Una misión de 80 años: el regreso de los héroes caídos del ‘Heaven Can Wait’
El rescate de los restos de un bombardero B-24 derribado en la Segunda Guerra Mundial reescribe la historia con valentía, ciencia y amor familiar
Wappingers Falls, Nueva York – Más de 80 años después de haber desaparecido en el Pacífico durante una arriesgada misión de bombardeo en la Segunda Guerra Mundial, cuatro de los once tripulantes del bombardero B-24 'Heaven Can Wait' finalmente han vuelto a casa. Su sacrificio, antes perdido entre las olas frente a las costas de Nueva Guinea, ha sido rescatado gracias a una incansable búsqueda liderada por familiares, la tecnología moderna y una misión marina sin precedentes.
Una tragedia en el Pacífico
Era el 11 de marzo de 1944 cuando el bombardero ‘Heaven Can Wait’, con 11 tripulantes a bordo, fue alcanzado por fuego enemigo durante una misión de bombardeo contra objetivos japoneses en lo que hoy es Papúa Nueva Guinea. Testigos en aviones vecinos vieron al copiloto hacer un último saludo antes de que el avión cayera en picada al océano, sin dejar sobrevivientes. Durante décadas, sus restos fueron clasificados como irrecuperables.
Aquellos hombres, de entre 21 y 26 años, dejaron atrás familias jóvenes y sueños truncados. Algunos, como el piloto 1.er Teniente Herbert Tennyson, jamás llegaron a conocer a su hijo, quien naciera luego del fatal accidente. Otros, como el sargento Eugene Darrigan, habían podido asistir al bautizo de su hijo antes de ser movilizado nuevamente. Sus esposas, muchas de las cuales nunca se volvieron a casar, custodiarían las cartas, fotos y recuerdos con un eterno amor silencioso.
Un detective inesperado
En 2013, cuando se acercaba el Día de los Caídos en EE.UU., Scott Althaus, profesor de ciencias políticas y comunicaciones en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, se propuso investigar sobre Thomas Kelly, su primo segundo y uno de los miembros desaparecidos de la tripulación. Lo que comenzó como una búsqueda académica se transformaría en una cruzada familiar.
Con ayuda de documentos militares, fotos aéreas, testimonios de veteranos y mapas, Althaus reconstruyó la ruta del avión. Tras cuatro años de investigación, concluyó que el bombardero se había estrellado frente a Awar Point. Esta información fue entregada a Project Recover, una organización sin fines de lucro dedicada a recuperar soldados estadounidenses desaparecidos en acción.
Una misión sin precedentes
En 2017, científicos del Instituto Scripps de Oceanografía, parte de Project Recover, localizaron los restos del 'Heaven Can Wait’ en el lecho marino. Tras una búsqueda que abarcó más de 27 kilómetros cuadrados y superó los 60 metros de profundidad, los exploradores confirmaron la identidad del avión a través de restos del fuselaje, efectos personales y otros artefactos.
Finalmente, en 2023, la Agencia de Contabilidad de Prisioneros de Guerra y Desaparecidos en Acción del Departamento de Defensa (DPAA, por sus siglas en inglés) emprendió una compleja y profunda operación de recuperación. Equipos de buzos de la Marina de élite descendieron en una campana presurizada hasta el fondo del mar, en lo que se convierte en la operación de recuperación más profunda jamás realizada por DPAA.
Entre los objetos recuperados se encontraban:
- La chapa de identificación corroída de Eugene Darrigan, aún legible y con el nombre de su esposa Florence.
- El anillo de Thomas Kelly, con la palabra “BOMBARDIER” todavía visible.
- Restos humanos que fueron enviados a análisis de ADN, confirmando la identidad de Darrigan, Kelly, Tennyson y el navegador Donald Sheppick.
El regreso a casa
Las ceremonias de repatriación comenzaron el 25 de mayo de 2025 en Wappingers Falls, Nueva York, lugar de origen de Eugene Darrigan. Más de 200 personas asistieron al funeral, con banderas ondeando, saludos militares y lágrimas sinceras. Al día siguiente, Thomas Kelly fue enterrado en Livermore, California, junto a una lápida que desde hace décadas tenía la imagen de un bombardero.
Donald Sheppick será sepultado más adelante en Pennsylvania, junto a sus padres. El 27 de junio se celebrará el funeral de Herbert Tennyson en Wichita, Kansas, donde será inhumado junto a su esposa Jean, quien vivió hasta los 96 años esperando el regreso de su amado. Su nieto, Scott Jefferson, expresó: “Creo que, como nunca dejó de creer que volvería a ella, es justo que al final tuviera razón”.
El impacto de los ausentes
Según el Departamento de Defensa, más de 81,000 estadounidenses están desaparecidos desde la II Guerra Mundial. Estas operaciones de recuperación, aunque difíciles y costosas, permiten cerrar heridas intergeneracionales y honrar un pacto nacional hacia quienes dieron sus vidas por la libertad.
Project Recover cuenta con 100 misiones realizadas en 20 países desde su fundación en 2012, combinando tecnología moderna (escaneo por sonar, drones submarinos, análisis de ADN) y la determinación de familiares y voluntarios. Scott Althaus continúa colaborando con la organización como voluntario.
“Es un viaje que jamás pensé que iba a culminar así, pero aquí estamos, 81 años después”, dijo Althaus emocionado.
Héroes silenciados, memoria viva
Esta historia no es solo un rescate físico. Es también una reivindicación histórica. Mujeres que lloraron en silencio, hijos que crecieron con fotografías en lugar de abrazos paternos, y comunidades enteras que nunca olvidaron. Hoy, sus sacrificios resurgen en banderas dobladas, honores fúnebres y en un país que, al menos por un momento, alza la voz para decir: “Gracias”.
Aún quedan siete tripulantes sin localizar. Y cada uno de ellos representa una promesa que sigue esperando cumplirse.
Porque incluso el océano, inmenso y profundo, no puede esconder para siempre la verdad, ni sepultar el amor de los que esperan.