Criptomonedas y poder: La administración Trump y el ascenso del lobby cripto en EE. UU.
El vicepresidente JD Vance llama a la industria cripto a presionar al Congreso, mientras Trump redobla sus promesas de convertir a EE. UU. en la 'capital cripto del planeta'. ¿Se avecina una revolución financiera conservadora desde la Casa Blanca?
Un nuevo aliado en Washington: JD Vance
En medio de los neones y la grandilocuencia del Venetian Hotel en Las Vegas, el vicepresidente de EE. UU., JD Vance, se dirigió a una audiencia ferviente de ejecutivos y entusiastas de las criptomonedas. El mensaje fue claro: participen en política o vean cómo su industria se fuga al extranjero. Sus palabras no fueron casuales. Revelan una tendencia creciente: la simbiosis entre el movimiento cripto y el nuevo conservadurismo populista que impulsa la administración de Donald Trump.
Vance celebró cómo el sector cripto se organizó políticamente durante la campaña electoral de 2024, destacando el papel de los hermanos Winklevoss, fundadores de Gemini, uno de los exchanges más conocidos. “Ustedes cambiaron la trayectoria del país”, dijo Vance, reconociendo cómo un sector históricamente descentralizado y disruptivo se está convirtiendo en un actor con peso en el Congreso y la Casa Blanca.
Del rechazo demócrata al romance republicano
Bajo el gobierno de Joe Biden, la industria cripto enfrentó una serie de medidas regulatorias que muchas empresas consideraron asfixiantes. La SEC aumentó su fiscalización, la Fed cuestionó la estabilidad de las stablecoins y el Departamento del Tesoro pidió más controles contra el lavado de dinero.
En contraste, la campaña de Trump abrazó con entusiasmo al ecosistema cripto. El entonces candidato prometió que EE. UU. se convertiría en la “capital mundial de las criptomonedas”. Su administración, ya en funciones, ha dado pasos concretos alineados con esta promesa:
- Establecimiento de una reserva estratégica de bitcoin para el gobierno federal.
- Indulto a Ross Ulbricht, fundador del mercado Silk Road, como señal de reconciliación con los orígenes libertarios del bitcoin.
- Detención de acciones regulatorias contra grandes empresas cripto mientras se revisan las normativas.
El giro generado ha atraído tanto a financieros como a votantes libertarios, desencantados con el sistema financiero tradicional y la regulación gubernamental.
Cripto-populismo: Ideología y activos digitales
Vance no se guardó lo ideológico en su discurso: elogió las criptomonedas como un instrumento de defensa frente a gobiernos autoritarios, regulaciones abusivas y élites corruptas. Este discurso mezcla el ethos del bitcoin original con la narrativa del nacionalismo conservador.
China fue mencionada como el anti-modelo: un país que ha prohibido efectivamente las criptomonedas. Vance subrayó la importancia estratégica de liderar el ecosistema cripto desde el mundo libre, asegurando que EE. UU. no pierda terreno tecnológico frente a potencias rivales.
“Tenemos una oportunidad única para usar la innovación en beneficio de millones. Si no la aprovechamos, esta industria de 3 billones de dólares se nos escapará”, expresó Vance.
Una familia presidencial en la cadena de bloques
El involucramiento de Trump y su familia en el universo cripto va más allá de lo ideológico. Donald Trump Jr. y Eric Trump, hijos del presidente, participaron en la conferencia de Bitcoin con charlas propias. Además, el clan Trump posee el 60% de World Liberty Financial, un proyecto cripto con su propia stablecoin recientemente lanzada.
La Casa Blanca también ha promovido una ley que ofrece un marco federal para regular las stablecoins, una demanda largamente esperada por el sector. Vance aseguró que la administración busca pasar esa ley “de inmediato”.
Mientras tanto, el Trump Media Group anunció que recaudó 2.5 mil millones de dólares para comprar bitcoin, y tanto el presidente como la primera dama han lanzado sus propias monedas meme dirigidas a las bases electorales más jóvenes y digitales.
Controversias por doquier: ¿innovación o autopromoción?
Estas decisiones no han estado exentas de críticas. Incluso dentro del ecosistema cripto, algunos consideran que el uso del gobierno para beneficiar proyectos personales cruza líneas éticas. Demócratas y analistas financieros han acusado a la familia Trump de monetizar su posición pública.
Pese a ello, el apoyo popular y empresarial ha sido palpable. Según datos de OpenSecrets, la industria cripto aumentó en más de 400% sus donaciones a candidatos federales en 2024, la mayoría vinculadas a republicanos pro-cripto.
Más allá del bitcoin: El impacto geopolítico y económico
El acercamiento de Estados Unidos al cripto mundo bajo Trump no es solo tecnológico, también es geopolítico. Mantener el liderazgo en blockchain, contratos inteligentes y tokens estables puede dar al país influencia sobre cómo se valora y transfiere el dinero en el siglo XXI.
Algunos expertos ya lo comparan con la competencia de la Carrera Espacial de la Guerra Fría. Andrés Malhado, economista de la Universidad de Georgetown, explicó recientemente: "Estados Unidos está entrando en una nueva era de poder blando: controlar el sistema operativo de las finanzas globales de mañana".
Una visión cripto-conservadora más grande
El proyecto cripto de Trump y Vance se inscribe en un marco mayor: difundir una visión alternativa del orden financiero. En este nuevo paradigma:
- Las criptomonedas sirven como instrumentos de soberanía individual.
- Las finanzas descentralizadas son una alternativa al Federal Reserve.
- La inversión en proyectos cripto puede ser parte de la estrategia macroeconómica del país.
¿Revolución tecnológica o marketing electoral? Dependerá de cómo evolucione esta alianza y de si la legislación prometida convierte a EE. UU. no solo en la “capital cripto”, sino también en regulador responsable de este mundo emergente.
Mientras tanto, los ojos están puestos en el próximo gran evento: la votación en el Senado de la ley federal sobre stablecoins. Si se aprueba, podría consolidar el poder del eje Trump-Vance-cripto como una nueva palanca de transformación económica desde el corazón del poder estadounidense.