Trump, Canadá y el escudo ‘Golden Dome’: ¿propuesta de seguridad o chantaje político?
Las declaraciones de Trump sobre anexar Canadá a cambio de protección antimisiles desatan una tormenta diplomática y cuestionan los límites de la soberanía en la era moderna
En un giro que recuerda más a una novela geopolítica que a un episodio actual de la diplomacia del siglo XXI, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, volvió a incendiar las redes sociales y los titulares con una declaración que sorprendió tanto por su contenido como por su tono: Canadá podrá entrar gratis en el programa de defensa de misiles Golden Dome, con un coste estimado de 61 mil millones de dólares, solo si acepta convertirse en el “querido 51º Estado” de la Unión.
¿Protección o chantaje disfrazado?
El embajador de Canadá ante las Naciones Unidas, Bob Rae, no tardó en responder. En un contundente mensaje en redes sociales, comparó esta propuesta con una “racket de protección”, en referencia a las prácticas típicas del crimen organizado, donde se ofrece ‘protección’ a cambio de sumisión o pagos millonarios.
“En otro contexto, esto se llamaría un ‘racket de protección’”, escribió Rae, recordando además que el principio fundamental de las Naciones Unidas, firmado tanto por EE. UU. como por Canadá en 1945, es el de la soberanía igualitaria de las naciones.
Las declaraciones del diplomático vinieron acompañadas de otra publicación subrayando que las amenazas a la integridad soberana también están prohibidas en la normativa de la ONU. La tensión, que había escalado silenciosamente en las últimas semanas, estalló en un contexto ya sensible para Canadá, con la apertura del Parlamento canadiense por parte del Rey Carlos III y la visita del nuevo primer ministro, Mark Carney, a la Casa Blanca.
La reacción del gobierno canadiense: unidad frente a la presión
El portavoz del primer ministro Carney fue tajante: “Canadá es una nación soberana e independiente, y seguirá siéndolo”, sentenció. Además, aprovechó para informar que las conversaciones con EE. UU. sobre seguridad y economía continúan, pero siempre dentro del marco del respeto mutuo.
“Algunos lugares nunca estarán en venta”, declaró Carney frente a Trump y ante los medios. “Canadá es uno de ellos, y nunca lo estará.”
¿Qué es el programa Golden Dome?
El Golden Dome es una iniciativa propuesta por Trump para instalar un sistema de defensa antimisiles similar al “Iron Dome” israelí, pero de alcance continental. El objetivo sería crear un escudo de protección contra amenazas balísticas provenientes de potencias como Rusia o China. Según estimaciones preliminares, su implementación podría costar más de 200.000 millones de dólares, con posibilidad de participación por parte de aliados estratégicos como Reino Unido, Japón y –ahora– Canadá.
Sin embargo, el enfoque de Trump ha sido notablemente transaccional. Ofrece a Canadá dos caminos: pagar una suma astronómica o renunciar a su soberanía a cambio de “protección gratuita”.
El factor Reino Unido y la monarquía
En un intento claro de marcar territorio político ante la amenaza retórica de Trump, el Rey Carlos III ofreció un discurso en la apertura del Parlamento canadiense, donde remarcó que el país enfrenta “desafíos sin precedentes en un mundo más peligroso que nunca”.
La presencia del monarca —aunque simbólica— refuerza la identidad nacional de Canadá como parte del Commonwealth y no como un apéndice de Washington. La relación entre los canadienses y la monarquía ha sido históricamente ambivalente, pero en momentos de crisis, esta conexión termina convirtiéndose en argumento de defensa soberana.
¿Una jugada política interna disfrazada de diplomacia?
Los analistas consideran que muchas de estas declaraciones de Trump tienen como objetivo influir en la política interna estadounidense rumbo a las elecciones de 2026. Según The Atlantic, sus propuestas elaboradas y controvertidas buscan consolidar una imagen de liderazgo fuerte y disruptivo, especialmente frente a votantes que aplauden su “estilo negociador agresivo”.
“Las declaraciones incendiarias de Trump deben ser leídas no solo como política exterior, sino como show político orientado a mantener la atención de su electorado”, explica Natalie Pomeroy, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Toronto.
La historia olvidada del ‘anexar por conveniencia’
Esta no es la primera vez que aparece la idea de anexar Canadá. En 1867, tras la creación de la Confederación Canadiense, existieron temores —y rumores— de que los Estados Unidos pudieran intentar absorber territorios del norte. De hecho, en 1867, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó una resolución que apoyaba potencialmente la anexión del territorio de Columbia Británica, aunque nunca se materializó.
Más simbólicamente, en 1911, durante una campaña electoral, los conservadores canadienses advirtieron que un tratado de reciprocidad comercial con EE. UU. podía ser la antesala de la anexión. El partido conservador ganó con el lema: “No al tratado. No a la anexión.”
El caso NORAD y la seguridad continental
Canadá y Estados Unidos ya tienen una cooperación profunda en materia de defensa aérea a través del NORAD (Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte), un acuerdo binacional establecido en 1958 para rastrear aviones y misiles que pudiesen representar amenazas para el continente.
Con la renovación del acuerdo planificada para 2026, surge la pregunta: ¿realmente necesita Canadá pagar por otro sistema como el Golden Dome? Muchos expertos argumentan que, lejos de ser necesaria, la propuesta de Trump es una exageración populista sin fundamento técnico en el contexto actual de colaboración bilateral.
Trump y la geopolítica como escenario de espectáculo
Trump ha hecho del populismo confrontacional una marca registrada. En 2020 arremetió contra la OTAN, insinuando que “los países que no pagan deberían defenderse solos”. En ese entonces, Canadá invertía el 1.3% de su PIB en defensa, por debajo del 2% recomendado por la Alianza, generando malestar en Washington.
Esta vez, vuelve a colocar a su vecino del norte en el centro de la discusión, revelando una estrategia consistente: usar la presión económica y mediática como arma para reposicionar relaciones internacionales bajo su visión transaccional.
¿Qué opinan los canadienses?
Según una encuesta reciente de Angus Reid (mayo 2025), el 82% de los canadienses rechazan rotundamente la idea de convertirse en estado estadounidense, mientras que un 9% la considera “interesante en algunos aspectos”, y solo un 3% estaría de acuerdo plenamente.
En el lado estadounidense, un sondeo de Pew Research indica que el 55% de los simpatizantes republicanos ven positivo expandir estados siempre que eso fortalezca la seguridad nacional, lo que revela una brecha ideológica notable entre ambas sociedades.
El futuro del Golden Dome y Canadá
En definitiva, el desarrollo del sistema Golden Dome continuará probablemente sin la participación financiera de Canadá bajo las condiciones actuales. Sin embargo, la tormenta diplomática desatada reabre el debate sobre cómo los países del hemisferio occidental deben cooperar en materia de defensa sin que eso implique chantajes, amenazas o pérdida de identidad nacional.
La frase de Carney lo resume bien: “Podemos ser amigos, podemos ser aliados, pero la libertad y la soberanía no tienen precio.”