El futuro del océano se decide en Niza: acción global para salvar los mares

La Conferencia de la ONU sobre los Océanos 2025 reúne a líderes mundiales, científicos y activistas para frenar la crisis climática, la contaminación plástica y la sobreexplotación marina

Un nuevo intento por salvar el océano

Del 7 al 13 de junio de 2025, la ciudad francesa de Niza será el epicentro de una de las conferencias más ambiciosas de los últimos años: la Tercera Conferencia de la ONU sobre los Océanos. Coorganizada por Francia y Costa Rica, el evento reunirá a más de 60 jefes de Estado, decenas de ministros, alrededor de 4,000 representantes gubernamentales y 6,000 miembros de la sociedad civil. El objetivo: abordar de manera urgente lo que Naciones Unidas describe como una “emergencia global”.

El Secretario General de la Conferencia, Li Junhua, fue claro: esto no puede ser otra cumbre más cargada de declaraciones sin acciones. “Espero que esta conferencia se convierta en la oportunidad crucial para acelerar la acción y movilizar a todos los sectores”, declaró ante la prensa.

¿Por qué es tan urgente?

Según informes de la ONU y organizaciones ambientales, nuestros océanos enfrentan una triple crisis planetaria:

  • Cambio climático: Incremento de la temperatura del mar, acidificación, pérdida de arrecifes de coral.
  • Pérdida de biodiversidad: Más de un tercio de las especies marinas están amenazadas.
  • Contaminación: Se estima que al año 11 millones de toneladas de plástico ingresan en los océanos (UNEP, 2021).

Más del 40% de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros del mar y más de 3 mil millones de personas dependen del océano como fuente primaria de proteína animal. Sin acciones contundentes, las crisis oceánicas comprometerán la seguridad alimentaria, las economías costeras y la vida marina como la conocemos.

Hacia un acuerdo histórico: el Plan de Acción Oceánica de Niza

Uno de los principales resultados esperados de la conferencia es la adopción del Plan de Acción Oceánica de Niza, un documento consolidado con compromisos voluntarios y una declaración oficial que destaca que “las acciones no están avanzando al ritmo necesario” para enfrentar las amenazas oceánicas.

Entre las prioridades están:

  • Ratificación del tratado sobre biodiversidad en alta mar, firmado en marzo de 2023 —se necesitan al menos 60 países para su entrada en vigencia.
  • Ampliar las zonas marinas protegidas: se busca conservar al menos el 30% de los océanos para 2030.
  • Lucha contra la contaminación plástica: prohibiciones y regulaciones tanto en la producción como en el consumo de plásticos de un solo uso.
  • Descarbonización del transporte marítimo, responsable de aproximadamente el 3% de las emisiones globales de CO₂.

La embajadora de Costa Rica ante la ONU, Maritza Chan Valverde, declaró con contundencia: “Cero retórica. Máximos resultados”. Su país ha sido uno de los abanderados en políticas sostenibles y busca que el encuentro impulse una acción rápida, reduciendo el tiempo de decisión de años a meses.

Financiamiento y compromiso global

Una de las metas más ambiciosas es recaudar $100 mil millones de dólares en financiamiento para proyectos de conservación, innovación e investigación aplicada en ecosistemas marinos. La participación de más de 500 empresas y ciudades muestra una apertura hacia soluciones mixtas que involucren al sector privado.

La representación francesa, encabezada por el embajador Jérôme Bonnafont, subrayó la intención de su país de convertirse en líder en la protección oceánica. Francia, con costas en el Atlántico, el Mediterráneo y territorios en ultramar, es consciente de la importancia estratégica de los océanos.

Nudos críticos: minería marina y gobernanza

Una de las controversias más destacadas de la cita es la minería en aguas profundas. Aunque el borrador final del plan no aborda este tema por falta de consenso, se trata de una industria emergente con alto potencial destructivo.

El gobierno de Estados Unidos barajó recientemente la posibilidad de permitir la extracción de minerales marinos en Samoa Americana, una movida que ha generado alarma entre los ambientalistas. “Estamos a las puertas de un ecocidio si no se impone la precaución científica”, alertó Sylvia Earle, oceanógrafa y ex exploradora en residencia de National Geographic.

Desigualdad oceánica: el dilema del acceso

Existe otra gran preocupación: el acceso desigual al océano. Mientras naciones desarrolladas explotan recursos y tecnologías de pesca industrial, países insulares y en desarrollo sufren desproporcionadamente los efectos del cambio climático: aumento del nivel del mar, alteraciones en la pesca, erosión costera.

La conferencia busca establecer un mecanismo global de equidad oceánica, que garantice que los beneficios de la economía azul sean accesibles para todos, con énfasis en los pueblos indígenas, comunidades costeras y naciones del Sur Global.

La ciencia como eje de transformación

Uno de los pilares del Plan de Acción Oceánica de Niza será fortalecer la inversión en investigación científica. La próxima generación de decisiones políticas debe estar basada en evidencia y soluciones innovadoras. Investigaciones de la plataforma Ocean Solutions destacan aplicaciones como:

  • Algoritmos para identificar zonas pesqueras sostenibles
  • Tecnología satelital para seguimiento de patrones migratorios de especies marinas
  • Captura de carbono mediante restauración de praderas de pastos marinos

“No podemos proteger lo que no conocemos”, enfatizó Valverde. “Debemos invertir en data, en talento, en tecnología. Esa debe ser la base para todas nuestras decisiones”.

¿Y ahora qué?

El éxito de la Tercera Conferencia de los Océanos no se medirá únicamente en promesas, sino en acciones ejecutables y plazos concretos. Las expectativas son altas, y la presión aumenta a medida que las consecuencias del deterioro marino se hacen sentir con más fuerza cada año.

Aunque la acción voluntaria ha tenido efectos limitados en el pasado, hay esperanzas renovadas gracias a una mayor conciencia pública, movimientos juveniles como Fridays for Future, e iniciativas privadas que buscan invertir en soluciones sostenibles.

Como señaló Li Junhua: “Un océano sano no es solo un objetivo ambiental, es una necesidad para la humanidad”. Así, Niza no es simplemente el lugar de una cumbre. Podría llegar a ser, si las acciones se materializan, el punto de inflexión en la historia de la relación entre la humanidad y el océano.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press