La guerra cultural de Trump contra Harvard, NPR y los Apaches: ¿Estrategia política o censura institucional?

Una mirada crítica a los ataques de la administración Trump contra universidades, medios públicos y pueblos indígenas bajo el discurso de patriotismo y control del gasto público

Una batalla frontal contra Harvard

Donald Trump, ex presidente y figura polarizadora de la política estadounidense, ha revivido una cruzada cultural de alto impacto. La meta esta vez: reducir o eliminar los contratos y financiamiento federal a instituciones que —según él— encarnan valores antagónicos a su visión de Estados Unidos. Harvard University, la universidad más antigua y rica del país, ha sido uno de los blancos principales.

En una reciente acción, la administración Trump pidió a agencias federales cancelar contratos con Harvard por un total de 100 millones de dólares, alegando preocupaciones con sus políticas de gobernanza, admisiones y financiamiento a estudiantes extranjeros. Esta movida viene después de haber anulado más de 2.6 mil millones en subvenciones federales para investigación, lo que representa uno de los mayores ataques a la autonomía universitaria en décadas.

Entre los contratos cancelados se encuentran:

  • Programas de capacitación ejecutiva para el Departamento de Seguridad Nacional.
  • Investigaciones sobre el impacto en la salud del consumo de bebidas energéticas.
  • Servicios de investigación prestados por alumnos de posgrado.

Harvard, inmigración y acusaciones sin pruebas

El exmandatario también apuntó contra los estudiantes internacionales, exigiendo a Harvard una lista de extranjeros matriculados en sus programas académicos, insinuando que —entre ellos— puede haber individuos radicalizados o de «países enemigos». Una declaración alarmante, carente de evidencia, y claramente xenófoba.

“Queremos saber cuántos lunáticos radicales, alborotadores todos, no deberían volver a entrar en nuestro país”, dijo Trump en redes sociales.

Estas palabras han sido duramente criticadas por diversas organizaciones académicas y de derechos humanos. Vale recordar que los estudiantes internacionales no tienen acceso a ayuda financiera federal, y que Harvard se encarga de proveer becas tanto para estudiantes extranjeros como nacionales de forma independiente.

¿Redistribuir dinero a escuelas técnicas?

En uno de los giros más llamativos del conflicto con Harvard, Trump ha sugerido reorientar los fondos cortados —unos posibles 3 mil millones en subvenciones— hacia escuelas técnicas y oficios. Sin embargo, no hay un plan detallado ni base legal para tal reestructuración. Simplemente lo ha anunciado en sus redes como parte de una cruzada contra lo que él considera instituciones elitistas, liberales y políticamente sesgadas.

Ataques a la libertad de prensa: NPR también en la mira

Otro frente en esta guerra cultural incluye una ofensiva contra los medios públicos. La National Public Radio (NPR) y tres emisoras asociadas demandaron a la administración Trump por un decreto ejecutivo destinado a cortar toda financiación pública a las emisoras públicas, incluyendo PBS.

La orden ejecutiva ha sido denunciada como represalia ideológica. Las emisoras alegan que se trata de una violación directa de la Primera Enmienda, al tratar de censurar contenido periodístico crítico con el gobierno. El argumento es poderoso: el gobierno no puede condicionar subsidios públicos a que el periodismo se alinee con su línea editorial.

“La orden busca castigar a NPR por el contenido de sus noticias y programaciones, y enfriar el ejercicio libre de los derechos de la Primera Enmienda”, señala la demanda.

Apaches vs. minería: El caso Oak Flat

Una tercera arista de esta ofensiva ocurre en tierras sagradas para los pueblos indígenas. La administración Trump también ha impulsado la transferencia de una porción del Bosque Nacional Tonto —conocido como Oak Flat— a la empresa minera Resolution Copper, una subsidiaria de Rio Tinto y BHP.

Este lugar es considerado sagrado por los Apaches del área de San Carlos, y la decisión ha desencadenado una batalla legal liderada por la organización Apache Stronghold. El caso llegó a la Corte Suprema, que recientemente rechazó una apelación que buscaba impedir la entrega de estas tierras.

Se estima que el depósito podría generar la extracción de 40 mil millones de libras de cobre, lo que lo convierte en la segunda reserva más grande conocida en el mundo. Resolution Copper sostiene que la mina puede crear miles de empleos y generar mil millones de dólares anuales para la economía de Arizona.

Pero los detractores alegan que:

  • Destruiría una zona geológicamente única y espiritualmente crucial para los nativos.
  • Representa una violación a tratados históricos estadounidenses con las tribus indígenas.
  • Vulnera la Ley de Libertad Religiosa Restaurada (RFRA).

¿Censura o política estratégica?

Las decisiones de Trump levantan serias preguntas sobre los límites entre política pública y censura institucional. ¿Hasta qué punto un presidente puede redirigir fondos públicos sin que ello implique una discriminación basada en ideología, credo religioso o línea editorial?

En este triángulo Harvard-NPR-Apaches, hay un patrón preocupante: todos los blancos han sido instituciones o grupos críticos con el expresidente, lo que fortalece la tesis de que el uso del poder ejecutivo se está empleando con un fin punitivo.

El conflicto político-cultural como herramienta movilizadora

No es nuevo que los políticos usen temas culturales para energizar su base. En el caso de Trump, estas batallas se enmarcan dentro de una guerra más amplia contra lo que él denomina “la élite liberal costera”, que incluye universidades de la Ivy League, medios de calidad como NPR y defensores de los derechos indígenas y migratorios.

Históricamente, estas instituciones han representado un contrapeso al poder ejecutivo, y cuestionado políticas que afectan el tejido social y los derechos civiles.

Trump intenta canalizar el resentimiento de ciertos sectores sociales —en especial rurales y de clase trabajadora— contra estas élites percibidas, reforzando su narrativa de “nosotros contra ellos”.

Repercusión en la comunidad internacional

Las políticas de Trump contra estudiantes internacionales ya están teniendo eco fuera de EE.UU. Por ejemplo, el gobierno japonés ha anunciado su apoyo a aquellos estudiantes que no puedan continuar sus estudios en Harvard a causa de estas medidas, y la Universidad de Tokio se ofrece a acoger temporalmente algunos de ellos.

Este movimiento revela cómo las acciones internas de EE.UU. tienen implicaciones globales, especialmente en un mundo interconectado académica y científicamente.

Reflexión final: ¿a dónde va la academia en EE.UU.?

El conflicto entre la administración Trump y Harvard, NPR y los pueblos indígenas es más que una cuestión de presupuesto o gobernanza. Es un reflejo de una sociedad dividida entre distintas visiones del rol de la educación, la religión, la libertad de prensa y los derechos culturales.

La pregunta que queda es: ¿quién define los valores nacionales y quién tiene el poder de silenciar al otro?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press