Hambre en Gaza: la tragedia silenciosa que amenaza a miles de niños

La malnutrición infantil alcanza cifras alarmantes mientras el bloqueo israelí impide el acceso a alimentos y medicinas

El rostro más vulnerable de la guerra

La pequeña Mayar al-Arja, de tan solo dos años, reposa sobre una camilla en el Hospital Nasser en Khan Younis. Su abdomen hinchado y sus costillas marcadas como alambres definen una imagen que se repite en Gaza con demasiada frecuencia: el hambre. Mayar sufre enfermedad celíaca, condición que impide la ingesta de gluten, lo que requiere alimentos especiales que hoy brillan por su ausencia en este territorio fragmentado por la guerra.

Su madre, Asmaa al-Arja, lo resume con angustia: “Necesita leche de soya, pañales y alimentos especiales. Pero no hay nada, y si hay, no puedo pagarlo”. Mayar es una de más de 9.000 niñas y niños tratados por malnutrición en Gaza solo en 2025, según UNICEF.

Un bloqueo que impide la vida

Con más de 19 meses de conflicto armado entre Israel y Hamás, Gaza se enfrenta a una catástrofe humanitaria de proporciones históricas. Luego de meses bloqueando toda entrada de alimentos y medicinas, Israel permitió esta semana el ingreso de algunos camiones con ayuda humanitaria, entre ellos alimentos infantiles. Esta acción responde a la presión internacional, pero dista mucho de cubrir las necesidades básicas de los más de 2 millones de habitantes.

Durante un alto el fuego reciente, entraban cerca de 600 camiones diarios. Ahora, esa cifra no se acerca ni remotamente, lo que tiene consecuencias directas en la población más vulnerable: bebés, niños, embarazadas y madres lactantes.

El cerco del hambre: cifras que estremecen

  • Más de 71.000 casos de malnutrición infantil se prevén entre enero y marzo de 2025, según la Integrated Food Security Phase Classification (IPC).
  • Cerca de 17.000 mujeres embarazadas y lactantes necesitarán tratamiento urgente contra la malnutrición severa.
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya declaró que personas están muriendo de hambre.

"En todas partes la gente tiene hambre... nos señalan la boca como pidiendo comida", declaró Nestor Owomuhangi, representante del Fondo de Población de Naciones Unidas en los territorios palestinos.

Cuando alimentar a un hijo es imposible

Mai Namleh, quien vive en una tienda improvisada con su hijo de 18 meses, describe una realidad desgarradora: “Quiero destetarlo, pero no tengo leche ni otra cosa que darle”. Para calmar el llanto, diluye leche en polvo hasta hacerla casi agua o le da almidón para engañar su estómago. Le dieron 30 sobres de suplemento nutricional, pero los compartió con vecinos y se acabaron en dos días.

Otra madre, Nouf al-Arja, pagó una fortuna por un kilo de lentejas rojas. Las cocina con mucha agua para que rindan más. “No sé qué comeremos mañana. He bajado 23 kilos y no puedo ni concentrarme”, confiesa.

Su caso no es aislado: su hija de tres años está desnutrida y teme que su bebé recién nacido sufra el mismo destino.

Hospitales colapsados, esperanzas desvanecidas

El Dr. Ahmed al-Farrah explica que su centro de urgencias pediátricas en el Hospital Nasser está al límite. “Ya no tenemos nada. Cada día es más difícil mantener a los bebés y madres embarazadas con vida. El sistema de salud de Gaza está al borde del colapso”, sostiene.

Los hospitales, ya desbordados por los heridos de los bombardeos, apenas pueden atender la creciente marea de niños con signos extremos de malnutrición: espinas vertebrales visibles, estómagos inflamados y piernas hinchadas por edema.

La ayuda llega, pero no alcanza

Esta semana, camiones de ayuda lograron finalmente llegar a almacenes en Gaza central. Un paso importante, sí, pero insuficiente. La ONU denuncia que la logística impuesta por Israel para la distribución de la ayuda es excesivamente complicada, y que el caos interno dificulta aún más cumplir con su cometido: alimentar a una población agónica.

A esto se suma que las autoridades israelíes acusan a Hamás de desviar ayuda humanitaria, aunque hasta ahora no han presentado pruebas concluyentes.

La nueva propuesta de distribución que Israel plantea significaría, según las agencias humanitarias, violar principios básicos del derecho humanitario al obligar a la población a desplazarse para poder recibir ayuda, en vez de distribuirla según las necesidades en las zonas afectadas.

¿Dónde está la responsabilidad internacional?

Las imágenes que emergen desde Gaza recuerdan a otras crisis humanitarias conocidas, como Somalia en los 90 o Yemen en la última década. Y sin embargo, el mundo parece tratar a Gaza con sordera voluntaria. ¿Será por lo políticamente incómodo que resulta señalar el sufrimiento palestino en el contexto del conflicto con Israel?

El Informe Global sobre Crisis Alimentarias de 2023, elaborado por Naciones Unidas, ya ubicaba a Palestina como una de las regiones con mayor riesgo de hambruna. Pero lo que entonces eran advertencias, hoy son vidas rotas.

La Asociación de Pediatría Humanitaria, con base en Suiza, advirtió este mes: “Estamos acercándonos a un escenario de hambruna artificial inducida por el hombre. Esto es evitable. Esto no es falta de recursos. Es falta de voluntad política”.

Una infancia en peligro de extinción

Los testimonios se repiten, como ecos desesperados que rebotan sin encontrar respuesta. Desde la madre que roba lentejas para sobrevivir, hasta el médico que ya no tiene suplementos para salvar bebés, el panorama es profundamente incierto.

Cada día que pasa, mueren más niñas y niños en Gaza no por armas, sino por desnutrición y abandono. Y ese crimen, aunque silencioso, quedará marcado como uno de los más brutales de este conflicto prolongado.

La comunidad internacional enfrenta una disyuntiva moral sin escapatoria: actuar ahora para salvar generaciones enteras o guardar silencio y convertirse en cómplice por omisión.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press