Joël Le Scouarnec: El ‘demonio con bata blanca’ que sacudió a Francia
Una revisión al mayor escándalo de abuso infantil en la historia francesa y el silencio cómplice de instituciones médicas y estatales
Entre las páginas de unos cuadernos cuidadosamente escritos, Joël Le Scouarnec registró con meticulosa frialdad los horrores de sus actos. En letras pequeñas, su puño detallaba el abuso sistemático de casi 300 menores durante más de dos décadas. El juicio de este ex cirujano de 74 años en Francia no solo ha desencadenado indignación nacional, sino que también desnudó las fallas estructurales de un sistema de salud que falló en proteger a los más inocentes: los niños.
Un depredador entre bisturíes y barreras institucionales
Joël Le Scouarnec ejerció como cirujano digestivo en hospitales de Bretaña occidental entre 1989 y 2014. Sin levantar sospechas públicas, utilizaba su rol médico y el acceso irrestricto a pacientes menores —frecuentemente sedados o inconscientes— para ejecutar sus abusos. Muchos de ellos, de edades promedio de 11 años, descubrieron años después lo que había sucedido tras ser contactados por investigadores.
El caso estalló en 2017, cuando una niña de seis años reveló que su vecino —Le Scouarnec— se le había expuesto y la había tocado a través de una valla. La pesquisa condujo a su residencia, donde se hallaron más de 300,000 fotos, videos de pornografía infantil y zoofilia, así como los cuadernos que documentaban los abusos cometidos contra 158 niños y 141 niñas.
Le Scouarnec ya cumple una pena de 15 años por una condena de 2020 que involucró a cuatro niños, incluidos dos familiares. Pero este segundo proceso, en el que ha admitido cada uno de los 299 hechos imputados por las partes civiles, expone un patrón aún más aterrador: la institucionalización del silencio frente al abuso.
Inacción criminal: el sistema bajo la lupa
En 2005, Le Scouarnec fue condenado por poseer material de abuso infantil: recibió cuatro meses de prisión condicional. A pesar de ello, jamás se le suspendió la licencia médica, y fue incluso nombrado médico hospitalario al año siguiente. Los activistas señalan con el dedo a las autoridades de salud, colegios médicos y directivos de hospitales que conocieron esta condena, y aun así, no hicieron absolutamente nada.
Durante el proceso, el fiscal Stéphane Kellenberger planteó una pregunta retórica devastadora: “¿Debería haber estado Joël Le Scouarnec solo en el banquillo de los acusados?”. La respuesta es clara para las víctimas: no. Se trata de una cadena de omisiones, negligencias y complicidades institucionales que permitieron que el cirujano siguiera accediendo a niños durante años después de su primera condena.
“No los veía como personas”
Durante el juicio, la conducta de Le Scouarnec fue inquietante por su aparente falta de remordimiento. Declaró ante el tribunal: “No los veía como personas. Eran solo el destino de mis fantasías.” Más tarde, indicó que poco a poco comenzó a ver a sus víctimas como seres con emociones, sufrimiento y enojo, aunque su frialdad hizo que esas palabras sonaran vacías incluso para el juez.
Uno de los momentos más desgarradores ocurrió cuando, mirando fijamente al estrado, confesó haber abusado de su nieta menor, frente a sus padres. El tribunal interrumpió brevemente el proceso debido al nivel de impacto emocional. La defensa apenas pudo pedir perdón.
Un legado de dolor
Dos de las víctimas de Le Scouarnec se suicidaron antes de que comenzara el juicio actual. Otros descubrieron que habían sido abusados solo tras rastrear viejos historiales médicos y cotejarlos con los cuadernos del cirujano. “Este juicio pudo haber sido un laboratorio a cielo abierto para exponer el colapso institucional, pero ha pasado desapercibido para el gobierno y la sociedad”, lamentó colectivamente el grupo de víctimas en un comunicado.
Sus testimonios han impulsado a organizaciones de protección infantil a exigir una reforma profunda del sistema médico y judicial, incluyendo:
- Obligatoriedad de protocolos de revisión tras condenas penales de médicos
- Creación de bases de datos nacionales de profesionales sancionados
- Educación obligatoria a médicos y personal sanitario sobre abuso sexual infantil
Detención preventiva: ¿la única garantía?
La Fiscalía pidió 20 años de prisión con una condena mínima de cumplimiento de dos tercios y además solicitó la detención de seguridad post-pena, una figura jurídica poco usada en Francia. Esta permite que el condenado siga confinado en un centro socio-médico si se concluye que representa un peligro continuo para la sociedad.
“Le Scouarnec dice que ya no siente atracción sexual por los niños, pero no hay forma de probarlo”, aseguró Kellenberger. Al reflejar el dictamen de psicólogos forenses, recordó que el acusado nunca mostró verdadero arrepentimiento ni remordimiento visible.
Una tercera fase judicial se avecina. Durante el actual juicio han emergido nuevos testimonios, incluyendo otros incidentes con su nieta previamente no reportados. Francia tendrá otra oportunidad de escuchar, juzgar y, tal vez por fin, actuar.
Una cicatriz en la conciencia nacional
Este caso, considerado el más grave de abuso infantil cometido por un profesional médico en la historia francesa, abre heridas profundas pero necesarias. En un país marcado por el estallido reciente de múltiples escándalos —en la Iglesia, en escuelas y ahora dentro de sus hospitales—, la sociedad francesa enfrenta su propio espejo.
“Francia ya no puede mirar a otro lado”, afirmó en rueda de prensa Élisabeth Guigou, exministra y fundadora de la comisión Ciivise sobre violencia sexual infantil. “Debemos erradicar el silencio estructural que ha protegido a los depredadores durante décadas”.
Desde Gisèle Pélicot, víctima de violaciones organizadas durante años por su exmarido y recién sentenciadas en 2023, hasta las víctimas anónimas de Le Scouarnec, todas comparten una exigencia común: justicia, reparación y acción.
Pero más allá del castigo penal a Le Scouarnec, la pregunta crítica es: ¿Qué hará Francia para asegurarse de que nunca más un ‘demonio con bata blanca’ pueda operar impunemente bajo su tutela médica?