Chagos: La herida colonial que sigue sangrando medio siglo después

El traspaso de soberanía de las Islas Chagos a Mauricio aviva el dolor de los chagosianos exiliados, que aún luchan por su derecho a volver a casa

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Por generaciones, los chagosianos han soñado con volver a casa. Para Bernadette Dugasse, ese anhelo es también una batalla contra la historia, la geopolítica y el olvido.

Una infancia truncada por la geopolítica

Bernadette Dugasse tenía apenas dos años cuando fue expulsada con su familia de las Islas Chagos, un remoto archipiélago en medio del Océano Índico. Aunque nació en el paraíso tropical de Diego García, creció en Seychelles y el Reino Unido, exiliada de una tierra que aún considera su verdadero hogar.

La historia de Dugasse es similar a la de unos 1.500 habitantes autóctonos, descendientes de esclavos africanos y trabajadores de plantaciones, que fueron forzosamente removidos por el gobierno británico entre 1965 y 1973. ¿La razón? Satisfacer un acuerdo secreto con Estados Unidos para construir una base militar estratégica en Diego García.

"Somos los nativos. Pertenecemos a ese lugar", dice Dugasse hoy, a sus 68 años, desde su hogar en Crawley, una localidad al sur de Londres.

La herida colonial: ¿Reparación o traición?

En 1965, tres años antes de que Mauricio obtuviera la independencia, el Reino Unido separó las Islas Chagos del resto del territorio. Creadas como el "Territorio Británico del Océano Índico" (BIOT por sus siglas en inglés), esta decisión sentó las bases para la más controvertida de las páginas coloniales británicas del siglo XX.

Recientemente, el gobierno británico anunció un acuerdo para transferir oficialmente la soberanía de las Islas Chagos a Mauricio. A primera vista, esto parecería un paso hacia la reparación de una injusticia histórica. Sin embargo, para muchos chagosianos, esto representa una nueva forma de abandono.

"No tengo pasaporte mauriciano. No quiero identificarme con Mauricio. Nosotros tenemos nuestra propia cultura, nuestra identidad. Somos un pueblo indígena único", afirmó Dugasse con firmeza.

Un pueblo sin tierra ni voz

El acuerdo entre el Reino Unido y Mauricio no incluyó la participación directa de los chagosianos. Tampoco garantiza su derecho al retorno. La realidad es aún más irónica: junto con la transferencia, el Reino Unido seguirá arrendando la base militar de Diego García por al menos otros 99 años, manteniéndola como una zona inaccesible para sus antiguos habitantes.

Human Rights Watch ha calificado esta exclusión como un "crimen colonial continuado". La organización y otros activistas exigen que se reconozca el derecho de retorno, no solo simbólicamente, sino con acciones concretas que permitan reconstruir una comunidad destruida.

Regresar por unos días: el intento doloroso de volver

Dugasse solo ha podido regresar a Diego García dos veces, mediante permisos especiales otorgados por el gobierno británico. Aunque pudo visitar la iglesia donde se casaron sus padres y donde fue bautizada, encontró su antigua aldea convertida en ruinas. La escuela ya no existe, y el cementerio familiar está olvidado entre la maleza. Incluso cuando intentó llevarse unos caracoles y arena blanca como recuerdo, le informaron que estaba prohibido.

"Me dijeron que no podía llevármelos. Les respondí que eran míos, no suyos", relató. "Estuvimos allí apenas nueve días y lloré cada uno de ellos".

Una diáspora de identidades en conflicto

Miles de chagosianos como Dugasse viven actualmente distribuidos entre Seychelles, el Reino Unido y Mauricio. Muchos son apátridas de facto: no aceptan una identidad impuesta por un país que no consideran suyo, y les fue negada la posibilidad de mantener un vínculo con su legado ancestral.

Algunos, como Bertrice Pompe, intentan emprender acciones legales para detener el acuerdo entre Londres y Port Louis. Lograron frenar la firma del tratado por unas horas, pero saben que la maquinaria política y diplomática es implacable.

Pompe fue directo en su declaración: "Llevamos 60 años luchando por nuestros derechos. Mauricio no nos los va a otorgar. Tenemos que seguir peleando para que el gobierno británico nos escuche".

La identidad en peligro de extinción

La señora Dugasse se pregunta con angustia: "¿Seremos los chagosianos eternamente nómadas, deambulando de un lado a otro?". Sus hijos y nietos solo han oído historias sobre las islas que una vez fueron su hogar. Su madre, anciana, sueña con morir en Diego García, pero esa posibilidad parece esfumarse con cada nuevo tratado firmado sin consulta.

"Los nativos se están muriendo. ¿Qué va a pasar? Es tiempo de que volvamos a pisar nuestra tierra", concluye Dugasse.

La frase resuena como un eco de justicia no alcanzada, de promesas rotas, y de una comunidad que se resiste a extinguirse en el olvido colonial.

Datos clave sobre las Islas Chagos

  • Ubicación: Océano Índico, al sur de las Maldivas.
  • Población original desplazada: Aproximadamente 1.500 personas.
  • Año de separación de Mauricio: 1965, tres años antes de su independencia.
  • Destino de los desplazados: Seychelles, Reino Unido y Mauricio.
  • Base militar en Diego García: Instalada por EE.UU. con apoyo británico; operativa desde 1971.

El reclamo en cifras y leyes

En 2019, la Corte Internacional de Justicia dictaminó que el Reino Unido debía devolver las Islas Chagos a Mauricio, calificando su administración como ilegal. Ese mismo año, una resolución de la Asamblea General de la ONU también respaldó la decisión con 116 votos a favor y solo 6 en contra. Sin embargo, el Reino Unido se ha negado reiteradamente a acatar la sentencia bajo el argumento de "defensa y seguridad".

Según un reporte del Parlamento británico de 2022, se estimaba que el costo de permitir el retorno de los chagosianos sería "inviable para el contribuyente británico". Sin embargo, el mismo informe reconocía que la expulsión original fue injusta y mal administrada.

¿Qué sigue para el pueblo chagosiano?

Mientras el Reino Unido y Mauricio cierran filas en torno a la soberanía del archipiélago y la base militar permanece intacta, los chagosianos deben decidir si continúan confiando en las cortes internacionales, luchan en las calles, o mantienen viva su cultura desde el exilio.

Para muchos, los rituales ancestrales, las canciones y la lengua creole son las últimas barreras que les conectan con un lugar del que fueron borrados en nombre de la estrategia y la diplomacia.

¿Puede un pueblo sin tierra mantener su identidad contra el embate de dos imperios? Los chagosianos aún no tienen respuesta, pero tampoco han dejado de resistir.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press