Las Islas Chagos: una herida colonial que sigue abierta
El polémico acuerdo entre Reino Unido y Mauricio para transferir soberanía sobre el archipiélago es frenado por la justicia británica y reactiva denuncias por desplazamientos forzosos y tensiones geopolíticas
El conflicto histórico de las Islas Chagos
Las Islas Chagos, un remoto archipiélago de más de 60 islas en pleno Océano Índico, volvieron al centro de la política internacional luego de que un juez británico bloqueara un acuerdo histórico entre Reino Unido y Mauricio destinado a transferir la soberanía de dichas islas al país africano. La medida judicial detuvo en seco una ceremonia ya preparada, donde ambos países esperaban cerrar formalmente décadas de reclamaciones territoriales, diputas diplomáticas e indignación por parte de los desplazados.
Pero, ¿por qué estas islas son tan disputadas? ¿Qué papel juegan Estados Unidos y sus bases militares en medio de la controversia? ¿Y qué pasa con los chagosianos, los verdaderos habitantes de estas tierras?
Un legado del colonialismo británico
Históricamente bajo dominio francés y luego británico (desde 1814 tras el Tratado de París), el archipiélago fue una posesión estratégica del Imperio Británico. En 1965, el Reino Unido separó las Islas Chagos de la entonces colonia de Mauricio, antes de que esta obtuviera su independencia en 1968, y creó lo que llamó el British Indian Ocean Territory (BIOT).
Entre las décadas de 1960 y 1970, entre 1.500 y 2.000 chagosianos fueron expulsados de manera forzosa para dar paso a la construcción de una base militar estadounidense en la isla más grande del archipiélago: Diego García. Según Human Rights Watch, estas expulsiones forzadas representan “crímenes de lesa humanidad cometidos por una potencia colonial contra un pueblo indígena”.
Diego García: el enclave militar de EE.UU.
Desde su establecimiento, la base en Diego García se convirtió en un punto estratégico para las operaciones militares de EE.UU. en Medio Oriente, Afganistán y Asia meridional. Allí se han desplegado bombarderos B-52 y B-2 Spirit con capacidad nuclear, además de ser usada, según reportes, para vuelos ilegales de “rendición” de sospechosos terroristas.
Hoy en día, la instalación alberga a unos 2.500 soldados y operativos estadounidenses. Para Washington, esta base representa un “plataforma indispensable para la seguridad global”. Por ello, cualquier cambio en la soberanía de las islas preocupa tanto dentro del Pentágono como a sectores conservadores estadounidenses y británicos.
El acuerdo entre Reino Unido y Mauricio
En octubre de 2024, tras años de presión diplomática y legal por parte de Mauricio, el gobierno británico anunció un principio de acuerdo para transferir la soberanía de las islas (excepto Diego García) a Mauricio. Londres, sin embargo, mantendría control sobre la mayor isla durante al menos 99 años más para garantizar la continuidad de la base estadounidense.
El acuerdo, según informes no confirmados oficialmente, incluiría el pago de 90 millones de libras anuales (unos 116 millones de dólares) por parte del Reino Unido a Mauricio por el uso de Diego García.
El freno judicial y las divisiones internas
Horas antes de la firma del tratado, una orden judicial de emergencia del Alto Tribunal británico congeló el proceso por petición de dos mujeres chagosianas: Bernadette Dugasse y Bertrice Pompe. Ambas argumentan que la transferencia complicaría aún más los intentos de regresar a sus tierras natales.
La orden del juez Julian Goose indicó que el Reino Unido debía "mantener su jurisdicción sobre el Territorio Británico del Océano Índico hasta nueva orden", postergando una vez más el final de una disputa de largo aliento.
El drama de los chagosianos desplazados
Exiliados en su mayoría en Reino Unido, Seychelles y Mauricio, los unos 10.000 descendientes de los chagosianos originales han sufrido décadas de desarraigo, dificultades económicas y legales. Muchos han luchado sin éxito para obtener el derecho de regresar, ya sea a Diego García o a otras islas del archipiélago.
Organizaciones de derechos humanos y activistas acusan a ambos gobiernos de negociar sin incluir a los desplazados: “no queremos que se nos use como moneda de cambio entre potencias”, declaró un representante chagosiano al diario británico The Guardian.
El borrador del acuerdo proponía la creación de un fondo de reasentamiento, pero no establecía mecanismos tangibles ni garantías legales para facilitar el retorno ni la restitución de tierras.
La presión internacional y la posición de Naciones Unidas
En 2019, la Corte Internacional de Justicia dictaminó que la descolonización de Mauricio fue incompleta al separar a Chagos de su territorio original y que el Reino Unido debía devolver las islas “lo antes posible”. La resolución fue respaldada por una mayoría en la Asamblea General de la ONU, incluyendo a países europeos.
A pesar de ello, hasta 2024 Londres se mantuvo reticente a ceder formalmente el control, alegando preocupaciones estratégicas y compromisos militares con Estados Unidos.
¿Por qué importa tanto Chagos en el ajedrez geopolítico?
Ubicadas justo en el centro del océano Índico y cerca de rutas marítimas claves, las Islas Chagos tienen un valor geoestratégico incuestionable. No es casual que China haya mostrado creciente interés en la región a través de proyectos de infraestructura y “diplomacia portuaria”.
El fin del control británico sobre las islas (aunque parcial debido a Diego García) también representa un escollo político para los conservadores británicos, quienes acusan al gobierno laborista de “debilitar la influencia global” del Reino Unido.
En Estados Unidos, figuras como el senador Marco Rubio han advertido que el acuerdo representa “una seria amenaza para la seguridad nacional”. Por su parte, el expresidente Donald Trump había solicitado revisar los términos, aunque posteriormente dio su visto bueno en un encuentro con el primer ministro británico Keir Starmer.
¿Cuál es el futuro de las Islas Chagos?
Con el acuerdo en pausa indefinida y una opinión pública internacional que exige restitución para los desplazados, el futuro de las Islas Chagos es incierto. La comunidad chagosiana teme convertirse nuevamente en víctima de decisiones tomadas en despachos diplomáticos, sin su consentimiento ni participación.
Mientras tanto, las tensiones entre soberanía, intereses militares y derechos humanos mantienen a este pequeño archipiélago como un polvorín geopolítico en el corazón del Índico, 60 años después de su drama original.
Como dijo la activista y escritora chagosiana Marie Sabrina Jean: “Nuestro aislamiento no puede seguir siendo una justificación para la injusticia”.