Los indultos de Trump: ¿redención o estrategia política en año electoral?

El expresidente sacude al país con una ola de indultos a figuras polémicas, desde raperos y estrellas de reality hasta políticos corruptos. ¿Justicia selectiva o cálculo electoral?

Un desfile de perdón político y celebridades

En lo que puede describirse como una serie de movimientos cuidadosamente orquestados, Donald Trump ha vuelto a tomar los focos políticos con una ronda de indultos presidenciales que desafían toda lógica judicial, y que mezcla política, cultura popular y redención pública.

Los indultos, emitidos en mayo de 2025, benefician a una colorida galería de personajes: políticos como el exgobernador John Rowland y el excongresista Michael Grimm, celebridades mediáticas como Todd y Julie Chrisley, el rapero NBA YoungBoy (Kentrell Gaulden), e incluso criminales con antecedentes tan extensos como el infame líder de pandilla Larry Hoover.

Trump y la política del perdón: una historia que se repite

Durante su primer mandato, Donald Trump sorprendió con una generosa interpretación del poder presidencial del perdón, otorgando clemencia a personajes como Joe Arpaio, Dinesh D'Souza o incluso a su antiguo asesor Roger Stone. Pero esta nueva ola parece ir un paso más allá.

La figura central de esta dinámica es Alice Marie Johnson, ahora convertida en zar del perdón por el expresidente. Johnson, recordada por haber sido liberada gracias a la intervención de Kim Kardashian West y posteriormente indultada por Trump en 2020, ha adquirido ahora un papel protagónico como filtradora y promotora de casos ante el exmandatario.

Una lista que mezcla justicia, espectáculo y redención

Estos son algunos de los protagonistas de esta polémica oleada de indultos:

  • NBA YoungBoy (Kentrell Gaulden): El rapero, condenado por tenencia ilegal de armas y fraude relacionado con medicamentos recetados, agradeció públicamente a Trump y a Johnson. Se presenta como “un hombre, padre y artista” resuelto a rehacer su vida.
  • Todd y Julie Chrisley: Los protagonistas de Chrisley Knows Best fueron condenados por un fraude bancario de más de $30 millones. Savannah Chrisley, su hija, se convirtió en vocera del perdón ante medios e incluso en la Convención Nacional Republicana.
  • John Rowland: Gobernador de Connecticut entre 1995 y 2004, renunció en medio de un escándalo de corrupción. Fue sentenciado a 30 meses.
  • Michael Grimm: Excongresista de Nueva York, condenado por evasión fiscal. Curiosamente, ganó su reelección estando ya procesado.
  • Larry Hoover: Uno de los nombres más infames del crimen urbano estadounidense. Fundador de la pandilla Gangster Disciples, cumplía cadena perpetua por homicidio y dirigir un imperio criminal desde la cárcel. Su indulto ha sido una fuente de indignación tanto entre las víctimas como los defensores del sistema legal.
  • Mark Bradshaw: Teniente del Ejército de EE.UU., sancionado en 2022 por incumplir estrictos protocolos COVID-19 mientras estaba de servicio.

Una táctica con matices: ¿indultos estratégicos para movilizar votantes?

Varios analistas políticos consideran que esta movida no es casual. Más que un acto de compasión, la ronda de indultos parece tener un claro tinte electoral.

“Muchos de los beneficiarios pertenecen a comunidades clave: artistas con una enorme influencia en jóvenes afroamericanos, figuras mediáticas con presencia entre votantes cristianos conservadores, o políticos republicanos que podrían apoyar a Trump públicamente”, explica el analista David Axelrod, exasesor de comunicación de la Casa Blanca.

Además, figuras como Savannah Chrisley y Alice Marie Johnson ya fueron utilizadas como portavoces emocionales en la convención republicana. ¿Se convierten en piezas clave para conectar con electores escépticos?

La ética del perdón: ¿está la justicia supeditada a la lealtad?

Los críticos han alertado sobre la noción de que Trump utiliza los indultos como moneda política. En palabras del senador republicano Mitt Romney:

“Indultar a un criminal porque es famoso, rico, o políticamente útil no solo es una grosería institucional. Es un ataque directo al estado de derecho”.

Casos como el de Larry Hoover causan especial alarma. Hoover, aunque ha demostrado interés por la rehabilitación, fue el centro de campañas de presión de figuras del rap como Kanye West o Drake. Trump parece haber sintonizado con esta narrativa de redención urbana, pero ¿qué mensaje transmite a las víctimas o a jueces federales que dictaron esas sentencias?

La variable racial y el código Trumpista

El patrón de algunos indultos —centrados en afroamericanos y latinos condenados por delitos no violentos o económicos— sugiere que Trump busca cultivar una imagen más empática ante minorías, clave para aumentar su base electoral rumbo al 2026.

Alice Marie Johnson es la cara amable del trumpismo indultador. Una abuela negra, arrestada por tráfico de cocaína en los años 90, convertida en símbolo del perdón y testimonio viviente de la segunda oportunidad americana. Johnson no solo fue vocera en la Convención de 2020 sino que ahora actúa como curadora de casos, decidiendo quiénes merecen atención presidencial.

El espectáculo como gobierno: más allá del derecho

La teatralidad ha estado presente en cada paso. Trump llamó personalmente a la familia Chrisley desde la Oficina Oval para anunciar el perdón. Johnson estuvo a su lado. Savannah lloró ante las cámaras. Todo fue filmado y difundido en redes sociales.

Este enfoque, que algunos ven como transformar el indulto en un reality show, se ha convertido en una herramienta potente para Trump: empatía calculada, espectáculo viral, y narrativa de “el presidente que entiende la injusticia del sistema”.

El poder del perdón como arma política

En EE.UU., el perdón presidencial es un poder constitucional unilateral. No necesita aprobación del Congreso ni del Departamento de Justicia. Históricamente, se ha usado con mesura, reservado para casos excepcionales. Pero en manos de Trump, se ha vuelto una herramienta electoral, un instrumento para movilizar votantes con historias personales de injusticia, y una forma de enviar mensajes de lealtad recompensada.

Como señala Jon Meacham, historiador de la presidencia:

“Trump no indulta por compasión. Indulta porque entiende el poder narrativo del pecado y la redención en la cultura americana. Se presenta como el único que puede ‘salvar’ a los caídos perseguidos por un sistema corrupto”.

¿Y ahora qué?

Con las primarias republicanas acercándose, esta política de indultos puede convertirse en uno de los pilares narrativos de la campaña de Trump: mostrar músculo, empatía y desprecio por las élites institucionales.

La pregunta que persiste es hasta qué punto esta estrategia puede expandir su base más allá de sus seguidores fieles. ¿Podrían estas historias personales seducir a votantes indecisos? ¿O reforzarán su imagen como un líder populista sin respeto por las normas?

Lo cierto es que los perdones de Trump no son improvisados. Cada nombre, cada caso, cada gesto público responde a una lógica de máximo impacto narrativo y cero costo político.

En un año donde las emociones y percepciones importan tanto como los hechos, esta puede ser una jugada más peligrosa de lo que parece... o la clave de su regreso al poder.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press