El dilema de los hospitales católicos ante abortos de emergencia: ¿derechos religiosos o negligencia médica?

El caso de Anna Nusslock en California grafica un nuevo frente en la lucha por los derechos reproductivos: cuando las creencias religiosas de los hospitales chocan con el deber de salvar vidas

Una tragedia personal que encendió un conflicto público

Anna Nusslock jamás imaginó que su lucha por convertirse en madre terminaría por catapultarla al centro de un debate nacional sobre derechos reproductivos y libertades religiosas en Estados Unidos. En 2023, Nusslock enfrentó una crisis médica devastadora: un aborto espontáneo en curso a las 15 semanas de embarazo, con alta probabilidad de infección y complicaciones graves. Pero al acudir al único hospital con obstetricia de su condado, el Providence St. Joseph Hospital en Eureka, California, no recibió tratamiento inmediato. ¿La razón? La institución religiosa —parte del sistema católico Providence— se negó a inducir el aborto porque los fetos aún presentaban latido cardíaco.

Una violación de derechos, según la ley

El caso de Nusslock no es aislado. Tanto ella como el fiscal general de California, Rob Bonta, han iniciado demandas separadas contra Providence por negar atención médica de emergencia a mujeres con abortos espontáneos. Alegan que esto contraviene la legislación estatal, que obliga a los hospitales a estabilizar a cualquier paciente cuya vida esté en peligro o corra riesgo de sufrir una lesión grave.

"Me estaban violando mis derechos civiles", declaró Nusslock, quien ha sido diagnosticada con trastorno de estrés postraumático debido a la negligencia vivida. Fue dada de alta con una cubeta y toallas por si "algo ocurría en el auto" camino a otro hospital, la clínica Mad River en Arcata, donde finalmente recibió atención quirúrgica urgente tras comenzar a desangrarse.

La doctrina religiosa vs. la urgencia médica

Providence defiende sus acciones bajo el amparo de sus creencias religiosas. En palabras del abogado de la institución, Harvey Rochman, “No existe un tribunal que hasta ahora haya obligado a un hospital católico a realizar un aborto en circunstancias que considera contrarias a su fe”. Se amparan en los "Ethical and Religious Directives for Catholic Health Care Services" de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., que prohíben el aborto en casi cualquier circunstancia.

Sin embargo, el problema va más allá de la teología. El 20% de los servicios de maternidad en California están en manos de instituciones católicas, a pesar de que sólo representan un 13% de los hospitales, según un análisis de CalMatters.

Mujeres atrapadas en un limbo jurídico y médico

Como quedó claro durante la audiencia en el tribunal del condado de Humboldt, muchas mujeres comparten experiencias similares. La fiscalía presentó testimonios de médicos del propio hospital Providence que dicen haber atendido al menos tres casos más en que no pudieron brindar el tratamiento necesario durante abortos espontáneos debido a la doctrina católica. Otros médicos declararon que reciben cada año una o dos pacientes rechazadas previamente por Providence.

Esto genera un patrón peligroso: esperar hasta que la paciente esté lo suficientemente enferma como para justificar una intervención bajo las reglas católicas. “Literalmente se espera a que desarrollen fiebre o a que el feto muera”, explicó Lori Freedman, bioeticista y socióloga de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).

Un sistema sanitario desigual en una misma constitución

California protege el derecho al aborto a nivel constitucional. Pero hay una laguna jurídica: las instituciones afiliadas a una religión no están obligadas a realizar abortos si tienen objeciones morales. Aun así, según la ley estatal de servicios de emergencia, si está en peligro la vida de una paciente, deben actuar.

La contradicción jurídica deja a mujeres como Nusslock en el limbo. En áreas rurales como el norte de California, ese efecto se amplifica: el 35% de los hospitales con obstetricia están gestionados por instituciones católicas. En Eureka, por ejemplo, Providence se ha convertido en el único hospital con área de maternidad tras el cierre de la obstetricia en la clínica Mad River.

Más allá de los abortos: anticoncepción, fertilización in vitro y esterilización

Los problemas con la política religiosa no se limitan al aborto. Los hospitales católicos también prohíben métodos anticonceptivos, vasectomías, ligaduras de trompas y técnicas de fertilización asistida como la FIV. Esto crea un mosaico desigual de servicios que contradicen las pautas modernas del cuidado de la salud, basadas en la autonomía del paciente y la ética secular.

La doctora Maryam Guiahi, obstetra en Santa Bárbara, explicó que en los hospitales seculares, los médicos informan a las pacientes sobre todos los riesgos y opciones. “Eso permite a las mujeres decidir. Pero en hospitales católicos ni siquiera se les presentan todas las alternativas”, comentó. Eso compromete su capacidad de consentimiento informado y pone en peligro su salud, añadió.

¿Esperar a que la paciente empeore?

Muchos médicos y expertos denuncian como inaceptable la práctica de "esperar hasta que la paciente enferme más" para justificar una intervención. “La medicina se basa en el principio de ‘no hacer daño’. No entiendo en qué otro campo esperamos a que alguien enferme para actuar”, concluye Guiahi. En algunos casos atendidos en hospitales católicos, las pacientes regresan con infecciones generalizadas que requieren internación en terapia intensiva.

Un efecto dominó: maternidades desaparecidas del mapa

Desde 2012, California ha perdido 59 servicios de maternidad en hospitales, generando desiertos de partos en zonas rurales, especialmente en comunidades de bajos recursos. Según CalMatters, casi el 80% de esos cierres corresponden a hospitales seculares, lo que ha potenciado el poder de los centros religiosos.

Esto tiene implicancias directas. En el caso de Nusslock, si desea intentar un nuevo embarazo, deberá mudarse temporalmente al Área de la Bahía porque simplemente no puede confiar en el único hospital disponible en Eureka. “No puedo ni pasar por la entrada sin marearme”, dijo, aún afectada psicológicamente.

Providence se defiende: ¿ministerio de Cristo o empresa de salud?

Providence enfatiza públicamente su vocación de "ministerio de sanación de Cristo" y sus valores de compasión y servicio a las comunidades marginadas. Pero ese compromiso se vuelve cuestionable cuando se niega atención médica a mujeres que atraviesan emergencias obstétricas comunes que, de no ser tratadas, pueden conducir a la muerte.

La defensa legal de la institución es clara: su derecho a la libertad religiosa está protegido por la Constitución de EE.UU. “Nuestra fe es parte esencial de nuestro servicio”, aseguran. Pero como enfrentó en febrero el juez Timothy Canning en Humboldt, esto no puede ser una excusa para violar una ley estatal que exige atención en emergencias.

Un fallo que podría sentar precedentes

Tanto el caso del Estado como el de Nusslock continuarán en los tribunales. Ya en un fallo inicial, el juez ha desestimado el pedido de Providence de anular la demanda estatal, lo cual marca una disposición clara a evaluar el fondo del asunto: ¿puede un hospital negarse a salvar una vida por motivos religiosos?

El resultado podría reverberar en los más de 600 hospitales católicos en Estados Unidos. Desde la decisión de la Corte Suprema que revocó Roe vs. Wade en 2022, se ha intensificado la resistencia local frente a la expansión de valores religiosos sobre política sanitaria pública.

Una voz para otras mujeres

Para Anna Nusslock, esta lucha va más allá de su historia personal. “Estoy luchando porque no quiero que esto le pase a nadie más”, afirmó. “Estas son buenas personas, merecen atención médica decente. Si tengo la oportunidad de alzar mi voz por ellas, lo haré siempre”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press