Geografía y ortografía: ¿Está transformando el Scripps Spelling Bee en una competencia injusta?
El debate estalla sobre el uso de términos geográficos oscuros en las rondas finales del Scripps National Spelling Bee
¿Debería un niño perder su oportunidad de ganar el Scripps National Spelling Bee por no saber deletrear el nombre de un pequeño lago canadiense? Para muchos padres, entrenadores y concursantes veteranos del famoso concurso de ortografía, la incorporación reciente de términos geográficos poco conocidos ha cambiado por completo la forma en que los participantes se preparan para enfrentar las palabras más difíciles del mundo de las letras.
Un concurso transformado: más allá de la ortografía tradicional
Desde hace años, el Scripps National Spelling Bee es una cita obligada para miles de jóvenes talentosos y estudiosos de Estados Unidos y del mundo. Cada primavera, se reúnen en Oxon Hill, Maryland, para enfrentarse y demostrar su dominio del inglés a través del deletreo. Hasta hace poco, la mayoría de las palabras presentaban patrones etimológicos conocidos: griego, latín, francés, alemán... Lenguas cuyas raíces permiten a los competidores deducir significados y formas. Pero todo eso está cambiando.
Actualmente, el certamen incorpora una categoría controvertida: términos geográficos. Aunque estas palabras están listadas en el Merriam-Webster Unabridged Dictionary y, por tanto, son técnicamente válidas, muchos las consideran inapropiadas.
El caso Randhawa: una familia atrapada por la geografía
Rudveep Randhawa, conocido como “Dr. Happy” y padre de tres hijos que han participado en ocho ediciones del Bee desde 2016, expresó su frustración después de que su hijo Avi quedara eliminado tras fallar al deletrear Abitibi, un pequeño lago entre Ontario y Quebec. “No es un nombre razonablemente conocido. Ni mis amigos canadienses sabían cuál era”, dijo. Su reclamo se basó en que solían usarse ciudades importantes, capitales de países o puertos relevantes, no accidentes geográficos desconocidos.
Geografía vs ortografía: el dilema
Para muchos concursantes, los términos geográficos presentan un reto aún mayor que las palabras científicas o técnicas: no tienen patrones fonéticos consistentes, a menudo no hay origen de idioma proporcionado y en algunos casos, el diccionario lista el origen como “desconocido”.
“Las palabras geográficas pueden ser muy difíciles porque no se pueden descomponer en raíces, simplemente tienes que memorizarlas”, dijo Avinav Prem Anand, un joven de 14 años de Ohio, en su cuarta y última participación.
Y eso es exactamente lo que la nueva estrategia de Scripps exige: memorización extrema. En una era donde el aprendizaje basado en la lógica y la deducción es promovido, esta vuelta al aprendizaje por repetición genera críticas.
La postura oficial de Scripps: es parte del reto
Molly Becker, directora editorial de Scripps, defiende la inclusión de estos términos con firmeza. “Todos los términos están en el Merriam-Webster, y están permitidos mientras no sean arcaicos u obsoletos”, explicó. También indicó que aprender geografía estimula la curiosidad intelectual: “Tal vez una palabra despierte en un niño una pasión por un tema nuevo”.
Eso no ha calmado a los críticos. Grace Walters, entrenadora de ortografía y estudiante de lingüística en la Universidad de Kentucky, se sumó al debate: “La geografía es temida por los concursantes. Pero si decimos que es injusta porque no hay patrones, también tendríamos que excluir marcas registradas o epónimos”.
¿Un concurso o un “geo-bee” disfrazado?
La incorporación de preguntas de vocabulario estilo SAT y una sección de deletreo de palabras geográficas parece haber ampliado el enfoque del Bee más allá del simple deletreo. Hay quienes aplauden el reto ampliado, y quienes ven en esto una pérdida del espíritu original del concurso.
En muchos casos, los concursantes no logran superar la barrera geográfica, simplemente porque nunca habían oído hablar del lugar. ¿Cómo deletrearías Hoofddorp, una ciudad en Países Bajos, si nunca la has leído o escuchado mencionada?
La paradoja generacional: estudiar más para descansar
No todo es queja. Faizan Zaki, subcampeón del año pasado y actual competidor de 13 años de Texas, afirmó que cuando se cansa de estudiar palabras comunes, descansa explorando palabras geográficas. “Hay una sección en Merriam-Webster dedicada a palabras geográficas. Me relaja estudiarlas”, confesó.
Ese nivel de compromiso no es extraño en estos concursos. Muchos jóvenes estudian entre 3 a 5 horas diarias por meses, llegando a memorizar miles de palabras del diccionario. Algunos padres incluso contratan entrenadores especializados y siguen métodos de estudio intensivo como el método “Paideia”, uno de los más conocidos en la comunidad.
¿Qué está en juego?
El Scripps National Spelling Bee es mucho más que un concurso de deletreo. Para las familias involucradas, representa años de preparación, miles de horas de estudio e incluso oportunidades académicas y de becas. Los ganadores anteriores han pasado a destacadas universidades e incluso carreras en derecho, medicina y lingüística.
En promedio, más de 11 millones de estudiantes participan cada año a nivel regional en Estados Unidos. De ellos, sólo unos 200 clasifican a la final nacional. Ganar este concurso no solo implica prestigio; tiene premios en metálico que superan los 50,000 dólares, así como becas y ofertas editoriales.
¿Cuál es el futuro del concurso?
Todo indica que Scripps mantendrá su línea editorial y continuará incluyendo términos geográficos, considerándolos una prueba del conocimiento multidisciplinar. No obstante, surge una pregunta latente: ¿Debe reformularse el concurso para diferenciar entre deletreo y cultura general? Al final, la línea entre fomentar la educación integral y exigir una memorización enciclopédica podría estar desdibujándose.
El reto para los jóvenes sigue creciendo. Como reflexionó Faizan Zaki: “Es mucho trabajo, pero me gusta. No lo odio ni nada”. Tal vez, quien logre deletrear Abitibi correctamente, sea también quien pueda cambiar el mundo. O al menos, entenderlo mejor… letra por letra.