Criptoextorsión violenta: Cuando los crímenes digitales se trasladan al mundo real

Secuestros, torturas y amenazas: el lado oscuro del auge de las criptomonedas y la fragilidad de un sistema sin regulación

El nuevo rostro del crimen cripto: violencia física en ascenso

Conforme las criptomonedas continúan su meteórico ascenso en los mercados financieros, también arrastran un fenómeno alarmante: el traslado de los delitos cibernéticos a escenarios violentos en el mundo físico. Lo que alguna vez parecía limitado al robo digital ahora incluye secuestros reales, torturas físicas y amenazas de muerte.

En diversas partes del mundo —desde Nueva York hasta París— se están conociendo casos escalofriantes de víctimas vinculadas al robo y extorsión de criptomonedas que acaban brutalmente atacadas. La falta de regulación combinada con el anonimato de muchas transacciones ha hecho de este mercado un nuevo campo fértil para actividades delictivas tradicionales, pero con un toque digital.

Secuestros, torturas y mutilaciones: episodios que parecen de película

Uno de los casos más impactantes ocurrió recientemente en Nueva York, donde dos inversores de criptomonedas estadounidenses han sido acusados de secuestrar y torturar durante semanas a un joven italiano de 28 años. Según la denuncia policial, los agresores intentaban extraerle la contraseña de su cartera de Bitcoin.

Mientras tanto, en Francia, múltiples figuras del mundo cripto fueron blanco de secuestros. El caso más estremecedor fue el del padre de un empresario de criptomonedas, a quien le cortaron un dedo como advertencia y enviaron el vídeo al hijo pidiendo millones de euros en rescate. Otro episodio tuvo como objetivo a la hija del CEO de Paymium, Pierre Noizat, quien casi fue arrastrada a una furgoneta por hombres enmascarados; la intervención de un comerciante armado con un extintor impidió el secuestro.

En otro incidente en el centro de Francia, el cofundador de Ledger —una empresa que produce carteras cripto— fue secuestrado junto con su esposa. La policía consiguió liberarlos y detuvo a 10 sospechosos.

Criminales comunes adoptan nuevas herramientas

"Mientras exista una vía eficaz para lavar o liquidar activos robados, al criminal no le importa si se trata de un reloj de alta gama o de una cartera criptográfica", explicó Phil Ariss, director de relaciones públicas del sector público de TRM Labs en Reino Unido.

La realidad es que muchos de los grupos criminales que históricamente se dedicaban al robo armado y al secuestro, ahora se han sofisticado, incorporando tecnología y criptomonedas a su modus operandi. La combinación de dinero fácil, transferencias difíciles de rastrear y poca supervisión legal ha moldeado un ecosistema criminal moderno y peligroso.

La privacidad cripto: ¿enemiga de la ley?

El anonimato que ofrecen muchas criptomonedas facilita que operaciones multimillonarias se realicen sin pasar por los filtros tradicionales del sistema bancario. Esto ha sido un aliciente tanto para inversores buscando libertad financiera como para delincuentes intentando evadir la ley.

Según el informe de crímenes en internet del FBI publicado en 2024, las pérdidas por delitos cibernéticos alcanzaron los 16,600 millones de dólares, un incremento del 33% respecto al año anterior. De esa cifra, más de 6,500 millones correspondieron a robos vinculados a criptomonedas, consolidándose como la categoría con mayores pérdidas.

Como indica John Griffin, profesor de Finanzas en la Universidad de Texas en Austin, “la violencia física es una manifestación natural de la naturaleza desenfrenada de las actividades cripto”. Lo que parecería una acción fuera de toda norma en otros sectores —como asaltar bancos— es tratado como una extensión más del "juego del cripto".

Redes sociales: un escaparate para futuras víctimas

Otra realidad inquietante es la manera en que muchas víctimas facilitan, sin saberlo, ser identificadas por criminales. Alardeos en redes sociales sobre fortunas en criptoactivos, NFTs o inversiones exitosas se convierten en pistas valiosas para criminales atentos.

Según TRM Labs, muchas víctimas fueron seleccionadas basándose en la proliferación de datos personales y publicaciones en línea. Este nivel de exposición permite que bandas organizadas identifiquen, localicen y planifiquen ataques dirigidos con sorprendente precisión.

¿Qué puede hacerse? Opciones legales e institucionales

Frente a esta marea delictiva, muchos gobiernos aún carecen de estructuras adecuadas para combatir este nuevo tipo de amenaza. Las criptomonedas, al operar fuera de las redes financieras tradicionales, dificultan el rastreo y monitoreo, especialmente cuando los fondos se lavan utilizando técnicas como mezcladores o transacciones en blockchains anónimas como Monero o Zcash.

Algunos países de Europa han comenzado a tomar medidas. Francia, por ejemplo, ha creado unidades especializadas dentro de la policía nacional para investigar crímenes con activos digitales. En Estados Unidos, organismos como el FBI y el IRS cuentan con divisiones dedicadas a crímenes cibernéticos y blockchain, aunque admiten estar atrasados frente a la velocidad de evolución del crimen cripto.

El desafío global de regular lo descentralizado

Parte del problema radica en la propia naturaleza de las criptomonedas: muchas se basan en la descentralización y en la resistencia a la censura, lo cual choca frontalmente con los intentos gubernamentales por establecer controles. Además, su carácter global dificulta que las leyes nacionales puedan aplicarse eficazmente.

“En ausencia de marcos regulatorios sólidos, el salvaje oeste de las criptomonedas está dejando víctimas reales a su paso”, afirmó un informe de Chainalysis, una empresa global de rastreo de blockchain. El mismo documento reveló que, tan solo en 2023, los ataques físicos conectados con cripto delitos crecieron un 67% respecto al año anterior.

¿La próxima etapa de la delincuencia organizada?

Más allá de ataques aislados, los expertos advierten sobre la aparición de redes criminales transacionales que integran hacking, secuestros y lavado de dinero bajo un mismo paraguas operativo. Estas organizaciones no dudan en recurrir a la violencia si consideran que con ello pueden acceder a códigos privados, acceso a wallets frías o claves de cifrado.

Un ejemplo concreto derivó de un caso en Connecticut, donde un matrimonio fue sacado violentamente de su Lamborghini, golpeado e introducido en una furgoneta. La fiscalía cree que el ataque fue parte de una operación mayor, relacionada con el hijo del matrimonio, quien presuntamente participó en el robo de más de 240 millones de dólares en Bitcoin. Seis personas fueron arrestadas, y la investigación continúa.

Una advertencia para la comunidad cripto

La comunidad de entusiastas e inversores en criptomonedas deberá repensar su relación con la seguridad personal. Usar carteras frías, mantener la discreción sobre posesiones digitales y adoptar mejores prácticas de ciberseguridad son pasos cruciales no solo para proteger activos, sino también, literalmente, la vida.

Además, muchos expertos recomiendan inversiones en protección personal, formación sobre seguridad digital y eventualmente, la colaboración con profesionales legales que conozcan el marco regulatorio en evolución.

En palabras de Griffin: “Lo que comenzó como un experimento descentralizado ha ganado tal valor que atraerá inevitablemente a los depredadores más peligrosos. Y no todos vendrán con líneas de código: algunos traerán armas y autos sin matrículas.”

¿Será posible contener esta nueva ola de violencia relacionada con el oro digital? ¿O estamos presenciando el surgimiento de una etapa más cruda y peligrosa del ecosistema criptográfico? Solo el tiempo lo dirá.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press