‘El Eternauta’: La Resistencia Argentina que Conquistó Netflix y Resucitó Fantasmas del Pasado
La serie basada en la mítica historieta de Héctor Germán Oesterheld ha desatado un fenómeno cultural que entrelaza ciencia ficción, memoria histórica y crítica al presente de Argentina.
Un fenómeno inesperado en Netflix
El 30 de abril, Netflix lanzó “El Eternauta”, una miniserie de seis episodios basada en la legendaria historieta argentina creada por Héctor Germán Oesterheld en 1957, con arte de Francisco Solano López. Lo que comenzó como una atrapante historia de ciencia ficción postapocalíptica se convirtió en un fenómeno que rápidamente encabezó el Top 10 de la plataforma en la categoría de programas en idioma no inglés.
Detrás de la nostalgia y el suspenso, la serie tocó fibras profundas en la sociedad argentina, reabriendo heridas pasadas y cuestionando la situación política actual. No solo se trata de una serie: “El Eternauta” se ha transformado en un evento cultural masivo.
La historia: nieve letal y resistencia humana
En la adaptación televisiva, un grupo de amigos se reúne a jugar truco —juego de cartas típico argentino— cuando una misteriosa nevada mortal cae sobre Buenos Aires. No es una nevada cualquiera: quien entra en contacto con ella, muere al instante. La ciudad entra en caos y, pronto, se revela que el fenómeno es parte de una invasión alienígena.
El protagonista, Juan Salvo, es un exsoldado y padre protector interpretado por el actor Ricardo Darín. A través de su liderazgo, el grupo de sobrevivientes lucha por entender la amenaza y encontrar refugio. Lo que distingue a El Eternauta de otras historias distópicas es su enfoque en la solidaridad comunitaria, profundamente arraigada en la idiosincrasia argentina.
Un símbolo político: Oesterheld y la dictadura
La historia de El Eternauta no solo se limita a su trama. El autor, Héctor Germán Oesterheld, fue secuestrado y desaparecido por la dictadura militar argentina en los años 70. Sus cuatro hijas también fueron secuestradas. Dos de ellas estaban embarazadas, y permanecen desaparecidos tanto ellas como sus hijos/as.
La tragedia de Oesterheld lo convirtió en símbolo icónico de la resistencia cultural frente a la represión estatal. Su desaparición es uno de los casos más emblemáticos del terrorismo de Estado en Argentina. En ese marco, la serie cobra otro nivel de significación: es también un homenaje a los desaparecidos y a la memoria colectiva.
En palabras de su nieto, Martín Oesterheld, quien también es productor ejecutivo de la serie: “El boom de El Eternauta ha creado un evento cultural más allá de la serie. Nos llena el corazón y nos da orgullo”.
Buenos Aires, protagonista distópica
Uno de los elementos más celebrados de la serie es su fidelidad a la geografía y costumbres locales. La historia no se traslada a Nueva York ni Londres: se ambienta íntegramente en Buenos Aires, con actores argentinos, acento rioplatense y guiños autóctonos como el mate, el truco, las veredas porteñas y la arquitectura clásica de la ciudad.
“La representación en la serie, desde la nevada hasta las costumbres cotidianas, genera una identificación brutal con el espectador argentino. Es ciencia ficción con identidad nacional”, explica Martín Hadis, académico especializado en el género.
Y es que ver la capital argentina sumida en el apocalipsis tiene un peso emocional inédito. Hasta ahora, las distopías eran exclusivas de otras ciudades del mundo. Esta serie reivindica lo local como escenario válido del futuro (o del fin del mundo).
Presente político: entre Milei y la autogestión cultural
En plena era de ajustes y recortes por parte del gobierno liberal-libertario de Javier Milei, El Eternauta se ha convertido en aquelarres de protesta. La frase “Nadie se salva solo”, lema de la serie, ha sido replicada en pancartas de manifestaciones, especialmente entre jubilados afectados por la quita de subsidios.
Martín Oesterheld lo resume así: “Mientras se desfinancia la cultura, llevamos un producto argentino al mundo con fuerza”.
Muchos analistas han leído la historia como una analogía de la actual situación política: una sociedad asediada, empobrecida y sin asistencia estatal, donde solo queda la unidad y la inventiva popular como formas de supervivencia. Como dice el dicho local: “atado con alambre”.
Conflictos pasados: la sombra de las Malvinas
Un agregado poderoso de la versión televisiva es el pasado militar del protagonista. Juan Salvo es un ex combatiente de la Guerra de Malvinas, conflicto bélico ocurrido en 1982 entre Argentina y el Reino Unido. La derrota dejó profundas cicatrices en el país, con 649 soldados argentinos muertos, muchos de ellos jóvenes conscriptos sin entrenamiento.
Darín explicó: “Las Malvinas no son una herida cerrada todavía. Es una herida sangrante. Este personaje representa a miles de personas heridas física y emocionalmente”.
Estos guiños vuelven a anclar la serie en sus raíces: se trata de una metáfora de la lucha del pueblo argentino, en tiempos pasados, presentes y futuros.
Tras la nieve, la memoria renace
La popularidad de la serie también ha revitalizado la búsqueda de los nietos desaparecidos por la dictadura, a través de la organización Abuelas de Plaza de Mayo. A raíz de El Eternauta, se multiplicaron las consultas de personas con dudas sobre sus orígenes, y se generó una nueva ola de interés en temas de memoria, identidad y derechos humanos.
“La serie nos ha abierto puertas que no logramos en años de campañas”, señaló Esteban Herrera, colaborador de Abuelas. “Ha viralizado el tema entre generaciones que quizás nunca habían escuchado del terrorismo de Estado”.
En varias partes de Buenos Aires aparecieron afiches con fotos de los Oesterheld desaparecidos, emulando carteles de “personas buscadas”, como parte de una campaña de concientización paralela al estreno.
Un clásico que renace para el mundo
El éxito arrollador ha derivado en la compra acelerada de derechos en distintos países. La editorial estadounidense Fantagraphics Books anunció la reedición de la versión inglesa de la novela gráfica original, ante la demanda emergente del público norteamericano.
Netflix ya confirmó una segunda temporada, con rodaje previsto para el próximo año. Mientras tanto, El Eternauta continúa como tendencia en redes sociales, y la edición argentina de la historieta volvió a agotarse en librerías de todo el país.
¿El futuro de las ficciones latinoamericanas?
El Eternauta marca un antes y un después en cómo se puede adaptar una historia local con resonancia global sin perder su identidad. Con un presupuesto de $34 millones y la participación de 2,900 personas, según Netflix, la serie demuestra que Latinoamérica tiene mucho para contar, dentro y fuera de sus fronteras.
“No es sólo ciencia ficción”, insiste Hadis. “Es un mito moderno fundacional. Una gran saga del ‘ser argentino’, que ahora, gracias al streaming, se vuelve saga universal”.
“El Eternauta” no será solo una serie exitosa; será, sin duda, un hito en la historia de la ficción latinoamericana.