Taiwán en la encrucijada: seguridad, geopolítica y el pulso entre Estados Unidos y China

La reciente visita de la senadora Tammy Duckworth y las crecientes tensiones militares revelan el papel estratégico que juega Taiwán en el tablero del Indo-Pacífico

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Una visita con gran peso diplomático

La reciente visita de la senadora estadounidense Tammy Duckworth a Taiwán, una de las figuras más firmes del Congreso en respaldo a la isla, marca un nuevo capítulo de tensión en las ya deterioradas relaciones entre Estados Unidos y China. Acompañada de otros delegados, Duckworth mantuvo encuentros de alto nivel con líderes taiwaneses para abordar temas cruciales como la seguridad regional, las relaciones bilaterales y el comercio estratégico, particularmente en sectores clave como la tecnología de semiconductores.

La presencia de Duckworth en Taipéi no es aislada, sino que forma parte de una secuencia de visitas oficiales por parte de representantes estadounidenses preocupados por la creciente agresividad militar china en el estrecho de Taiwán. El Instituto Americano en Taiwán, organización que funciona como la embajada de facto de EE.UU. en la isla, afirmó que la visita "subraya el compromiso de Estados Unidos con su asociación con Taiwán y reafirma nuestro esfuerzo por fortalecer un Indo-Pacífico libre y abierto".

China responde con desconfianza y militares al acecho

Las autoridades chinas, como es habitual, manifestaron su enérgico rechazo a la visita, calificándola como una violación de los compromisos diplomáticos asumidos por Washington. La postura de Pekín respecto a Taiwán es tajante: considera a la isla como una parte inalienable de su territorio y no descarta el uso de la fuerza para anexionarla.

Mientras tanto, el ejército chino intensifica su presencia en la región. El portaaviones Liaoning, el primero construido enteramente en China, fue detectado recientemente en aguas al sureste de Taiwán, en una zona estratégica que ha sido objeto de vigilancia constante por parte de las Fuerzas Armadas taiwanesas. Según el Ministerio de Defensa de Taiwán, existe preocupación de que dicho navío forme parte de ejercicios navales que puedan ser interpretados como un preludio a un posible bloqueo marítimo, lo cual colocaría a EE.UU. en una posición delicada dada la legislación vigente que le vincula a la defensa de la isla.

El rol clave de Guam y la estrategia de “zona gris”

En paralelo, la gobernadora de Guam, Lourdes A. Leon Guerrero, también visitó la isla. Guam, por ser un punto militar estratégico del Pacífico occidental que alberga bases estadounidenses, sería fundamental en cualquier escenario de conflicto en torno a Taiwán. Esta doble presencia oficial demuestra el grado de atención que la administración estadounidense otorga al statu quo en el estrecho de Taiwán.

Una de las estrategias más visibles de Pekín en la región ha sido la llamada "zona gris", un concepto militar que alude a llevar las tensiones justo al límite sin disparar un conflicto abierto. Esto incluye el uso constante de drones, vuelos de aviones de combate cerca del espacio aéreo taiwanés, globos espía y amenazas diplomáticas reiteradas.

Semiconductores: el oro del siglo XXI

Uno de los motivos detrás del interés internacional en Taiwán es su papel insustituible en la economía global. La isla produce alrededor del 90% de los chips de computadora avanzados del planeta a través del gigante tecnológico TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company). Esta industria es fundamental no solo para ordenadores y teléfonos móviles, sino también para equipamiento militar avanzando.

En este contexto, el comercio y la inversión no son temas menores. Las autoridades de Taiwán están negociando directamente con Washington la reducción de los aranceles impuestos durante la era Trump, algunos de los cuales ascienden al 32%. Sin embargo, sectores agrícolas estadounidenses temen que bajar estas tarifas signifique una mayor competencia extranjera, otra fuente de fricción interna en Estados Unidos sobre su política hacia Taiwán.

¿Podría estallar un conflicto armado?

Desde 1949, cuando finalizó la guerra civil china y se consolidó la administración comunista de Pekín, ambas partes han tenido gobiernos separados, pero sin un tratado de paz formal. Aunque los sucesivos presidentes estadounidenses han mantenido la política de "una sola China", también han incrementado el suministro de armas defensivas a Taipéi y fortificado sus alianzas estratégicas en la región, como con Japón, Australia y Corea del Sur.

La Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 establece que EE.UU. proporcionará a la isla los medios para defenderse, pero no obliga explícitamente a intervenir con tropas en caso de una invasión. Esto crea una ambigüedad estratégica que Washington ha mantenido deliberadamente. Recientemente, sin embargo, el presidente Joe Biden ha dicho en al menos tres ocasiones que intervendría militarmente si China atacara Taiwán, aunque luego los voceros de la Casa Blanca matizaron esas declaraciones.

Una carrera armamentista silenciosa

China cuenta hoy con el segundo presupuesto militar más grande del mundo, solo detrás de Estados Unidos. Su Armada es ya la más numerosa en términos de buques, y posee tres portaaviones, un cuarto en prueba, y una gran flota de submarinos nucleares. Taiwán, por su parte, confía en su capacidad de autodefensa tecnológica más que en el volumen militar. Ha invertido miles de millones en defensa aérea, misiles tierra-mar y satélites de vigilancia, con cooperación activa del Pentágono y fabricantes privados estadounidenses.

El coronel Su Tong-wei, uno de los principales responsables de la planificación operativa taiwanesa, señaló esta semana que las fuerzas armadas están en constante evaluación de escenarios y listas para incrementar sus niveles de alerta si se detecta actividad militar hostil. “Reaccionaremos según sea necesario para salvaguardar la seguridad nacional”, afirmó.

Geopolítica del microchip y tensión interna estadounidense

La atención de EE.UU. no está exclusivamente en el terreno militar. El Congreso estadounidense ha iniciado una serie de sesiones para abordar la rivalidad tecnológica con China, especialmente en el área de inteligencia artificial, 5G y semiconductores. El CEO de OpenAI, Sam Altman, declaró ante el Congreso que "debemos competir con China en innovación de forma ética, sin perder liderazgo ni visión".

La ley CHIPS and Science Act, aprobada en 2022, asigna más de 50.000 millones de dólares para fomentar la producción nacional de semiconductores en EE.UU. Pero hasta que la industria local logre escalar producción, Taiwán se mantiene como el corazón latente tecnológico del mundo libre, lo que explica los múltiples viajes de legisladores a la isla.

¿Y la Unión Europea?

Europa también observa con cautela. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reiterado en distintas ocasiones que una escalada militar en el estrecho de Taiwán tendría consecuencias económicas y humanitarias globales. A pesar de no tener relaciones diplomáticas formales con Taiwán, varios parlamentos europeos han enviado delegaciones a la isla en los últimos dos años, desafiando silenciosamente la presión de Pekín.

El delicado equilibrio diplomático

Tras la elección de Lai Ching-te como nuevo presidente taiwanés, China ha intensificado sus acciones de aislamiento diplomático, presionando a los pocos países que aún reconocen formalmente a Taiwán para que cambien su lealtad hacia Pekín. Actualmente, solo 13 países reconocen a Taiwán como Estado soberano, y esa cifra va a la baja.

Por ahora, Taiwán resiste en solitario, aunque con apoyo económico, militar y simbólico de potencias occidentales. El respaldo de figuras como Tammy Duckworth es más que simbólico: refleja la creciente conciencia de que el futuro del orden liberal internacional y del mundo tecnológico podría depender del destino de una isla de 23 millones de personas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press