Entre cartas y estrellas: el auge de la astrología y el tarot en la era moderna
Una mirada a por qué millones de personas en EE. UU. recurren a lo esotérico y cómo esta industria espiritual se ha convertido en un negocio multimillonario
Un fenómeno que trasciende lo místico
La astrología, el tarot y otras prácticas esotéricas están lejos de ser reliquias del pasado. No sólo permanecen vigentes, sino que actualmente viven un auténtico renacimiento en Estados Unidos. Según un estudio reciente del Pew Research Center (2024), aproximadamente 3 de cada 10 adultos en Estados Unidos recurren al menos una vez al año a algún tipo de servicio como tarot, astrólogos o videntes.
En una era de constante incertidumbre —amplificada por la pandemia, crisis económicas y conflictos sociales—, los estadounidenses, especialmente los más jóvenes, buscan respuestas más allá de la ciencia y la religión organizada. Esta tendencia ha impulsado un crecimiento notable de la industria esotérica, valorada en 2.300 millones de dólares en 2024, de acuerdo con la firma de investigación IBIS World.
¿Diversión, guía o necesidad espiritual?
El estudio del Pew Research Center desvela que las motivaciones detrás de estas prácticas no son homogéneas:
- Un 10% de los encuestados afirman utilizar estos servicios porque creen que les ofrecen "perspectivas útiles".
- Aproximadamente 20% acuden "sólo por diversión".
- Apenas un 1% declaró apoyar sus grandes decisiones de vida en lo aprendido por estos medios.
Estos datos nos muestran que, aunque muchos no consideren estas prácticas como determinantes, sí las han integrado como parte de su cotidianidad, rituales o formas de autoexploración.
Demografía de la creencia
Los resultados de la encuesta también reflejan profundas diferencias demográficas. Por ejemplo:
- 4 de cada 10 mujeres entre 18 y 49 años afirman creer en la astrología.
- El 50% de la comunidad LGBTQ+ consulta el horóscopo al menos cada año.
- 1 de cada 10 latinos católicos confiesa apoyarse "un poco" en estas creencias para tomar decisiones.
En cambio, adultos mayores de 65 años, conservadores políticos, hombres mayores y personas con un alto nivel educativo son quienes menos creen o consultan este tipo de disciplinas.
Astrología vs religión: ¿conflicto o convivencia?
El estudio del Pew también ahondó en las afiliaciones religiosas de los encuestados. Curiosamente, casi el 30% de quienes se identifican con alguna religión también creen en la astrología. Esa cifra es similar a la registrada entre quienes no tienen afiliación religiosa.
Esto pone en tela de juicio la idea de que fe y espiritualidad alternativa son excluyentes. Muchos parecen combinar elementos de distintas fuentes para interpretar el mundo, encontrar consuelo o simplemente, entretenerse.
La pandemia como catalizador espiritual
Desde el inicio del COVID-19 en 2020, la industria de los servicios psíquicos ha experimentado un crecimiento anual sostenido de más del 4%, según IBIS World.
El aislamiento, las pérdidas humanas y las crisis sanitarias y económicas profundas empujaron a muchos a buscar nuevas formas de sentido y consuelo. A medida que plataformas digitales ofrecieron lecturas personalizadas, oráculos virtuales o cartas astrales por app, las prácticas esotéricas ampliaron su alcance a una audiencia más joven y tecnológicamente conectada.
“La facilidad de acceso gracias a las apps móviles y redes sociales ha posicionado estas prácticas como herramientas accesibles para la autoexploración”, destacan los analistas de IBIS World.
Entre la popularidad y los prejuicios
A pesar del auge, las prácticas esotéricas no están exentas de controversia ni estigmatización. Un ejemplo curioso proviene de China, donde un estudio del MIT liderado por Jackson Lu en 2020 reveló una discriminación sistemática contra personas nacidas bajo el signo de Virgo. El estudio mostró cómo los prejuicios en torno al signo zodiacal influían incluso en evaluaciones laborales o sociales.
Sin embargo, Lu fue categórico: “Estas creencias no tienen ningún fundamento estadístico real sobre el rendimiento o la personalidad”, detalló el experto del MIT.
¿Industria cultural o espiritual?
Las prácticas esotéricas han influido también en la cultura popular. En 2023, la ciudad de Norfolk, Virginia, derogó una ley que prohibía actividades como la lectura de manos o la clarividencia bajo pena de cárcel. Esta legislación —que estuvo vigente por 45 años— reflejaba un enfoque punitivo hacia estas formas ancestrales de interpretación simbólica.
Mientras tanto, el documental “Look Into My Eyes” ofreció una mirada empática sobre la vida de los videntes en Nueva York, ganando elogios por su acercamiento honesto y sin juicio. La crítica del filme Lindsey Bahr lo calificó como “divertido, revelador y conmovedor”.
La delgada línea entre búsqueda y dependencia
Aunque pocos declaran basar sus decisiones de vida importantes en estas prácticas, la posibilidad de depender emocionalmente o económicamente de ellas crece cuando la incertidumbre domina. Históricamente, los tiempos difíciles han dado lugar al auge de profetas, oráculos y gurús.
Por eso, expertos en salud mental han advertido sobre el riesgo de sustituir la acción o tratamiento psicológico necesario por consultas constantes con videntes. Si bien pueden brindar alivio temporal, pocas veces reemplazan el análisis crítico, la terapia profesional o una reflexión profunda.
Conclusión no oficial: ¿con el horóscopo en la mano?
Llámese superstición, intuición o espiritualidad, lo cierto es que el esoterismo ha entrado en la vida cotidiana de muchas personas como un mecanismo de contención emocional y búsqueda de significado.
Desde la astrología hasta la lectura de tarot, pasando por los cristales, la numerología o los rituales de luna llena, estamos ante una creciente "espiritualidad personal a la carta", donde cada quien selecciona lo que más le resuena.
Y es ahí donde reside su fuerza: en proporcionar un espejo simbólico con el que interpretamos —con cierta belleza poética— los caos y giros inesperados de nuestras vidas.