Polonia dividida: ¿elección presidencial o referéndum sobre el futuro del país?
Trzaskowski y Nawrocki encarnan dos visiones irreconciliables en unas elecciones que podrían redefinir el rumbo de Polonia
La nación polaca se encuentra en un momento decisivo que trasciende una simple elección presidencial. Dos figuras emergen como símbolos de visiones políticas y sociales profundamente divergentes: Rafał Trzaskowski, liberal y proeuropeo, y Karol Nawrocki, conservador nacionalista. El clima electoral se ha intensificado conforme se acerca la segunda vuelta, programada para el 1 de junio, en lo que promete ser una de las contiendas más ajustadas y de mayor impacto para el país desde la caída del comunismo en 1989.
¿Quiénes son los contendientes?
Rafał Trzaskowski no es un desconocido en la política polaca. Alcalde de Varsovia desde 2018 y miembro prominente de la Coalición Cívica de Donald Tusk, Trzaskowski representa a los sectores urbanos, progresistas y europeos de Polonia. Defiende el derecho al aborto, la inclusión LGBTQ+ y un firme alineamiento con la Unión Europea.
Por el contrario, Karol Nawrocki es un historiador conservador respaldado por el partido nacionalista Ley y Justicia, el cual gobernó Polonia entre 2015 y 2023. Nawrocki dirige el Instituto de la Memoria Nacional, una institución estatal que durante los gobiernos nacionalistas actuó como instrumento para moldear la narrativa histórica desde una óptica patriótica y revisionista. Su relación cercana con el expresidente estadounidense Donald Trump refuerza su imagen de defensor de los valores tradicionales.
Dos marchas, dos Polonias
El pasado domingo, Varsovia fue el epicentro de dos marchas patrióticas paralelas, organizadas por los respectivos candidatos. Miles de personas viajaron desde distintas regiones del país para unirse a estos eventos, dejando claro que las elecciones van más allá de la política partidista: se juega la definición de identidad nacional.
"Es hora de que la honestidad gane. Es hora de que la integridad gane. Es hora de que gane la justicia", proclamó Trzaskowski a sus simpatizantes, invocando la necesidad de respaldar un modelo de gobierno abierto, democrático e inclusivo.
Mientras tanto, Nawrocki se presentó como símbolo de estabilidad, tradición y "normalidad" ante lo que cataloga como una ola de ideologías extranjeras que amenazan las raíces nacionales.
Una juventud dividida
Un dato clave de la primera ronda, celebrada el 18 de mayo, fue el voto joven. Según una encuesta de salida de Ipsos, casi el 35% de los votantes entre 18 y 29 años apoyó al candidato libertario Sławomir Mentzen, conocido por su fuerte presencia en TikTok, su nacionalismo y su firme defensa del libre mercado. Ahora, esos votos serán disputados voto a voto por Trzaskowski y Nawrocki.
El fantasma de la judicialización y los medios
Polonia ha sido objeto de repetidas advertencias por parte de la Comisión Europea debido al deterioro del Estado de derecho bajo la administración de Ley y Justicia, especialmente en cuanto a la independencia judicial y el control de los medios públicos. Durante años, el gobierno de ese partido fue acusado de convertir la televisión estatal en una herramienta de propaganda política. Aunque el nuevo gobierno de Tusk intenta cambiar el rumbo, también enfrenta críticas por su manejo de los medios públicos, aunque estos sean más sutiles.
Trzaskowski ha subrayado su compromiso con devolver la independencia a los tribunales y medios, alineándose con las reformas propuestas por el actual Primer Ministro. Nawrocki, por su parte, argumenta que estas críticas son parte de un intento globalista por controlar la soberanía polaca desde Bruselas.
Apoyos internacionales: ¿beneficio o desventaja?
Curiosamente, la contienda presidencial también ha captado la atención internacional. Nawrocki fue fotografiado a inicios de mayo junto a Donald Trump en el Despacho Oval, lo que fue interpretado como un respaldo implícito del expresidente estadounidense. Mientras tanto, el presidente electo de Rumanía, Nicusor Dan, un centrista proeuropeo, visitó Varsovia para reunirse con Trzaskowski y participar en su marcha.
Estos gestos han sido interpretados como parte de una pugna geopolítica más amplia entre las democracias liberales pro-UE y los movimientos nacionalistas populistas que buscan cortar lazos con Bruselas y reforzar el Estado-nación soberano.
El conflicto en Ucrania: una amenaza latente
Uno de los temas constantes en las campañas ha sido la seguridad nacional, especialmente ante el temor de que Rusia, envalentonada por sus avances en Ucrania, pueda extender su influencia sobre Europa Central y del Este. Trzaskowski insiste en que solo una Polonia firmemente aliada con Alemania, Francia y otros socios europeos puede resguardarse del expansionismo ruso.
Nawrocki, sin negarlo completamente, apela más bien a una estrategia de defensa interna robusta, favoreciendo el aumento del gasto militar y escepticismo hacia instituciones supranacionales como la UE y la OTAN.
Corrupción y escándalos
En las últimas semanas, Nawrocki ha enfrentado acusaciones de fraude inmobiliario contra un anciano, algo que él niega categóricamente. Aunque sus seguidores lo defienden fervorosamente, el escándalo ha teñido una campaña ya tensa y polarizada.
Del lado opuesto, Trzaskowski es criticado por los sectores más conservadores por su activismo LGBTQ+ y su apoyo a los derechos reproductivos, temas sensibles en un país aún profundamente católico.
Un resultado incierto
Encuestas recientes colocan a ambos candidatos en un virtual empate técnico, dentro del margen de error. Esta elección se perfila como de alta participación y puede definir el camino que Polonia seguirá en los próximos años: ¿continuará su acercamiento a la Unión Europea y las políticas liberales occidentales, o retomará el modelo de Estado fuerte, conservador y nacionalista?
Para un país de casi 38 millones de habitantes, ubicado estratégicamente entre Alemania y Ucrania, la decisión no es trivial. En palabras de Trzaskowski: "Nos quedan literalmente unos pocos días. Necesitamos determinación total, cada voto cuenta".
Por ahora, solo una cosa es certera: estas elecciones no solo decidirán un presidente, sino también qué significa ser polaco en el siglo XXI.