Isco, una vuelta de ensueño y el desafío de España en la Nations League: ¿Milagro o renacimiento?
El mediocampista andaluz regresa a la selección tras seis años de ausencia en el contexto de un equipo plagado de juventud y lesiones clave. ¿Puede ser clave en la semifinal ante Francia?
Isco Alarcón ha vuelto. El talentoso mediocampista malagueño, desaparecido de la esfera internacional durante casi un sexenio, fue incluido por Luis de la Fuente en la lista final de 26 convocados para la semifinal de la UEFA Nations League contra Francia el próximo 5 de junio en Stuttgart.
En medio de un panorama marcado por lesiones, renovaciones generacionales e importantes ausencias como la de Rodri, la vuelta del ‘mago’ andaluz provoca tanto nostalgia como debates: ¿puede convertirse en ese factor X que necesita una España en reconstrucción?
El renacer de Isco: de olvidado a indispensable
Después de su marcha del Real Madrid en 2022, muchos dieron por cerrada la carrera de Isco en la élite. Una breve e infructuosa aventura por el Sevilla y una lesión que pudo haber sido el último clavo en su ataúd mediático, borraron casi por completo su nombre del radar del alto rendimiento.
Pero en silencio y con constancia, Isco encontró en el Real Betis un refugio y un renacer. De la mano de Manuel Pellegrini, el malagueño revitalizó su fútbol, sumando 9 goles y 7 asistencias en la temporada 2024-2025 de LaLiga, siendo uno de los líderes creativos del equipo verdiblanco y guiando al Betis hasta las semifinales de la UEFA Conference League.
"Era el momento adecuado para su regreso. Si pensara lo contrario, no estaría en la lista", dijo Luis de la Fuente al justificar su convocatoria.
Seis años en el exilio internacional
Desde 2019, Isco no se enfundaba la camiseta de la Roja. Su último partido fue en la fase de clasificación rumbo a la Eurocopa 2020. Desde entonces, su nombre había sido más tema de discusión en tertulias futboleras que una opción real para los entrenadores de la selección.
En su cúmulo de apariciones internacionales, suma 38 partidos y 12 goles con España. Uno de sus momentos más memorables fue su hat-trick a Argentina en marzo de 2018, en un amistoso que terminó 6-1. Pero su inconsistencia y bajo rendimiento en el Real Madrid terminaron eclipsando lo que prometía consolidarse como una carrera legendaria en la selección.
Una España entre generaciones
La convocatoria para el Final Four de la Nations League refleja tanto la esperanza como la incertidumbre. La selección española llega sin algunas de sus piezas clave:
- Rodri, tal vez el mejor mediocentro del mundo hoy, aún fuera de ritmo tras una lesión de rodilla.
- Gavi, recientemente recuperado, incluido, pero no en su mejor versión.
- Iñigo Martínez y Raúl Asencio, fuera por decisión técnica.
Sin embargo, hay nombres que ilusionan:
- Lamine Yamal (16 años), ya asentado en el Barça, desborde y magia pura.
- Pedri y Dani Olmo, que buscan reencontrarse con su mejor forma.
- Nico Williams, uno de los atacantes más verticales del continente.
Isco entra como el veterano cerebral en un equipo lleno de talento joven, con capacidad no sólo de generar juego, sino también de calmar, gestionar y liderar. Su experiencia y calidad técnica podrían convertirlo en el catalizador de un torneo que España anhela ganar.
El desafío: ¿Puede Isco marcar la diferencia ante Francia?
España jugará contra una Francia poderosa, encabezada por Kylian Mbappé, Antoine Griezmann y una serie de jugadores de primer nivel. Aunque los galos han mostrado irregularidades recientes, siguen siendo el gigante a batir.
Isco no tiene la velocidad de antes, ni corre como Lamine Yamal o Nico Williams, pero su lectura del juego, toque preciso y visión siguen siendo élite. En una semifinal donde los momentos cuentan más que las estadísticas, su rol como enganche entre líneas podría ser vital.
Estadísticas recientes que avalan su regreso
En la temporada 2024/2025, Isco aparece en el Top 5 de jugadores con más pases clave por partido (2.7), sólo superado por Pedri y Fabián Ruiz entre los seleccionados. Además, tiene un 83% de efectividad en el último tercio de campo, básico para un fútbol de posesión como el de España.
Sus 9 goles, todos anotados desde fuera del área o tras combinación, remarcan su especialidad de media distancia, un recurso escaso en la corta plantilla actual.
Un país que volvió a creer
Twitter explotó con la noticia. El hashtag #IscoEstáDeVuelta fue Tendencia en España durante más de 24 horas. Muchos lo interpretan como el merecido premio al esfuerzo silencioso, al futbolista que no tiró la toalla pese a las críticas y les lesiones.
El propio Isco, conocido por su bajo perfil mediático, se limitó a postear una imagen suya con la camiseta de España y un escueto: “Gracias por la confianza. Siempre orgulloso de vestir esta camiseta”.
No es el primer caso… pero sí el más especial
La historia del fútbol español ha tenido otros regresos impresionantes, como el de Juan Mata en 2017 o Jesús Navas que regresó para la Euro 2020. Sin embargo, el de Isco genera una conexión especial con el público por su talento innato y porque, a diferencia de muchos, su caída no fue puramente física, sino anímica y de confianza.
En ese sentido, su regreso no es solo una decisión táctica, sino también simbólica: una apuesta por el talento, la perseverancia y el fútbol de salón, ese estilo corto, de paredes, de magia andaluza que tanto ha caracterizado al fútbol español.
¿Hay sitio para él en la Eurocopa?
La Eurocopa 2024 está a la vuelta de la esquina. Si Isco tiene minutos, marca diferencias, y ofrece una actuación estelar, su nombre será inevitable en la lista de convocados. Además, su presencia no anula el lugar de los jóvenes, sino que puede potenciarlos. Imaginar una asociación entre él y Yamal o Nico Williams puede ser puro espectáculo.
De la Fuente ha apostado por el equilibrio: experiencia que complementa juventud. Y aunque podría parecer arriesgado, el seleccionador está más asentado que nunca en el banquillo, tras llevar a España a la Final Four con consistencia y una identidad clara: combinación, presión y control.
El alma del proyecto
Más allá del balón, el regreso de Isco podría ayudar al vestuario en lo emocional. En un equipo aún joven, con poca carga de partidos decisivos, su presencia puede ser ese eje de serenidad tan necesario. Y si hay algo que sabe muy bien quien ha jugado en el Bernabéu, es manejar la presión.
El tiempo dirá si esta convocatoria es un último homenaje o el comienzo de un segundo capítulo.
Por ahora, todos los ojos apuntan al 5 de junio. Stuttgart dictará sentencia. Pero pase lo que pase, Isco ya ganó algo más grande que una semifinal: ha recuperado su sitio, su magia y el corazón del fútbol español.