El sueño roto de Kyle Larson: una odisea imposible entre Indianápolis y Charlotte
La frustración de intentar lo imposible: el reto de completar el doblete Indy 500 y Coca-Cola 600 en un mismo día
Kyle Larson, uno de los grandes nombres del automovilismo estadounidense, volvió a enfrentarse al desafío supremo del motorsport: completar las 1.100 millas que comprenden la Indy 500 y la Coca-Cola 600 el mismo día. Pero al igual que en 2023, la lluvia, los errores y la presión conspiraron para convertir su ambición en pesadilla.
El desafío del “Double Duty”
Muy pocos pilotos en la historia del automovilismo han intentado esta proeza: correr el mismo día en las 500 millas de Indianápolis y las 600 millas de Charlotte, dos carreras emblemáticas que representan lo más alto del IndyCar y la NASCAR respectivamente.
El desafío, conocido como “The Double”, implica competir durante cerca de 1.100 millas (1.770 kilómetros) en dos disciplinas diferentes, en dos estados distintos, el mismo día. La logística, el desgaste físico y la dificultad técnica hacen que sea una hazaña reservada a los pilotos más intrépidos.
Larson y su historia con el intento
En 2024, Larson reavivó la esperanza del “double duty” cuando anunció su intención de disputar ambas carreras con el respaldo de Hendrick Motorsports en NASCAR y Arrow McLaren en IndyCar. El plan era meticuloso: con una ventana prevista entre ambas competencias de aproximadamente 45 minutos, cualquier retraso sería fatal.
Ya en 2023, la lluvia en Indianápolis impidió que Larson tomara la bandera verde en Charlotte. En aquel entonces, su oportunidad se desvaneció sin siquiera subirse al coche de NASCAR. En 2024, las nubes volvieron a nublar su destino.
La lluvia y los contratiempos mecánicos
La carrera comenzó con una demora de 42 minutos debido a la lluvia en el famoso óvalo de Indianápolis. A pesar de ello, Larson tomó la salida con el objetivo intacto. Pero apenas pasaron 91 vueltas —menos de la mitad de la carrera— cuando su coche perdió estabilidad en la curva 2.
“Me puse un poco ansioso en la resalida. Estaba pegado a Takuma Sato, me puse nervioso al volante y giré el coche. Fue mi error”, declaró visiblemente afectado.
El impacto con el muro no sólo terminó con su participación en Indianápolis, sino también con su confianza. Minutos más tarde, se dirigía a tomar el avión rumbo a Charlotte con la moral por el suelo.
Un historial cargado de decepciones
En la historia del doblete, sólo un piloto logró completar las 1.100 millas: Tony Stewart en el año 2001. El entonces piloto de NASCAR terminó sexto en Indy y tercero en la Coca-Cola 600. Incluso leyendas como John Andretti, Robby Gordon o Kurt Busch no lograron tener éxito completo en ambos frentes.
El hecho de que sólo uno haya logrado dicha hazaña en las últimas tres décadas evidencia que lo que intentaba Larson está reservado para los inmortales del volante.
Un día lleno de caos en Indianápolis
La edición de 2024 de las 500 millas fue caótica desde el inicio. Scott McLaughlin chocó antes de que iniciara la carrera intentando calentar los neumáticos. Scott Dixon enfrentó un incendio en sus frenos en la vuelta de formación. Y Marco Andretti chocó en la primera vuelta.
Alexander Rossi tuvo un incendio en su coche durante la parada en pits, en la que incluso su abastecedor fue alcanzado por las llamas. Robert Shwartzman, el primer novato en arrancar desde la pole desde 1983 y primer israelí en competir en la Indy 500, perdió el control al llegar a su espacio y embistió a varios mecánicos de su equipo.
Indianápolis no dio tregua, y Larson se sumó a la larga lista de incidentes del día.
¿Tiene sentido seguir intentándolo?
Larson es un competidor feroz, y su valor como piloto nadie lo pone en duda. Pero habiendo fallado en dos años consecutivos, las dudas comienzan a instalarse: ¿vale la pena seguir intentando esta hazaña? ¿Exige demasiado incluso para alguien de su calibre?
En conversación con los medios tras el accidente, Larson fue claro: “Estoy desilusionado, pero hay que pasar página. Vamos a Charlotte a intentar ganarlo”.
La realidad es que las probabilidades están abultadamente en su contra. Según estadísticas de AP Racing, el promedio de éxito en doblar ambas carreras es de apenas un 14.3% entre quienes lo han intentado.
El regreso a Charlotte y nuevas esperanzas
Conduciendo para Hendrick Motorsports, Larson partía desde la primera fila en Charlotte. Aunque la lluvia le había robado vitales minutos, su equipo confiaba en que llegaría a tiempo para competir. La prioridad para el piloto californiano siempre ha sido la NASCAR, campeonato donde ha conquistado carreras y títulos.
Al llegar a Charlotte, la tormenta mediática estaba instalada. ¿Podría recomponerse mentalmente? ¿Podría reescribir el día más frustrante de su carrera con una victoria nocturna?
La necesidad de redefinir los desafíos
Intentos como el de Kyle Larson son nobles, románicos, espectaculares. Pero también corren el riesgo de ser autodestructivos si no se analizan en su justa medida. Tener el talento no basta. El clima, la logística e incluso la suerte deben alinearse.
Para muchos aficionados, el intento de “The Double” es algo glorioso. Para otros, es una obsesión innecesaria que quita enfoque de los campeonatos que realmente importan. ¿Hasta cuándo Larson insistirá con este sueño riesgoso?
¿Habrá una tercera vez?
El piloto no dio declaraciones definitivas. Pero su tono emocional sugería cansancio. Si bien no se descarta que lo intente una vez más, el “quick fix” que busca podría no estar en los óvalos interminables de Indianápolis ni en el asfalto abrasador de Charlotte, sino en redefinir su enfoque y objetivos.
A lo largo de su carrera, Larson ha sido un espectáculo sobre ruedas. Y como todo gran piloto, ha aprendido que el éxito no siempre viene con la bandera a cuadros, sino con saber cuándo es el momento de seguir, y cuándo el de replantear el camino.