El nuevo autoritarismo en Hungría: ¿A las puertas de una democracia disuelta?
Miles protestan en Budapest contra un proyecto de ley que amenaza la libertad de prensa y el activismo civil
Una amenaza legal al corazón de la democracia
El pasado domingo, en la capital húngara de Budapest, alrededor de 10,000 personas se reunieron frente al Parlamento en un grito colectivo por la libertad. ¿La razón? Un nuevo proyecto de ley propuesto por el partido gobernante Fidesz, liderado por el primer ministro Viktor Orbán, que amenaza con cambiar por completo el panorama democrático del país. El proyecto busca dar al gobierno poderes casi absolutos para vigilar, sancionar y hasta prohibir a organizaciones y medios que considere una amenaza para la "soberanía" de Hungría.
El texto ha sido comparado por críticos y expertos con la controvertida ley rusa de agentes extranjeros, aprobada en Rusia en 2012, que ha sido utilizada como herramienta para reprimir la disidencia política. No es una exageración decir que el sistema democrático húngaro enfrenta actualmente uno de sus desafíos más serios desde el fin del comunismo en 1989.
Una política sistemática antidemocrática
No se trata de una medida aislada. Desde que Orbán regresó al poder en 2010, Hungría ha sido escenario de una lenta pero constante erosión de las libertades civiles. La organización Freedom House ya ha rebajado la clasificación del país de "democracia libre" a "régimen híbrido". Este giro se ha traducido en leyes restrictivas contra universidades extranjeras, la comunidad LGBTQ+, medios independientes y ONGs locales e internacionales.
¿Qué dice el polémico proyecto de ley?
El nuevo proyecto propone la creación de una entidad llamada Oficina de Protección de la Soberanía, que tendría poderes de vigilancia sobre cualquier organización (incluidos medios de comunicación) que reciba apoyo financiero del extranjero, sin importar el monto. Estas entidades podrían ser objeto de:
- Monitoreo constante.
- Registros arbitrarios sin orden judicial.
- Multas monetarias sustanciales si sus actividades "amenazan la soberanía".
- Incluso clausura definitiva.
La definición de amenaza a la soberanía es amplia y vaga, incluyendo acciones que debiliten "la unidad nacional", "los valores cristianos" o "la estructura familiar tradicional". Una redacción que fácilmente puede ser interpretada a conveniencia política.
Resistencia ciudadana
La protesta del domingo no fue una excepción, sino la culminación de varias semanas de manifestaciones que se han intensificado tras leyes previas como la prohibición de eventos LGBTQ+, incluida la marcha del Orgullo, y el uso de softwares de reconocimiento facial para identificar participantes.
Jakab Tóth, uno de los oradores, declaró desde la tribuna: “Este proyecto de ley no es más que una amenaza contra el derecho de cada persona a expresar su opinión libremente”. Recalcó que la soberanía debería ser de los ciudadanos, no del gobierno.
Un entorno mediático cada vez más hostil
Los medios independientes en Hungría han sido cada vez más marginados o absorbidos por entidades cercanas al partido gobernante. Según Reporteros sin Fronteras, Hungría se encuentra en el puesto 72 de 180 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2023, descendiendo dramáticamente desde el lugar 23 en 2010. La concentración de medios, la publicidad oficial solo para medios afines y ahora esta nueva propuesta representa un cóctel extremadamente tóxico para la libertad informativa.
¿Por qué ahora?
La respuesta puede estar en los próximos comicios de 2026. Si bien todavía hay tiempo hasta la elección, las encuestas muestran que Fidesz podría enfrentar su desafío más duro en más de una década. La estrategia de Orbán parece clara: consolidar su base reaccionaria endureciendo posturas culturales y cerrando cualquier espacio a la disidencia antes de la campaña electoral.
ONGs como enemigo público
Desde hace años, Viktor Orbán ha arremetido contra organizaciones no gubernamentales, especialmente aquellas financiadas desde el exterior. Nombradamente, ha acusado a entidades apoyadas por el filántropo George Soros de intentar desestabilizar su gobierno. La Amnistía Internacional, Transparency International y otras han sido puestas en la mira.
El nuevo proyecto permitiría ponerlas en listas negras que provocarían revisiones financieras, inspecciones legales y eventualmente su disolución.
¿Un modelo exportable?
El modelo de "democracia iliberal" de Orbán —término que él mismo ha utilizado— ha servido como inspiración para líderes populistas y ultranacionalistas de toda Europa y América Latina. La concentración de poder en el ejecutivo, el control de la narrativa mediática y el uso de legislación opaca para debilitar a la sociedad civil son tácticas replicadas por gobiernos como los de Serbia, Polonia y hasta en contextos más lejanos como El Salvador o India.
Preocupación internacional
La Unión Europea ha sido crítica en varias ocasiones, pero poco efectiva. Si bien ha retenido parte de los fondos de recuperación pospandemia por preocupaciones del Estado de Derecho en Hungría (más de 13,000 millones de euros bloqueados), aún no ha ejercido sanciones políticas más duras. La lentitud de Bruselas ha sido criticada como permisiva frente al crecimiento del autoritarismo en su seno.
Es más, el comisionado de Justicia de la UE, Didier Reynders, advirtió en una entrevista reciente: “La aprobación de este tipo de leyes pone a Hungría en un camino de abierta confrontación con los valores europeos fundamentales.”
Un futuro incierto
Hungría se encuentra al borde de dejar de ser, en la práctica, una democracia funcional. Y el futuro próximo dependerá no solo de las decisiones del gobierno, sino de la capacidad del pueblo húngaro de mantener viva la llama de la protesta, y de que las instituciones internacionales tomen medidas más decisivas.
Lo que sucede hoy en Budapest no es un problema únicamente húngaro. Es una advertencia para toda Europa y el mundo sobre cómo, incluso en contextos aparentemente democráticos, la libertad puede desaparecer bajo una delgada capa de legalidad.
Como destacó el filósofo Karl Popper: “La libertad no solo debe ser conquistada, sino protegida constantemente de aquellos que, en su nombre, buscan abolirla.”