El frágil poder de Moscú: ¿cuánto tiempo puede Rusia sostener su economía de guerra?

Occidente intensifica sanciones mientras el Kremlin depende del petróleo, el gas y la propaganda para mantener el conflicto en Ucrania

Bruselas, mayo de 2025. La maquinaria económica rusa tambalea. Aunque el Kremlin presume de resistencia y crecimiento, la realidad que se expuso a los ministros de finanzas de la Unión Europea pinta un panorama mucho más incierto. Torbjörn Becker, director del Instituto de Economía de Transición de Estocolmo, fue categórico en su análisis: Rusia está remando contra la marea y su modelo económico militarizado enfrenta riesgos crecientes.

La doble cara de la economía rusa

En apariencia, Rusia ha logrado esquivar el colapso que muchos analistas predijeron al inicio de la invasión a Ucrania. El crecimiento impulsado por el gasto militar, la baja tasa de desempleo y los salarios que han subido para empatar la inflación pintan un cuadro pragmáticamente funcional. Según el propio Becker, incluso regiones empobrecidas del país se han beneficiado de jugosas bonificaciones para reclutas y compensaciones para familias de soldados caídos. Pero debajo de esa superficie, los cimientos crujen.

El think tank dirigido por Becker sostiene que la economía rusa solo representa un 12% del PIB combinado del bloque de países más industrializados. Además, su dependencia casi exclusiva del gas y el petróleo, así como de las importaciones tecnológicas, la expone a una vulnerabilidad estratégica.

Una economía de guerra insostenible

“Su sistema financiero está bajo presión. Su desempeño macroeconómico está fuera de balance”, señaló Becker tras su presentación ante el Eurogrupo. “Pero eso no significa que podamos relajarnos”. La presión sobre el Kremlin crece, no por un colapso inminente, sino por una erosión acumulativa en su capacidad para financiar un conflicto prolongado frente a una Ucrania respaldada por Occidente.

Las cifras lo evidencian. Rusia, que ha encontrado una segunda vida en sus exportaciones energéticas hacia China e India, está empezando a ver agotarse su fondo soberano. La porción líquida del fondo representa hoy menos del 3% del PIB, y de continuar los precios actuales del petróleo, podría agotarse completamente en un año, según el Instituto de Economía de Transición.

Nuevas sanciones, vieja estrategia

La Unión Europea prepara más artillería económica: sanciones reforzadas contra la llamada flota fantasma —una red de buques que Moscú emplea para eludir el tope de 60 dólares por barril impuesto por los países del G7— y el congelamiento de los activos del consorcio del gaseoducto Nord Stream II, aunque este nunca ha entrado en funcionamiento.

“Si podemos reducir los precios del petróleo y los ingresos del gas, y además limitar las importaciones de equipos militares, habremos dado un gran paso”, afirmó Becker. La lógica es asfixiar gradualmente el músculo financiero del Kremlin mientras se incrementan los costos de su aventura expansionista.

Un futuro marcado por la inflación y la ausencia de inversión

El modelo actual de crecimiento ruso no es sostenible. La militarización ha dado resultados inmediatos: empleo, contratos estatales, mejora relativa de zonas rurales. Pero también ha alimentado una inflación persistente y ha alejado inversión extranjera. La economía rusa, según expertos del FMI, podría entrar en recesión en 2026 si pierde acceso a capital externo y continúa dependiendo de ingresos altamente volátiles del petróleo.

Un informe de Bloomberg Economics de marzo de 2025 advertía que el 70% del crecimiento del PIB de Rusia está vinculado directa o indirectamente al sector defensa. Este sesgo distorsiona la competitividad a largo plazo y subordina la innovación civil a la lógica de guerra.

¿Podría haber una crisis bancaria?

Becker no descartó un punto de inflexión catastrófico: una crisis financiera. “Si se puede cortar el sistema bancario internacional del que depende Rusia, eso sí arruina una economía rápidamente”, dijo. En este sentido, instó al expresidente Donald Trump —predeciblemente actor clave en la estrategia contra China y Rusia— a presionar a Pekín y Nueva Delhi para que revise qué están pagando y exportando.

Este tipo de presiones podría acorralar aún más al Kremlin. Mientras Rusia ha conseguido pasar prácticamente toda su producción energética a Asia, la dependencia de tecnología occidental aún es profunda. De cortarse esa vena proveedora, el desgaste del aparato militar se volvería más acelerado.

Petróleo, gas y propaganda: el trípode de Putin

Rusia ha sostenido el conflicto gracias a tres pilares: sus exportaciones energéticas, la propaganda que presenta una “economía fuerte” y un control férreo de la narrativa interna. Pero cada uno de estos componentes enfrenta grietas.

  • Exportaciones energéticas: El petróleo ruso se vende con descuento en Asia. Bloomberg estima que Moscú ha perdido más de 90.000 millones de dólares en ingresos desde que se implementaron las sanciones europeas.
  • Propaganda: La narrativa del “imperio resistente” no coincide con los recortes al gasto en infraestructura civil, educación y salud, denunciados por ONG rusas en lo que va del año.
  • Narrativa interna: A pesar de las cifras oficiales optimistas, el índice de satisfacción social en regiones alejadas de Moscú cayó un 18% en 2024, según la organización independiente Levada Center.

El dilema para Occidente: contención o inversión masiva

Si Rusia logra mantenerse en guerra con una economía altamente intervenida y militarizada, el panorama para Europa se oscurece. Becker advirtió que, de triunfar Putin, los estados miembros de la UE tendrían que duplicar o incluso triplicar el gasto en defensa durante los próximos años.

En 2024, Alemania destinó el 1,66% de su PIB a defensa. Francia, el 1,9%. Cifras lejanas del 2% que exige la OTAN. Becker sugiere que, ante una Rusia triunfante o incluso simplemente estable, el nuevo equilibrio forzará a Europa a rearmarse en una escala no vista desde la Guerra Fría.

El reloj corre para el Kremlin

La gran incógnita es, ¿cuánto tiempo puede sostener Vladimir Putin esta estrategia? ¿Podrá capear la inflación, mantener contentas a las élites militares, y evitar una crisis monetaria sin precedentes?

Occidente, mientras tanto, redobla esfuerzos en degradar la estructura de poder rusa no solo con sanciones, sino con una guerra de desgaste financiero. La presión sobre las rutas energéticas, la tecnología crítica y el sistema bancario es su carta más poderosa.

La economía rusa sigue en pie, pero cada vez más sobre un suelo de hielo delgado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press