Ngũgĩ wa Thiong’o: El Gigante de la Literatura Africana que Desafió al Imperio con su Pluma
El aclamado escritor keniano, defensor del idioma Gikuyu y símbolo de resistencia cultural, deja un legado inmortal en la literatura mundial
Una vida trazada por la tinta de la memoria y la rebeldía
Ngũgĩ wa Thiong’o fue mucho más que un escritor: fue un testigo heroico de la historia intelectual del África poscolonial. Su muerte a los 87 años marcó el fin de una vida decidida a desmantelar el imperialismo cultural y político que había moldeado su infancia y buena parte del siglo XX en su natal Kenia.
Autor de clásicos como "Petals of Blood" y "The Wizard of the Crow", Ngũgĩ fue igualmente vital en el ensayo, como demuestra su icónico libro de 1986, "Decolonizing the Mind". Allí dejó una declaración de principios sobre el idioma, la identidad y el colonialismo: “uno no puede descolonizarse pensando en el idioma del colonizador”.
Orígenes humildes y una voz africana universal
Nacido en 1938 en Kamiriithu, al norte de Nairobi, Ngũgĩ fue el quinto hijo de la tercera esposa de su padre. Creció bajo el dominio británico, en medio del despojo de tierras y la represión brutal contra la comunidad kikuyu durante la rebelión Mau Mau. Estos traumas serían fundamentales en su narrativa posterior.
La tragedia familiar fue profunda: su madre fue recluida en aislamiento por los británicos, un hermano fue asesinado y otro, discapacitado, fue ejecutado por no obedecer a soldados coloniales. La tinta de su pluma fue teñida con el dolor de su pueblo.
El despertar literario en Makerere y el impulso de Achebe
La carrera literaria de Ngũgĩ comenzó en Uganda, en el Makerere University College, donde, como él mismo relataba con humor, se "blufeó a sí mismo hacia su destino" al inventar que tenía cuentos para publicar, sin haber escrito uno solo. Pero aquel acto de osadía terminó con su primer cuento impreso.
En 1962, conoció al legendario escritor nigeriano Chinua Achebe, quien se convirtió en su mentor tras la publicación de “Things Fall Apart”. Ngũgĩ le presentó dos novelas: "Weep Not, Child" y "The River Between"; ambas verían la luz en los años siguientes bajo el sello African Writers Series.
De la colonización al corazón del marxismo cultural
Después de vivir en Inglaterra tras su paso por Leeds University, Ngũgĩ comenzó a reajustar su visión del mundo. Su lectura de autores caribeños como George Lamming y Derek Walcott lo conectó con las consecuencias culturales del colonialismo, de manera similar pero única al enfoque africano.
Influenciado por el marxismo, abandonó su nombre inglés —James Ngugi— y adoptó el nombre con el que sería célebre. Esta mutación personal reflejaba su nuevo compromiso: el arte al servicio de los marginados de África.
“Petals of Blood” y el precio de decir la verdad
En 1977, Ngũgĩ publicó "Petals of Blood", una novela cruda que denunciaba la codicia, el nepotismo y la corrupción del gobierno post-colonial. Paralelamente, montó la obra de teatro "I Will Marry When I Want", junto a Ngũgĩ wa Mirii, con campesinos y obreros como actores. Ambas obras provocaron su arresto y encarcelamiento por un año.
Fue en prisión donde comenzó a escribir, en hojas de papel higiénico, su primera novela en Gikuyu: "Devil on the Cross". Al reclamar su idioma ancestral, lanzaba una bofetada simbólica a la narrativa colonizadora impuesta en las escuelas africanas.
Decolonizar la mente, un manifiesto literario
Con la publicación de "Decolonizing the Mind", Ngũgĩ desafió a las generaciones de escritores africanos que continuaban publicando en lenguas europeas. Su tesis era clara: escribir en idiomas africanos es un acto de revolución mental.
“¿No estamos perpetuando el espíritu colonial al escribir en inglés o francés, incluso si criticamos el imperialismo?”, cuestionaba en 1986.
Aunque esa posición fue criticada por figuras como Wole Soyinka, Ngũgĩ nunca dejó de insistir en el papel del idioma como eje de identidad cultural.
Un nómada del exilio y el aula
Tras su liberación, Ngũgĩ se exilió en Reino Unido y luego en Estados Unidos, donde enseñó en universidades de prestigio como Northwestern, Yale y la Universidad de California en Irvine, donde también fundó el International Center for Writing & Translation.
A pesar de su exilio, no estuvo exento de violencia. En 1986, sobrevivió a un intento de asesinato orquestado por el régimen de Daniel arap Moi mientras visitaba Zimbabue. En 2004, fue brutalmente agredido en Kenia junto a su esposa Njeeri, durante una visita a su tierra natal.
Un legado inseguro, pero eterno
Ngũgĩ fue finalista del Man Booker Prize en 2009, del National Book Critics Circle Award en 2012 y obtuvo el Pak Kyong-ni Literature Award en 2016. Nunca ganó el Premio Nobel de Literatura, aunque fue postulado incontables veces. Muchos consideran que fue un error imperdonable por parte del comité sueco.
La sátira como baluarte
Ngũgĩ era maestro de la sátira. En "Wizard of the Crow", se burla de dictadores africanos con una ironía devastadora: “Circularon rumores de que El Gobernante había hablado sin parar durante 7 noches, 7 días, 7 horas, 7 minutos y 7 segundos... para entonces sus ministros aplaudían tan fuerte que quedaron adormecidos y entumecidos”.
Su genio narrativo combinaba fábulas tradicionales, crítica política, humor y profundidad filosófica. No había límites en su escritura, solo un objetivo: empoderar a los africanos para soñar con libertad.
Más que un autor, un símbolo africano
Barack Obama lo admiraba abiertamente por su capacidad de capturar la historia “como un espejo en la vida íntima de las personas”. Chimamanda Ngozi Adichie y John Updike lo reverenciaban. En vida y obra, Ngũgĩ fue testigo y voz de África.
Cuando finalmente fue recibido en la Casa Presidencial de Kenia por Uhuru Kenyatta en 2015, bromeó: “Jomo Kenyatta me encarceló como huésped del Estado, Daniel arap Moi me exilió como enemigo del Estado, y ahora Uhuru Kenyatta me da la bienvenida”.
La historia de Ngũgĩ wa Thiong’o es una que debería contarse una y otra vez, en cada rincón del mundo. No solo porque sus libros cambiaron el canon de la literatura africana, sino porque su vida fue una obra más grande aún: la historia de cómo un niño kikuyu se convirtió en uno de los pilares intelectuales del siglo XXI.
Obras esenciales de Ngũgĩ
- "Weep Not, Child" (1964)
- "The River Between" (1965)
- "A Grain of Wheat" (1967)
- "Petals of Blood" (1977)
- "Devil on the Cross" (1980; escrito en prisión)
- "Decolonizing the Mind" (1986)
- "The Wizard of the Crow" (2006)
Voz silenciada, espíritu eterno
Ngũgĩ wa Thiong’o murió, pero su voz resuena con más fuerza que nunca. Su llamado a la descolonización no es pasado: es presente. Es una advertencia y una inspiración.
“La resistencia es la mejor manera de mantenerse vivo”, dijo una vez. Y con esa filosofía conquistó la historia: rebelde, lúcido, y eternamente fiel a su lengua, su memoria y su gente.