Huracán Helene: El lento camino hacia la recuperación y el debate sobre la asistencia federal
Mientras Carolina del Norte intenta reconstruirse tras uno de los peores desastres naturales de su historia reciente, el gobernador y el Congreso estatal discrepan sobre la financiación y el rol de FEMA
Un desastre de proporciones históricas
En septiembre, el huracán Helene azotó el oeste de Carolina del Norte con una fuerza sin precedentes. Más de 100 personas perdieron la vida y los daños superaron los 59,6 mil millones de dólares. A ocho meses del desastre, muchas comunidades montañosas siguen devastadas, con viviendas destruidas y una infraestructura colapsada que ha hecho lenta y dolorosa la recuperación. El recién electo gobernador Josh Stein ha hecho de la recuperación tras Helene una prioridad urgente para su administración. En una rueda de prensa reciente en el oeste del estado, instó a los legisladores a asignar 891 millones de dólares adicionales para responder a necesidades críticas, sin esperar a una ayuda federal que calificó como "incierta".¿Dónde iría el dinero solicitado?
El plan de Stein propone una distribución estratégica del fondo solicitado:- 25% para revitalizar las economías locales y la industria turística.
- 25% para reparar infraestructura, limpiar escombros y ejecutar proyectos de resiliencia ante futuros desastres.
- Fondos restantes para asistencia de vivienda, recuperación agrícola, restauración de cauces acuáticos y combatir la inseguridad alimentaria.
Un Congreso dividido: ¿apoyo o reticencia?
En marzo, el Congreso estatal dominado por los republicanos aprobó un paquete de ayuda por 524 millones de dólares, muy por debajo de los 1.070 millones solicitados por Stein en febrero. En total, sumando el nuevo paquete y el presupuesto del año anterior, se han asignado más de 1.100 millones a labores de recuperación. Ahora, en el proceso de formulación presupuestaria, la Cámara estatal debe decidir esta semana si acoge la nueva propuesta de Stein mientras trabaja junto al Senado para acordar un presupuesto final antes del 1 de julio.Ayuda federal: ¿esperanza o frustración?
El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD) aprobó recientemente 1.400 millones de dólares en subvenciones para el oeste de Carolina del Norte, enfocados en la recuperación a largo plazo. Por su parte, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) ha distribuido más de 700 millones en ayudas inmediatas a gobiernos locales y ciudadanos afectados. No obstante, FEMA ha sido objeto de duras críticas. La lentitud burocrática y la complejidad del proceso de reclamaciones frustraron a muchos habitantes de la región. La discusión se ha politizado aún más con las declaraciones del expresidente Donald Trump, quien ha cuestionado la eficacia de la agencia y, como parte de su campaña, ha sugerido su eliminación completa.¿FEMA reformada o desmantelada?
Durante su paso por la Casa Blanca, Trump prometió reducir el tamaño del gobierno federal y, como parte de este plan, propuso clausurar varias agencias, incluyendo FEMA. El enfoque ha generado controversia, especialmente tras episodios como Helene, donde la respuesta federal inmediata fue vital para salvar vidas y restaurar servicios esenciales. “FEMA es una agencia imperfecta, pero fundamental. Lo que necesitamos es reformarla, no eliminarla”, argumentó Stein durante la presentación de su propuesta presupuestaria. El debate se intensificó con el anuncio del jefe interino de FEMA, David Richardson, quien en una sorprendente declaración propuso transferir muchas de las responsabilidades de respuesta a desastres naturales a los gobiernos estatales para la próxima temporada de huracanes. Según Richardson, "los estados están mejor posicionados para entender sus territorios", pero muchos expertos temen que esto afecte los tiempos de respuesta y la capacidad de actuar coordinadamente en emergencias de gran escala.Una región en resiliencia: los desafíos a largo plazo
El desastre dejó a numerosas comunidades montañosas como Asheville, Hendersonville y Boone en una situación límite. Las pérdidas en infraestructura vial, escuelas y edificaciones públicas superan varios cientos de millones, lo que ha obligado a reubicar a miles de residentes y a suspender servicios básicos en algunos pueblos. Los sectores más golpeados han sido:- Vivienda: Cerca de 42.000 viviendas fueron parcial o totalmente destruidas.
- Educación: Más de 80 escuelas cerradas temporalmente por daños estructurales.
- Turismo: Hoteles, senderos ecológicos y parques cerrados indefinidamente. Esta región depende en gran medida del turismo de montaña y paisajes naturales.
La historia se repite: paralelos con huracanes anteriores
Expertos climatológicos han comparado a Helene con otros huracanes catastróficos como Katrina (2005) y Florence (2018). La diferencia notable con Helene es su impacto directo en áreas montañosas, particularmente vulnerables a deslizamientos y a la falta de rutas alternativas cuando se cortan las carreteras principales. Según la NOAA, lo que hizo especialmente destructivo a Helene fue la combinación de lluvias torrenciales prolongadas y vientos sostenidos de más de 150 km/h que rompieron récords de precipitaciones en Carolina del Norte.¿Qué sigue para la recuperación?
Además de la discusión presupuestaria en el Congreso estatal, el estado ha establecido la Oficina del Gobernador para la Recuperación del Oeste de Carolina del Norte, destinada a coordinar esfuerzos a largo plazo. Esta oficina busca centralizar recursos, mejorar la transparencia y optimizar la colaboración entre niveles de gobierno y organizaciones sin fines de lucro. Muchos residentes, sin embargo, sienten que el proceso todavía es demasiado lento.“Ya pasaron ocho meses y nuestro pueblo sigue igual. Ni un puente, ni un centro médico. Solo promesas”, dijo Jenna Harrington, comerciante de un pequeño pueblo cerca de Waynesville.
¿Estamos preparados para la próxima tormenta?
A medida que Carolina del Norte avanza en su recuperación, emergen lecciones clave:- La necesidad de infraestructuras resilientes adaptadas al cambio climático.
- Reformular el rol de las agencias estatales y federales ante emergencias.
- Establecer protocolos claros de rendición de cuentas en el uso de fondos de reconstrucción.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press