Los gatos de la suerte: la leyenda viva de los bobtail en Nagasaki
Los felinos con cola torcida que cautivan a Japón con su historia, genética y misticismo
Una leyenda viviente en el corazón del sur japonés
En la tranquila y pintoresca ciudad de Nagasaki, en el sur de Japón, habita una criatura cuya historia ha trascendido el tiempo y la cultura. No se trata de una figura mitológica ni de una leyenda urbana moderna. Son reales, caminantes sigilosos con una cola encorvada que, según la tradición japonesa, son portadores de buena suerte. Hablamos de los “omagari neko” o “kagi neko”: los gatos bobtail japoneses.
¿Qué es un gato bobtail japonés?
Estos encantadores felinos son fácilmente reconocibles por su característica cola en forma de gancho, rizada o incluso en forma de bollo. Esta apariencia, lejos de ser una simple peculiaridad estética, ha generado una subcultura admiradora, hasta el punto de tener un santuario sintoísta dedicado exclusivamente a ellos: el Santuario Omagari Neko en Nagasaki.
Un linaje ancestral con raíces marítimas
La historia de los gatos con cola doblada en Japón se remonta al siglo VI, cuando los primeros ejemplares llegaron al país junto con monjes budistas procedentes de China. Su misión era tan noble como útil: proteger los manuscritos sagrados de los roedores durante los viajes marítimos.
Pero fue entre los siglos XVII y XIX, durante el conocido “sakoku” o período de aislamiento japonés, cuando estos gatos se establecieron como defensores de las embarcaciones mercantes. Nagasaki, siendo el único puerto abierto al comercio con el exterior, fue el punto de entrada de mercancías provenientes del sudeste asiático. Allí, los gatos bobtail eran los verdaderos custodios contra las plagas.
Una evolución marcada por el aislamiento
Según el veterinario y especialista en felinos Soshin Yamamoto, la alta concentración de estos felinos en Nagasaki es consecuencia de una mutación genética que prosperó gracias al aislamiento de la región. “Tener colas cortas o curvas no es un problema para la mayoría de los gatos que viven cerca de humanos y no necesitan saltar o cazar como los gatos salvajes”, afirma Yamamoto.
Estudios genéticos recientes estiman que el 80% de los gatos en Nagasaki tienen esta mutación en comparación con el 40% en otras regiones de Japón. Esta cifra convierte a la ciudad en la capital no oficial del bobtail.
El santuario de los gatos: Omagari Neko Shrine
Ubicado en una colina tranquila de Nagasaki, el santuario se ha convertido en un punto de peregrinación para los amantes de los gatos. Allí, los visitantes pueden rendir homenaje a los felinos, pedir buena suerte y aprender sobre su historia. “Queremos que las personas comprendan lo importantes que han sido estos gatos para nuestra cultura y comercio”, dice Kazuya Hideshima, cuidador del santuario.
Una atracción turística inesperada
La fama de los gatos bobtail ha trascendido fronteras. Viajeros de todo Japón —y del mundo— se sienten atraídos no solo por la historia gatuna, sino también por la belleza de Nagasaki y su cultura única. Natsuno Kani, turista de Tokio, comenta: “Siempre supe que Nagasaki era famosa por sus gatos de cola doblada. El santuario hizo mi viaje muy especial”.
Por otro lado, Cindy Bi, una visitante estadounidense, descubrió este fenómeno por casualidad: “Hoy es la primera vez que escucho sobre esto. ¡Estoy emocionada de salir a buscarlos por la ciudad!”
Del arte a la economía: El poder suave de los bobtail
Los gatos no solo atraen creencias y turistas. También se han convertido en símbolos culturales y económicos. Pintores como Abigail Tarraso de España, ahora residente en la vecina Saga, incorporan su figura en arte local. Souvenirs, postales, figuras de cerámica y hasta dulces inspirados en los gatos enriquecen la economía regional.
De hecho, algunos estudios locales sugieren que la popularidad de los gatos bobtail ha generado un incremento del 12% en el turismo local durante los últimos tres años, un impulso bienvenido en una región que busca diversificar su oferta cultural.
Más que superstición: la cultura japonesa del gato
En el Japón moderno, los gatos tienen un lugar privilegiado en la cultura popular. Desde el legendario maneki-neko (el famoso gato de la suerte que mueve la pata) hasta personajes globales como Hello Kitty, el vínculo entre Japón y los gatos es profundo e íntimo. Sin embargo, las raíces de este amor felino se afianzan aún más en lugares como Nagasaki, donde ese amor se manifiesta en historia, rituales y respeto.
La vida cotidiana de los gatos bobtail
Contrario a los gatos salvajes o asilvestrados que viven apartados del humano, gran parte de los gatos bobtail de Nagasaki habitan parques, callejones y jardines públicos, viviendo casi como mascotas comunitarias. Los vecinos los cuidan, alimentan y protegen.
En la ciudad incluso existe un grupo de voluntarios llamado Sociedad de Gatos de Nagasaki, dedicado al bienestar de los felinos, a su esterilización y a promover convivencia armónica. “Es nuestra responsabilidad cuidar de ellos. Han estado aquí más tiempo que nosotros”, sentencia amablemente uno de los miembros.
¿Por qué los amamos tanto?
Además de su aspecto simpático y su historia rica, los estudios científicos revelan algo fascinante: los gatos bobtail tienen una media menor de agresividad y una mayor sociabilidad con los humanos. Estudios del Instituto Felino de Tokio han mostrado que responden mejor al contacto humano que otras razas comunes. Un factor que refuerza su reputación como portadores de fortuna y armonía.
Un patrimonio felino que trasciende fronteras
Mientras muchos destinos turísticos buscan atracciones artificiales para captar visitantes, Nagasaki se apoya en una joya natural y ancestral: sus gatos. Su presencia nos recuerda que a veces, las historias más cautivadoras se encuentran a cuatro patas, con una cola torcida y un paseo silencioso por los callejones del tiempo.
Si visitas Japón, deja que el destino te lleve a Nagasaki. Quién sabe, quizá un kagi neko te encuentre primero…