Gaza, Israel y Occidente: la encrucijada moral de Reino Unido, Francia y Canadá ante el horror humanitario
Tres potencias occidentales rompen el silencio con duras críticas hacia Israel, pero ¿dónde quedan las acciones concretas ante una crisis que ya suma más de 53,000 muertos?
El giro en la narrativa: de respaldo incondicional a condena firme
En un giro notable, tres de los más firmes aliados occidentales de Israel —Reino Unido, Francia y Canadá— han elevado su tono de condena ante la ofensiva israelí en Gaza, calificándola con términos como "monstruosa" y "abominable". Este cambio retórico tiene lugar después de meses de violencia extrema que ha dejado más de 53,000 personas muertas en Gaza, más de la mitad de las cuales son mujeres y niños, según autoridades sanitarias locales.
El primer ministro británico Keir Starmer, el presidente francés Emmanuel Macron y el recién nombrado primer ministro canadiense Mark Carney firmaron una declaración conjunta el pasado 16 de mayo de 2025, en la cual calificaron la reanudación del asalto israelí tras una tregua de dos meses como "totalmente desproporcionada". También amenazaron con "acciones concretas" si el gobierno de Benjamin Netanyahu no cesa inmediatamente las hostilidades ni permite la entrada de ayuda humanitaria en Gaza.
Palabras contundentes, acciones mínimas
A pesar de la contundencia en sus palabras, las acciones de estos países han sido, hasta ahora, mayormente simbólicas. Reino Unido ha merecido algo de atención por suspender negociaciones comerciales con Israel y sancionar a tres colonos israelíes en Cisjordania, así como a dos organizaciones que apoyan la violencia contra palestinos. No obstante, los analistas coinciden en que estas medidas tienen impacto limitado.
Canadá y Francia, por su parte, no han implementado nuevas medidas más allá de expresar "preocupación" y asegurar que están "evaluando opciones". El politólogo francés David Rigoulet-Roze no se anduvo con rodeos: “Tenemos crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, e incluso un potencial genocidio. ¿Cómo se explica tanta pasividad política?”
El contexto de una guerra sin fin
Desde el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron unas 1,200 personas y otras 251 fueron tomadas como rehenes, la respuesta militar israelí ha sido demoledora. Netanyahu ha justificado la ofensiva como parte de su objetivo de erradicar a Hamas de Gaza y rescatar a 58 rehenes que aún estarían en manos del grupo armado.
Sin embargo, la operación militar ha alcanzado niveles catastróficos de destrucción. Dos de los últimos hospitales en Gaza norte están cercados por fuerzas israelíes, y las advertencias sobre hambrunas generalizadas en el enclave palestino son cada vez más graves. Las imágenes de niños hambrientos, cuerpos bajo los escombros y filas de desplazados esperando comida han dado la vuelta al mundo. La crisis humanitaria es innegable.
Presión política interna y externa
Los líderes occidentales enfrentan una presión política cada vez más intensa. En Reino Unido, el Partido Laborista de Starmer perdió escaños clave en las elecciones anteriores ante candidatos pro-palestinos debido a la tibia respuesta inicial del partido ante el conflicto. Starmer, recordemos, es un exabogado especializado en derechos humanos, lo que lo posiciona como alguien especialmente sensible al discurso legal y ético internacional.
En Francia, la balanza es aún más delicada. Con la mayor población judía y musulmana de Europa Occidental, Macron camina una línea muy delgada. “A menudo se oscilan posiciones, tratando de mantener un difícil punto de equilibrio”, afirmó el investigador Rigoulet-Roze.
En Canadá, Mark Carney —recién llegado al poder— intenta posicionarse como un líder moral en el escenario global, aprovechando la próxima cumbre del G7 en Alberta. Su gobierno ya había cesado las exportaciones de armas a Israel en 2024 y sancionado a colonos extremistas, pero hoy enfrenta llamadas cada vez más impacientes para actuar con más contundencia.
El peso del cambio en la postura estadounidense
El endurecimiento del discurso de Reino Unido, Francia y Canadá también se ve influido por el entorno internacional, especialmente por un ligero cambio en la posición de EE. UU.. Bronwen Maddox, directora del think tank Chatham House, asegura que estos gobiernos perciben que la administración de Donald Trump, tradicionalmente afín a Israel, muestra signos de impaciencia, especialmente con el bloqueo de ayuda humanitaria.
Trump, que ha elogiado públicamente el sistema de defensa aérea de Israel, ha empezado a presionar por un acceso permitido a la ayuda humanitaria. “Hay una percepción de que Estados Unidos está haciendo presión, aunque moderada”, comenta Maddox.
¿Y Alemania? El gran ausente
El ausente notable entre los países europeos que alzaron la voz es Alemania. Berlín ha mantenido una postura conservadora, reafirmando el derecho de Israel a defenderse y abogando por la entrada de ayuda humanitaria, pero sin emitir una condena explícita ni unirse a medidas concretas.
Este silencio proviene de una historia marcada por el Holocausto, lo cual condiciona cualquier política exterior alemana hacia Israel. No obstante, esto ha generado fuertes críticas por parte de organizaciones humanitarias que acusan a Alemania de abandonar sus principios de derecho internacional humanitario.
El simbolismo vs. la necesidad de acción
¿Puede un conjunto de reprimendas verbales alterar la política de Israel? Según Rigoulet-Roze, no. “Sólo acciones coordinadas, como embargos de armas, suspensión de acuerdos comerciales y denuncias ante tribunales internacionales pueden cambiar algo”.
El ex primer ministro francés, Dominique de Villepin, fue aún más directo en una entrevista reciente con France Info: “¿Qué se necesita para que los líderes europeos y occidentales se pongan serios? Hay crímenes de guerra. Hay crímenes contra la humanidad. Hay indicios de genocidio. No podemos esperar más”.
Mientras tanto, Israel sigue en su camino militar. Las Naciones Unidas y ONG internacionales continúan denunciando la situación, pero no logran traducir indignación en intervención. La Realpolitik prevalece sobre los principios, una vez más.
Refugiados y crisis humanitaria: números que estremecen
Según datos recientes de la ONU:
- 1.9 millones de personas (el 85% de la población de Gaza) han sido desplazadas de sus hogares desde octubre de 2023.
- Aproximadamente 795,000 niños están en riesgo grave de desnutrición.
- Menos del 20% de los hospitales en Gaza están en funcionamiento.
- El 70% de los suministros de ayuda humanitaria ha sido bloqueado o destruido.
Las cifras hablan más fuerte que cualquier comunicado diplomático. Sin pasos decisivos y coordinados, la comunidad internacional estará, de nuevo, actuando como observadora pasiva de una catástrofe anunciada.
El futuro de la diplomacia frente al límite moral
La pregunta que ahora pesa sobre Europa y Occidente en general no es si Israel debe existir o defenderse, sino a qué costo. Y si el respeto a los derechos humanos y al derecho internacional puede depender del cálculo político interno o de las lealtades históricas.
Mientras las palabras siguen siendo el arma favorita de las potencias occidentales, el pueblo de Gaza sigue enterrando a sus muertos, sobreviviendo en tiendas de campaña y bebiendo agua salobre. Un tribunal internacional podría, en algún momento, llevar a los responsables a la justicia. Pero para quienes han perdido a sus familias bajo los escombros, eso llegará demasiado tarde.