Jordan Love y los Green Bay Packers: ¿la temporada del todo o nada?
El mariscal enfrenta presión, lesiones pasadas y cambios internos en un año donde el objetivo es claro: ganar el Super Bowl
Un nuevo ciclo en Green Bay
En el núcleo del estado de Wisconsin, en el histórico Lambeau Field, se siente un aura de renovación. Jordan Love, el heredero de la dinastía post-Rodgers en Green Bay, comienza su tercera temporada como titular con una consigna clara: ganar. Pero más allá de las aspiraciones colectivas, el 2025 representa algo incluso más trascendental para Love: consolidarse como el verdadero rostro de la franquicia.
De promesa a certeza: números del 2024
La temporada pasada de Love estuvo marcada por luces y sombras. Cerró el año con un respetable 61.3% de pases completados, 25 touchdowns y 11 intercepciones, con un rating de mariscal de campo de 96.7. Sin embargo, la campaña también estuvo teñida por las lesiones, que limitaron su movilidad—clave para un QB con su estilo—y afectaron su consistencia.
Hay un dato aún más revelador: los receptores de Love dejaron caer 33 pases durante la temporada regular, el tercer mayor número en toda la NFL. El contexto importa.
Según comentó el entrenador en jefe Matt LaFleur:
“Creo que hay una narrativa que sugiere que no fue tan productivo como el año anterior. La realidad es que perdió tiempo por lesiones y... tuvimos muchas recepciones erradas”.
Un final de 2023 que elevó las expectativas
Parte de la razón por la que se sintió que Love dio un paso atrás en 2024 fue porque cerró 2023 en modo superestrella. En los últimos ocho juegos de esa temporada completó el 70.3% de sus lanzamientos, con 18 touchdowns y apenas una intercepción. Su rating fue de 112.7.
Además, lideró la sorprendente victoria ante los vaqueros de Dallas en la ronda de comodines, a domicilio. Era la clase de actuaciones que convierten a un mariscal joven en leyenda local. Pero 2024 no siguió ese ritmo.
Lesiones: el factor silencioso
Todo comenzó en el debut, en un ambiente exótico: Brasil. Allí, en una derrota frente a los Eagles, Love sufrió una lesión en la rodilla izquierda que lo marginó dos fechas. Su reemplazo, Malik Willis, ganó ambos encuentros, lo cual avivó debates incómodos.
Posteriormente, ya recuperado, el mariscal sufrió un tirón en la ingle durante la victoria ante Jacksonville, el 29 de octubre. Aunque volvió a jugar, admitió que ambas dolencias mermaron su agilidad y precisión. Sin embargo, fue directo:
“No es divertido jugar lesionado, pero eso es parte del juego. No hay excusas. Tengo que ser el mejor en cualquier situación”.
Evolución en el liderazgo
Otro aspecto clave es el crecimiento de Love como líder vocal. El cambio de entrenador de mariscales, con el joven Sean Mannion (33) reemplazando al veterano Tom Clements (71), también apunta a un cambio de época más dinámico.
LaFleur ha pedido explícitamente un Love más involucrado en el vestidor. Y parece que su mensaje está siendo escuchado. El corredor estrella Josh Jacobs lo confirmó:
“Ha sido mucho más vocal. En prácticas, en reuniones… si algo no le gusta, lo dice. Se nota un cambio en su carácter, en su presencia”.
La química con los receptores
Uno de los desafíos que enfrenta Love no está en su brazo o pierna, sino en su cabeza: cómo repartir el balón eficazmente en una ofensiva con múltiples armas. Jayden Reed, líder del equipo en recepciones en las últimas dos temporadas, tuvo que aclarar recientemente que no está molesto por su rol.
Y es que al incorporar más variantes en el juego aéreo, LaFleur busca evitar la dependencia sobre un solo receptor, algo que afectó a Green Bay en el pasado con Davante Adams.
Liderazgo en transición
Los Packers también están viendo una renovación generacional. Con varios jóvenes tomando roles prominentes, la figura de Love no solo es funcional, es simbólica. Representa un proceso más amplio, donde Green Bay debe reinventarse competitivamente sin perder su legado.
Recordemos que los Packers fueron equipo de playoff en cuatro de los últimos cinco años, y han tenido apenas tres entrenadores en jefe desde 1992. Esta es una organización que no suele improvisar ni tener el “botón rojo” fácil.
El respaldo de la franquicia
La directiva ha mostrado paciencia con Love. No contrataron una superestrella veterana cuando Rodgers se fue, ni draftearon un QB en las primeras rondas pese a tener oportunidades. Incluso han fortalecido la línea ofensiva y el arsenal aéreo, dándole el entorno ideal.
Además, aprendieron de errores pasados: Rodgers sufrió años sin apoyo defensivo o juego terrestre sólido. Hoy, Love tiene a Jacobs, a una pareja de receptores versátil y una defensa top 10 en eficiencia, según Football Outsiders.
Lo que viene en 2025
Nada será sencillo. Dentro de menos de dos meses comienza el campamento de verano, con prácticas conjuntas frente a los Indianapolis Colts y los Seattle Seahawks. Allí, se empezará a ver si Love puede agregar improvisación a su precisión, velocidad de lectura a su confianza y liderazgo emocional a su ejecución táctica.
El 23 de julio inicia el training camp. Las fichas están sobre la mesa.
¿Última llamada?
Jordan Love todavía no tiene un contrato multianual sólido que lo amarre por más de dos temporadas. Si bien el equipo confía en él, este 2025 puede definir si es el mariscal de la próxima década o si Green Bay deberá mirar al draft nuevamente en 2026.
Pero Love lo tiene claro:
“Estamos hablando de Super Bowl. Ese es el objetivo. Yo quiero ser ese tipo que pueda llevar a este equipo ahí”.
Green Bay ya lo ha visto antes, con Bart Starr, con Brett Favre, con Aaron Rodgers. ¿Será Love el cuarto en esa línea de campeones?