Trump, Harvard y los Estudiantes Internacionales: ¿Puertas Cerradas al Conocimiento Global?
Los recientes controles de visado y decisiones políticas del expresidente Trump generan alarmas sobre el futuro de EE. UU. como destino académico líder en el mundo
Una nueva barrera para el conocimiento global
Estados Unidos ha sido históricamente una de las naciones más atractivas para los estudiantes internacionales. Desde el prestigio de sus universidades hasta las múltiples oportunidades de investigación y empleo, las razones abundan. Sin embargo, una serie de decisiones y políticas recientes bajo la administración Trump han instalado una creciente incertidumbre sobre esta tradición académica.
En una movida drástica, el Departamento de Estado, ahora bajo la dirección de Marco Rubio, ha ordenado la suspensión de nuevas entrevistas para otorgar visas estudiantiles hasta que se emitan nuevas directrices que intensifiquen el escrutinio de la actividad en redes sociales de los aspirantes. Aunque las citas existentes conservarán su validez bajo las reglas actuales, se anticipan requisitos mucho más estrictos en los próximos días.
¿Una retaliación política contra Harvard?
La decisión llega apenas días después de que Trump intentara bloquear el ingreso de estudiantes internacionales en Harvard University. Si bien el intento fue pausado temporalmente gracias a una orden judicial, la amenaza persiste, y está alimentada por tensiones entre el expresidente y la prestigiosa institución.
“Quiero asegurarme de que los estudiantes extranjeros sean personas que puedan amar nuestro país”, declaró Trump en la Oficina Oval, aludiendo sin ambages a su deseo de reducir el número de estudiantes internacionales en Harvard, actualmente superior al 25%, a tan solo el 15%.
Implicaciones económicas y académicas de las restricciones
Según cifras de NAFSA: Asociación de Educadores Internacionales, cerca de 1,1 millones de estudiantes internacionales se encontraban en EE. UU. en 2023. Estos estudiantes no son solo una fuente de talento, sino también una columna vertebral del financiamiento universitario: no acceden a ayudas federales y, en muchos casos, pagan tarifas completas de matrícula.
La CEO de NAFSA, Fanta Aw, advirtió que “socavar la capacidad de estos estudiantes de venir a EE. UU. es un acto autodestructivo. Son activos fundamentales cuya presencia fortalece la innovación, investigación y economía” del país.
¿Qué hay detrás del endurecimiento?
Los estudiantes internacionales han estado en la mira de una narrativa nacionalista que impulsa sospechas sobre su lealtad, ideología o activismo. Bajo la administración Trump, la postura endurecida comenzó a manifestarse con políticas como:
- Exigencia desde 2019 de suministrar información de redes sociales al solicitar una visa.
- Cancelación súbita del estatus legal de miles de estudiantes, decisión que fue posteriormente revertida pero amplió las bases para negaciones futuras.
- Arrestos y amenazas de deportación de estudiantes que participaron en protestas contra la guerra Israel-Hamás.
¿Un arma política contra universidades progresistas?
Harvard, bastión del pensamiento liberal y una de las universidades más prestigiosas del mundo, ha sido objeto de repetidas críticas por parte de Trump, quien incluso ha implementado recortes de más de $2.600 millones en subvenciones federales. Acusándola de ser un “semillero de antisemitismo”, el gobierno ha exigido mayores controles sobre sus estudiantes internacionales.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) incluso solicitó datos detallados sobre estudiantes que pudieran estar involucrados en protestas violentas. Si bien Harvard entregó registros, el DHS consideró insuficientes las respuestas, intensificando el conflicto.
Impacto en distintos tipos de visas
La nueva pausa afecta particularmente a tres categorías de visas:
- F-1: visa más común para estudiantes de tiempo completo en instituciones acreditadas.
- J-1: destinada a programas de intercambio, incluyendo académicos e investigadores.
- M-1: enfocada en formación vocacional o no académica.
Estas visas no solo afectan a universitarios. También quedan en el limbo estudiantes de secundaria, programas de verano y academias privadas.
Los efectos de la incertidumbre
Jonathan Friedman, de PEN America, criticó la postura del gobierno: “Las implicaciones de esta política, aunque aún poco claras, ponen en riesgo el papel histórico de EE. UU. como un faro de intercambio intelectual y cultural”.
Además, señala: “La revisión adicional de redes sociales implicará una carga de trabajo intensa para los consulados, lo que ralentizará aún más los procesos”. Si cada revisión lleva más tiempo y requiere más personal, los ya limitados recursos consulares podrían verse rápidamente rebasados.
Donald Trump y los perdones selectivos
En un contexto donde se refuerzan las políticas migratorias y se castiga de forma drástica a ciertos sectores, resulta irónico que la misma administración otorgue indultos presidenciales a aliados o figuras del poder. Tal es el caso del exlíder sindical James Callahan, quien se declaró culpable de no reportar adecuadamente más de $315,000 en regalos recibidos de una agencia de publicidad.
Programado para ser sentenciado, Callahan fue perdonado in extremis por Trump, lo que detuvo el proceso judicial. Un contraste brutal frente al trato recibido por estudiantes que, en muchos casos, solo buscan educación y oportunidades.
Un legado de puertas cerradas
El modelo de política educativa internacional seguido por Trump parece responder más a factores ideológicos que estratégicos. Tan solo en 2020, durante su mandato, la matrícula de estudiantes internacionales cayó un 16%, la mayor baja en décadas (según el informe Open Doors 2021 del Instituto de Educación Internacional).
Países como Canadá, Australia o Reino Unido están felices de capturar ese flujo de talento e inversión. Estos gobiernos han lanzado múltiples campañas para atraer a los estudiantes que encuentran un camino cada vez más difícil hacia EE. UU.
¿Qué futuro le espera a la educación internacional en EE. UU.?
Con elecciones en el horizonte y un nuevo periodo de Trump como posibilidad futura, muchos estudiantes y universidades observan el panorama con cautela. El prestigio de EE. UU. como cuna del conocimiento se basa en su diversidad e inclusión de ideas y culturas. Cortar esos lazos equivale a comprometer el motor que ha hecho de esta nación una de las líderes globales en investigación y tecnología.
La pregunta no es si EE. UU. puede sobrevivir sin los estudiantes internacionales, sino si puede seguir liderando el mundo científico e intelectual sin ellos.
Si la academia es el alma de un país, entonces cerrar sus puertas es cerrar su futuro.