La transición energética de Grecia: cómo el cable submarino Creta-Continente electrifica el futuro del Mediterráneo

Con el respaldo de la UE y el foco en la energía renovable, Grecia avanza para convertirse en un eje energético estratégico en la región

Grecia ha dado un paso titánico hacia la independencia energética y la sostenibilidad ambiental. El reciente anuncio del gobierno heleno sobre la finalización del enlace submarino entre el continente y la isla de Creta marca un hito en la modernización de las redes eléctricas europeas y en la lucha contra el cambio climático.

Un proyecto de mil millones de euros con impacto geopolítico

El enlace submarino, que abarca 330 kilómetros y ha costado aproximadamente 1.000 millones de euros, ya fue conectado el sábado pasado y se espera que esté en operación completa en verano de 2025. Este esfuerzo ha sido financiado en gran parte por la Unión Europea mediante subvenciones y préstamos, como parte de su estrategia por garantizar una red energética interconectada y resiliente ante crisis como la guerra en Ucrania.

Según Stavros Papastavrou, ministro de Energía de Grecia, “Creta se está convirtiendo en un pilar central para la transición energética del país”. Este plan tiene como objetivo mayor no sólo sustituir la generación de energía fósil de la isla por energías renovables, sino también posicionar a Grecia como un nodo energético crucial en el Mediterráneo oriental.

Del aislamiento a la interconectividad energética

Hasta ahora, Creta ha dependido de una producción eléctrica principalmente basada en combustibles fósiles y generada localmente. Dicho modelo es costoso, dependiente del mercado internacional y contaminante. El nuevo cable, que opera con un sistema de transmisión de corriente continua de alto voltaje (HVDC), posibilita transportar hasta 1.000 megavatios de capacidad, suficiente para alimentar toda la isla con energía proveniente del continente.

Además, gracias a esta conexión, será más fácil integrar fuentes renovables como la energía solar y eólica del continente griego al consumo insular. A largo plazo, esto también abre la posibilidad de exportar energía limpia desde Creta hacia el norte de África o Medio Oriente por medio de futuras conexiones.

El Gran Interconector del Mar: una visión para 2030

El plan griego no se detiene en Creta. El país espera extender la infraestructura a Chipre e Israel, consolidando así el proyecto conocido como el Gran Interconector del Mar. Con una visión que proyecta su culminación para antes de 2030, este proyecto convertiría a Grecia en el puente energético entre Europa, Asia y África.

No obstante, como en todo proyecto de esta envergadura, los retos no son pocos. Las tensiones marítimas existentes entre Grecia y Turquía, junto con discrepancias financieras entre los países participantes, han provocado demoras y desconfianzas. A pesar de ello, el compromiso griego es firme: convertir al país en un punto neurálgico para el flujo de energía renovable internacional.

¿Por qué es tan significativo este avance para la UE?

  • Reducción de la dependencia energética: especialmente tras la invasión rusa a Ucrania, Europa busca activamente diversificar sus fuentes y rutas energéticas.
  • Descarbonización: el cable apoya los objetivos del Pacto Verde Europeo al cerrar plantas de energía fósil y fortalecer la infraestructura para energía renovable.
  • Integración del mercado interior energético: uno de los pilares más estratégicos de la política energética de la UE es el desarrollo de una red eléctrica totalmente integrada y eficiente.

De hecho, la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, indicó que “este tipo de interconexiones representan el futuro: un sistema eléctrico europeo más fuerte, más limpio y más equitativo para todos los ciudadanos europeos”.

Aspectos técnicos: tecnología y supervisión

El proyecto fue supervisado por una subsidiaria del Operador Independiente de Transmisión de Energía griego (IPTO) y contó con una colaboración internacional de gigantes energéticos:

  • Siemens Energy (Alemania): responsable de los sistemas HVDC.
  • TERNA (Grecia): encargada de parte de la construcción en tierra.
  • Prysmian Group (Italia): líder mundial en sistemas de cableado submarino.

El cable fue instalado a una profundidad de 1.200 metros bajo el mar, enfrentando condiciones oceánicas extremas que pusieron a prueba tanto capacidades técnicas como logísticas.

Visiones alternativas: el papel de Egipto y nuevas rutas

Una faceta interesante de este proceso reside en la alternativa propuesta por Egipto: establecer otra línea de transmisión directa desde su territorio hasta el continente europeo, pasando fuera de Creta. Esta jugada podría generar competencia estratégica y oportunidades de colaboración en paralelo, multiplicando los escenarios de sustentabilidad regional.

Estos planes, además de reconfigurar la geopolítica energética, refuerzan una narrativa confirmada por la Agencia Internacional de Energía (IEA): “las redes eléctricas son la nueva columna vertebral de la transición energética mundial”. Si bien la atención pública suele centrarse en paneles solares o turbinas eólicas, sin una red eléctrica acondicionada para ese flujo de energía, la verdadera transición no es posible.

De la periferia energética al centro del cambio

Hace apenas dos décadas, Grecia tenía un rol periférico en la matriz energética de Europa. Hoy, con proyectos tan ambiciosos como el Gran Interconector del Mar, está en juego nada menos que su lugar como protagonista de la lucha contra el cambio climático. Adicionalmente, impulsa la generación de empleos, la modernización técnica nacional y la atracción de inversiones extranjeras en renovables.

Más allá de su valor simbólico, esta conexión eléctrica es una infraestructura crítica que permite que las ideas de independencia y sostenibilidad energética pasen del papel a la realidad. Por supuesto, Grecia no lo ha hecho sola. La colaboración europea, tecnología de punta, y alianzas regionales han sido fundamentales. Pero el liderazgo político y estratégico heleno merece reconocimiento.

En palabras de Papastavrou, “estamos construyendo hoy la red eléctrica que nuestros hijos usarán mañana”. Y eso, en un planeta que clama por innovación ecológica, podría ser más poderoso que cualquier recurso fósil del pasado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press