El agua potable es tan escasa que, según Médicos Sin Fronteras, muchas familias sobreviven con menos de 2 litros por persona al día, lejos del estándar mínimo de 15 litros recomendado.
El papel de la comunidad internacional
Estados Unidos ha dicho estar trabajando en un nuevo mecanismo que permitirá el ingreso de ayuda, pero los plazos siguen sin definirse. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente alarma:
- La ONU se ha negado a participar en el modelo propuesto por Israel por considerarlo ineficaz y contrario a principios humanitarios.
- ONGs como Save the Children, Oxfam y Médicos Sin Fronteras alertan que la respuesta colectiva está fallando.
- El Consejo de Seguridad de la ONU no ha logrado consensuar un alto al fuego duradero.
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó en abril: “Gaza está ya en una emergencia humanitaria sin precedentes, y cada día que pasa sin ayuda, nos acercamos al abismo”.
El hambre en conflictos armados: un patrón repetido
Utilizar el hambre como arma de guerra tiene precedentes históricos. La misma IPC reconoció hambrunas por conflicto armado en Somalia (2011), Sudán del Sur (2017 y 2020) y Darfur occidental (2023). En todos los casos se documentó la combinación de:
- Bloqueo o destrucción de cultivos e infraestructura agrícola.
- Negación deliberada de acceso humanitario.
- Uso militar del control alimentario para forzar rendiciones o castigos colectivos.
La Convención de Ginebra y el Estatuto de Roma —que regula la Corte Penal Internacional— prohíben explícitamente usar el hambre como método de guerra. La situación en Gaza podría constituir, de probarse intencionalidad, un crimen de guerra.
Un grito colectivo: la urgencia de actuar
La situación cambia día a día, pero en la dirección equivocada. La ayuda no entra. La gente muere de hambre. Las cocinas cierran. Los niños colapsan por malnutrición. ¿Debe esperar el mundo a que se declare oficialmente una hambruna de forma técnica para reaccionar?
Como lo explica el informe de la IPC, muchas muertes por hambre no suceden inmediatamente. Pueden pasar semanas. Pero eso no es excusa para la inacción.
“Hay algo que siempre puedes hacer”, decía Rena Finder, una de las judías salvadas por Oskar Schindler durante el Holocausto. Su frase, retomada recientemente en el Museo de Sobrevivientes del Holocausto en Brněnec, es más relevante que nunca.
La historia ha demostrado cómo el silencio internacional potencia los horrores cometidos en zonas de guerra. Gaza está cayendo en una catástrofe evitable. La única pregunta que queda es: ¿cuándo actuaremos?