Francia y el velo en el deporte: ¿defensa de la laicidad o discriminación velada?
El polémico proyecto de ley que prohíbe el uso del velo en competencias deportivas reaviva el eterno debate francés sobre la laicidad y la libertad religiosa
Una cancha, dos realidades: el caso de Salimata Sylla
Imagina estar lista para saltar al campo, con tu equipo animándote, luego de viajar más de tres horas para disputar un partido clave. Eso fue lo que vivió Salimata Sylla, capitana de un equipo de baloncesto femenino en Francia. Sin embargo, justo antes del inicio del partido, le notificaron que no podía jugar. ¿El motivo? Su velo deportivo.
Sylla, con 27 años, representa a miles de mujeres musulmanas en Francia a quienes se les impide competir profesionalmente por portar atuendos que expresan su fe. Aunque el hijab deportivo está aprobado por la Federación Internacional de Baloncesto, la federación francesa lo prohíbe alegando su interferencia con los principios de la laicidad.
Un proyecto de ley que enciende la llama
El Senado francés aprobó recientemente una controvertida propuesta legislativa impulsada por la derecha, que busca prohibir de manera definitiva el uso de pañuelos en todas las competiciones deportivas. Este proyecto, que ahora espera ser debatido en la Asamblea Nacional, iría más allá de las regulaciones internas de las federaciones, convirtiéndose en ley nacional.
Sus promotores argumentan que se trata de una medida para garantizar la neutralidad del espacio deportivo frente a cualquier manifestación política o religiosa. Para muchos otros, se trata de una ley injusta, islamófoba y profundamente discriminatoria.
La laicidad: ¿principio neutral o arma política?
En Francia, la laicidad (laïcité) es una piedra angular del sistema republicano desde la ley de 1905 que separó a la Iglesia del Estado. En teoría, busca garantizar la libertad de creencias al tiempo que impide que el Estado favorezca religión alguna.
Pero según diversos críticos, esta neutralidad se ha convertido en una excusa frecuente para excluir, especialmente a los musulmanes. Nicolas Cadène, exsecretario del Observatorio de Laicidad, lo resume así:
“El Estado, porque es laico, no tiene que juzgar un símbolo religioso. Su papel no es tratar con símbolos religiosos, sino garantizar que quienes representen la administración pública no los utilicen. Pero esta ley busca excluir a estas mujeres jóvenes.”
Deporte y emancipación femenina: dos caminos que chocan
“Sabemos que el deporte es un vehículo para la emancipación, especialmente para las niñas”, declaró Salimata Sylla. Para ella, imponerle la retirada del velo no es una forma de liberación, sino una nueva forma de opresión.
Desde 2023, tras negarse a quitarse el velo en un partido de la National 3 League contra el Escaudain, Sylla es una jugadora excluida de las competiciones oficiales. Ahora organiza torneos inclusivos en París, donde hijabs y camisetas conviven en armonía y las mujeres juegan sin imposiciones.
Les Hijabeuses: fútbol, pañuelo y resistencia
El movimiento de mujeres deportistas "Les Hijabeuses", formado por jugadoras de fútbol, representa el frente más visible de la lucha contra esta exclusión. Luego de que el Consejo de Estado ratificara la potestad de la federación de fútbol para prohibir el velo en partidos, Les Hijabeuses llevaron su denuncia al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
“Rechazamos esta injusticia. Esta ley no tiene cabida en Francia. Seguiremos luchando hasta que no se nos imponga esta elección”, afirman.
Según un estudio de Amnesty International, Francia es el único país democrático del mundo que prohíbe todo tipo de símbolos religiosos en deporte.
Polarización política: entre igualdad y símbolos
La iniciativa legislativa no solo ha polarizado a la opinión pública, sino que también ha dividido al propio gobierno. Atletas de renombre como Teddy Riner, cinco veces campeón olímpico en judo, se han manifestado en contra de la propuesta. “Esta ley apunta a una sola religión. Deberíamos fomentar la igualdad, no excluir”, dijo.
Por otro lado, figuras como Mahyar Monshipour, exboxeador profesional, y el ministro del Interior Bruno Retailleau, argumentan que el velo es símbolo de sumisión femenina. “El hijab cuestiona radicalmente la igualdad entre hombres y mujeres. Aunque no todas las mujeres que lo usan son islamistas, todo islamista quiere que las mujeres lo usen”, afirmó Retailleau.
Un contexto de securitización y pánico moral
Desde los atentados de 2015, la política francesa se ha endurecido con leyes destinadas a controlar mezquitas, escuelas y clubes deportivos. La más conocida, de 2021, fue vista por muchos como un intento de cortejar al electorado de derecha. En 2024, a dos años de las próximas elecciones presidenciales, el islam vuelve al centro del debate político.
Un reciente informe gubernamental señala que la Hermandad Musulmana estaría intentando expandir su influencia en Francia, incluyendo clubes deportivos. Aunque no hay pruebas concluyentes, este discurso ha sido suficiente para avivar el fuego del miedo colectivo.
¿Qué hay detrás de esta ley?
- El proyecto no menciona el Islam explícitamente, pero en la práctica afecta mayoritariamente a mujeres musulmanas.
- Apela a una noción de universalidad deportiva que excluye lo diverso.
- Se basa en la idea de neutralidad, pero impone una visión única de qué significa ser neutral.
El senador Michel Savin, promotor del proyecto, afirma: “Las canchas deben estar protegidas de cualquier confrontación ajena al deporte. Necesitamos implementar un principio de neutralidad.”
Francia frente al espejo internacional
En vísperas de los Juegos Olímpicos de París 2024, el tema ha adquirido mayor envergadura. En un informe de Amnistía Internacional que analiza la situación en 38 países europeos, Francia es el único que prohíbe completamente el uso de prendas religiosas en el ámbito deportivo.
Si se aprueba esta ley en la Asamblea Nacional, Francia se convertirá en la única democracia que oficializa dicha prohibición.
¿Se trata de proteger el modelo laico francés o de institucionalizar una forma de exclusión selectiva? La respuesta dependerá de cuántas voces como la de Salimata Sylla, Les Hijabeuses y otros defensores de la libertad religiosa puedan seguir siendo escuchadas en una cancha cada vez más politizada.