Marcel Ophuls: El cineasta que rompió el espejo de Francia

Con 'The Sorrow and the Pity', Ophuls obligó a Francia a enfrentarse a su pasado más incómodo

El documental que sacudió a una nación

En 1969, un documental marcó un antes y un después en la forma en que Francia enfrentaba su historia. “The Sorrow and the Pity” (La tristeza y la piedad), dirigido por Marcel Ophuls, no solo retrató la ambigüedad moral durante la ocupación nazi, sino que desmanteló uno de los mitos fundacionales de la identidad francesa posguerra: la idea de un país unido en resistencia contra el Tercer Reich.

Marcel Ophuls, hijo del legendario director alemán Max Ophuls, se atrevió a mostrar lo que muchos políticos y ciudadanos franceses preferían ignorar: que la colaboración con los nazis fue más común de lo que se quería admitir. A través de entrevistas extensas, sin música ni narración orientadora, el documental dejó que los propios franceses hablaran —y callaran— sobre lo que recuerdan, justifican u olvidan.

Una obra incómoda y prohibida

Filmado principalmente en Clermont-Ferrand, una ciudad provincial en el corazón de Francia, el documental entrevistó a colaboracionistas, miembros de la resistencia, campesinos, maestros, políticos y hasta al excomandante nazi de la ciudad. El resultado fue demoledor: la resistencia fue la excepción, no la regla.

El impacto fue tan profundo que la televisión francesa prohibió su emisión durante más de una década. No fue hasta 1981 que “The Sorrow and the Pity” se transmitió por primera vez a nivel nacional. El porqué estaba claro: el documental tiraba por tierra el mito construido por Charles de Gaulle, quien promovía la narrativa de una nación heroica, unida y sin fisuras morales durante la ocupación.

Francia frente al espejo

La película revela que:

  • Policías franceses ayudaron activamente en la deportación de judíos.
  • Vecinos optaron por el silencio ante la desaparición de familias enteras.
  • Maestros “no recordaban” a colegas judíos que habían desaparecido.

Todos estos capítulos se mostraban sin dramatismo, solo con la crudeza de las palabras —o las evasivas— de los entrevistados. Según Ophuls, no se trataba de acusar, sino de mostrar: “¿Quién puede asegurar que su nación habría actuado mejor en las mismas circunstancias?”, dijo en una entrevista con The Guardian en 2004.

Un ostracismo merecido

Simone Veil, superviviente del Holocausto y referente moral en Francia, fue una de las muchas figuras prominentes que se negaron a respaldar el documental. La razón era clara: "destruye mitos que los franceses aún necesitan", explicaron ejecutivos televisivos al justificar su censura.

Pero para muchos jóvenes, intelectuales y cineastas, la cinta fue una epifanía, una necesaria catarsis histórica en una nación que todavía trataba de cicatrizar cicatrices psicológicas y físicas.

El efecto bola de nieve del cine de Ophuls

Después de este sacudón nacional, Ophuls continuó una carrera documental ascendente, incómoda para el poder y luminosa para la conciencia colectiva. Le siguieron títulos como:

  • “The Memory of Justice” (1976): una reflexión panorámica sobre los crímenes de guerra y los paralelos con Argelia y Vietnam.
  • “Hôtel Terminus” (1988): seguimiento durante cinco años del criminal nazi Klaus Barbie, apodado “el Carnicero de Lyon”, y cómo fue protegido por gobiernos occidentales. Esta obra le valió un Óscar al Mejor Documental.
  • “The Troubles We’ve Seen” (1994): análisis de la ética del periodismo en zonas de guerra como Bosnia, denunciando la espectacularización del sufrimiento.

Un outsider con memoria larga

Nacido en Frankfurt en 1927 y exiliado con su familia a Francia y luego a EE.UU. ante el ascenso del nazismo, Ophuls conocía de primera mano el rostro del autoritarismo. Su padre, Max Ophuls, se convirtió en ícono del cine europeo con obras maestras como “La Ronda” y “Carta de una desconocida”. Marcel confesó alguna vez: “Crecí bajo la sombra de un genio. No tengo complejo de inferioridad; simplemente soy inferior.”

Aunque buscó seguir los pasos de su padre en la ficción, sus primeras películas fueron mal recibidas. El documentalismo no fue una vocación inicial, sino un redireccionamiento —“Cada documental fue un encargo”, dijo. No obstante, ese desvío cambió la historia del cine político europeo.

El cine como arma de verdad

La influencia de Ophuls es tal que incluso en la cultura pop estadounidense dejó huella. En “Annie Hall” de Woody Allen, el personaje de Alvy arrastra a su novia a ver “The Sorrow and the Pity”, y en el epílogo del filme, ella lo ve con su nueva pareja. Es un guiño a cómo este documental se volvió obligado entre cierto público intelectual.

Tampoco es menor el hecho de que durante la producción de “Hôtel Terminus”, Ophuls quedó tan afectado emocionalmente por el material recopilado que intentó suicidarse, según reportaron medios franceses. Su arte no se alejaba de su vida: era una extensión brutal y honesta de su historia personal y colectiva.

Un alemán, un judío, un francés — nunca plenamente aceptado

En Francia, siempre fue visto como un judío alemán obsesionado por desacreditar al país, según sus propias palabras. Vivía en contradicciones: era un exiliado judío casado con una mujer alemana que había pertenecido a las Juventudes Hitlerianas. Un ciudadano francés que nunca se sintió abrazado completamente por una nación que prefería sentirse heroica antes que humana.

Sus críticas a Francia, sin embargo, no eran un acto de traición, sino de amor exigente: “Solo exiges cuentas a aquello que te importa”, podría haber sido su lema no declarado.

Legado

Marcel Ophuls murió a los 97 años en el suroeste de Francia, dejando atrás a su esposa Régine, tres hijas y tres nietos. Su obra sigue viva en cada espectador que busca entender la complejidad del ser humano en los momentos más oscuros de la historia.

En una era donde la nostalgia distorsiona el pasado y donde demasiados prefieren mitos cómodos a realidades dolorosas, Ophuls nos recordó que enfrentar la verdad es el primer paso hacia la madurez colectiva.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press