Deslaves en los Alpes suizos y tragedias en el Caribe: señales de una crisis climática y humanitaria

Avalanchas glaciales y barcos fantasmas con migrantes africanos muestran el rostro de amenazas globales interconectadas

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Avalancha de hielo y roca en Suiza: la cara de un coloso que despierta

El pasado miércoles, una impresionante avalancha de tierra, hielo y rocas descendió por la ladera de la montaña cerca del pueblo de Blatten, en el valle de Lötschental, al sur de Suiza. Autoridades locales ya habían evacuado, como medida preventiva, a alrededor de 300 personas y todo el ganado del área en previsión al posible colapso glaciar de aproximadamente 1.5 millones de metros cúbicos (52 millones de pies cúbicos) de hielo inestable.

“El impresionante flujo alcanzó el fondo del valle levantando nubes densas de polvo y arrastrando consigo estructuras montañosas como cabañas,” informaron testigos presenciales en redes sociales y medios locales.

Jonas Jeitziner, portavoz del centro de crisis de Lötschental, explicó que las operaciones de monitoreo se están realizando vía helicóptero para evaluar los daños y verificar si hubo víctimas fatales. Esta no es la primera vez que una comunidad alpina vive al filo del abismo: en 2023, el pueblo suizo de Brienz fue evacuado tras una amenaza similar cuando un gigantesco bloque de roca casi arrasa con toda la aldea.

¿Qué está pasando con los glaciares suizos?

Suiza, una nación reconocida por sus espectaculares paisajes alpinos, está observando cómo sus glaciares desaparecen a un ritmo alarmante. Según datos del Observatorio Glamos, Suiza ha perdido más del 6% del volumen glaciar en solo un año (2022–2023), el segundo mayor retroceso jamás registrado. El cambio climático está provocando que el permafrost, que mantiene cohesionadas grandes secciones rocosas en las montañas, se descongele. Esto aumenta drásticamente el riesgo de avalanchas y deslizamientos.

Este fenómeno no solo representa una amenaza física e inmediata para los pobladores de zonas montañosas, sino que también alerta sobre la profunda vulnerabilidad que tienen los ecosistemas de altura ante el calentamiento global.

Mientras tanto, en el Caribe: un bote fantasma con una historia trágica

A miles de kilómetros, la costa de la isla caribeña de Canouan, en San Vicente y Las Granadinas, fue testigo de un descubrimiento perturbador. Las autoridades encontraron un bote a la deriva con los restos humanos de 11 personas y pasaportes procedentes de Mali, en África Occidental.

“Este incidente es profundamente preocupante. Estamos comprometidos a seguir cada pista con nuestros socios regionales e internacionales,” comunicó la policía del Estado insular. La embarcación fue descubierta el lunes, sin señales evidentes de sobrevivientes.

Este no es un caso aislado. En enero del mismo año, en otra isla del Caribe, San Cristóbal y Nieves, se recuperó un barco con los cadáveres de 19 personas, varias de ellas también de Mali. Y en mayo de 2021, más de una decena de cuerpos fueron hallados flotando cerca de Trinidad y Tobago: eran migrantes procedentes de Mauritania que buscaban llegar a las Islas Canarias, pero que terminaron devorados por el Atlántico.

Migración africana a través del Atlántico: una nueva ruta mortal

El fenómeno de las embarcaciones fantasmas procedentes del África Occidental no es nuevo, pero sí se ha intensificado en los últimos años. Factores como la inestabilidad política, el cambio climático, el desempleo y el extremismo violento han empujado a miles de africanos a emprender rutas desesperadas hacia Europa o América. Y entre más difícil se vuelve llegar por el Mediterráneo, más se arriesgan por el Atlántico con rumbo incierto.

La travesía desde países como Mali o Mauritania hasta el Caribe puede tomar semanas y está plagada de peligros. Muchas de estas embarcaciones no cuentan con sistemas de navegación adecuados, se quedan sin combustible, sin agua y sin alimentos mucho antes de llegar, convirtiéndose en trampas flotantes.

Un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) revela que solo en 2023 más de 1,500 personas murieron —o desaparecieron— intentando cruzar el Atlántico desde África hacia las Islas Canarias. Es imposible saber cuántos cuerpos jamás serán encontrados.

Conexión invisible: ¿Avalanchas y migración tienen algo en común?

A primera vista, un alud en los Alpes Suizos y un barco de migrantes africanos abandonado en el Mar Caribe parecen fenómenos completamente disociados. Pero debajo de su superficie, ambos comparten raíces comunes profundamente vinculadas al cambio climático y la gestión desigual de recursos.

  • El deshielo de los glaciares suizos está asociado al aumento de temperaturas causado por emisiones contaminantes, muchas de las cuales provienen de actividades industriales al otro lado del mundo.
  • La desertificación y pérdida de medios de vida en el Sahel africano, que motivan muchos éxodos migratorios, también están relacionados con la degradación ambiental y el cambio climático.

Ambos eventos son manifestaciones distintas de un estado planetario en desequilibrio. Ya no se trata solo de fenómenos “naturales” o “humanitarios”, sino de una crisis multifacética con capas que se superponen.

La respuesta global: entre la indiferencia y la oportunidad

Los suicidios geográficos que vemos con los migrantes africanos en rutas imposibles, al igual que el colapso de sistemas glaciales que han existido por miles de años, exigen acciones coordinadas más allá de reacciones de emergencia.

Especialistas en migración y clima urgen a las naciones desarrolladas —principalmente europeas y norteamericanas— a trabajar en programas que integren políticas climáticas con soluciones migratorias sostenibles. Es necesario apostar por:

  • Inversiones verdes en el norte de África y el Sahel que generen empleos y contengan desplazamientos forzados.
  • Infraestructura resiliente en zonas montañosas vulnerables de Europa que permita monitorear y mitigar riesgos de avalanchas.
  • Canales seguros de migración que eviten tragedias en el mar al abrir vías legales hacia el asilo.

Tal como afirmó António Guterres, secretario general de la ONU: “El cambio climático es el multiplicador de amenazas más importante del siglo XXI.” Negarlo o ignorarlo solo lleva a repetir la historia.

Un llamado a ver más allá del titular

La próxima vez que leamos sobre una avalancha en Suiza o un bote con cadáveres africanos en el Caribe, no pensemos en ellos como anécdotas aisladas. Pensemos en ellos como las dos caras de una misma urgencia global: la del colapso ambiental y humano.

Porque en un mundo tan conectado, lo que ocurre en la cima de un glaciar puede estar íntimamente ligado con lo que sucede en las corrientes del Atlántico. Ambos gritan una misma frase que aún no queremos escuchar: cambiar no es una opción, es una necesidad inaplazable.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press