¿Independencia de la Reserva Federal? La nueva presión de Trump y su impacto en la economía de EE.UU.
La relación entre el presidente Trump y Jerome Powell vuelve a encender el debate sobre la política monetaria, la inflación y dónde reside realmente el control del rumbo económico del país.
Una reunión con muchas implicaciones
El jueves pasado, el presidente Donald Trump se reunió nuevamente con Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, para discutir el estado actual de la economía. Aunque, según el comunicado oficial, no se habló específicamente de las tasas de interés, el contexto que rodea dicha reunión lo dice todo: tensiones crecientes, posturas políticas opuestas y un mercado que evoluciona con incertidumbre.
Trump, nunca tímido con sus opiniones –sin importar cuán explosivas sean–, ha acusado a Powell en múltiples ocasiones de ser demasiado lento en recortar las tasas. Su apodo burlón, “Too Late Powell”, junto con calificativos como "tonto" y amenazas previas de despido, deja claro que el presidente no está satisfecho con el liderazgo del banquero central que él mismo designó en febrero de 2018.
La Reserva Federal: un bastión de objetividad... ¿política?
Powell, por su parte, ha reiterado que la Reserva Federal toma sus decisiones guiada únicamente “por un análisis cuidadoso, objetivo y no político”. Esa afirmación remarca una de las premisas más fundamentales del sistema económico estadounidense: la independencia del banco central. Este principio está diseñado para proteger la economía de fluctuaciones impuestas artificialmente por razones políticas.
Vale la pena recordar que desde su fundación en 1913, la Reserva Federal ha operado como una institución independiente dentro del gobierno federal. Su estructura tripartita –con miembros designados por el presidente pero aprobados por el Senado, un sistema de 12 bancos regionales y una Junta de Gobernadores– tiene como objetivo equilibrar la representación política, regional y técnica en la política monetaria.
Un contexto económico tenso: la inflación y el temor a la recesión
En la actualidad, la economía estadounidense lidia con una inflación que, aunque ha disminuido desde su pico del último año, aún se mantiene por encima de la meta del 2% establecida por la Fed. La tasa actual de inflación anual gira en torno al 3.3% (dato estimado de mayo de 2024), lo que complica la narrativa de Trump en la que afirma que "no hay inflación" como argumento para disminuir los tipos de interés.
Adicionalmente, la media de la tasa hipotecaria en EE.UU. alcanzó el 6.89% esta semana, según Freddie Mac, afectando directamente al sector inmobiliario. Los costos mayores de endeudamiento están ralentizando las ventas de viviendas, que en abril alcanzaron su nivel más bajo para dicho mes desde 2009. Este fenómeno ilustra cómo cada paso del banco central se refleja casi de inmediato en los bolsillos de millones de estadounidenses.
Tensiones políticas: ¿un segundo mandato, un nuevo estilo de presión?
En lo que muchos consideran su “segundo asalto” hacia Powell, esta reunión marca la primera vez que ambos se ven cara a cara durante el supuesto segundo mandato de Trump (en este escenario ficticio generado para discusión). Anteriormente, sus encuentros también estuvieron cargados de tensión, aunque las consecuencias políticas eran otras.
La magnitud del intercambio esta vez toma otro matiz, ya que Powell ha reiterado que nunca solicitaría una reunión con un presidente. “No me lo puedo imaginar”, dijo en una conferencia de prensa en mayo. Su aclaración refuerza la idea de que las presiones para discutir política monetaria deberían emanar únicamente de la Casa Blanca, no de la Fed.
¿Qué está realmente en juego?
La presión sobre Powell para que recorte tasas puede tener varios objetivos y lecturas dependiendo del lado con que se mire:
- Estímulo económico: Recortar tasas usualmente impulsa el consumo y el crédito, algo políticamente beneficioso para un presidente en busca de mejora económica a corto plazo.
- Impacto inflacionario: La medida puede resultar contraproducente si la inflación repunta. Es ahí donde la cautela de la Fed cobra importancia.
- Independencia o subordinación: Si la Fed cede a presiones políticas, se erosionaría uno de los pilares fundamentales del sistema económico moderno.
Historial explosivo: Trump vs. Powell
Durante su primer mandato, Trump no escatimó en críticas. En agosto de 2019, el entonces presidente lanzó uno de sus ataques más duros hasta ese momento:
"Mi única pregunta es: ¿quién es nuestro peor enemigo, Jay Powell o el Presidente Xi?" — Donald Trump
Comparar al presidente de la Fed con el líder autoritario de China fue tan polémico como revelador del estilo de confrontación de Trump. Aunque posteriormente dijo no tener intención de despedirlo, los corredores de Wall Street se mostraban cada vez más nerviosos ante la posibilidad.
El mercado inmobiliario: un termómetro para la clase media
Uno de los sectores más palpablemente afectados por las decisiones de la Reserva Federal es el mercado de vivienda. La tasa promedio para hipotecas a 30 años ha oscilado fuertemente en lo que va del año, pero ahora ronda su punto más alto desde febrero. Se estima que cada punto porcentual adicional en las tasas hipotecarias puede añadir cientos de dólares al costo mensual de los pagos de los nuevos compradores.
Para las familias de clase media, ya golpeadas por los gastos durante la pandemia y con salarios estancados en muchos segmentos del mercado laboral, esto representa una barrera más al sueño americano de tener una casa propia. En ese sentido, la presión política por bajar las tasas tiene una base populista, aunque eso no necesariamente la legitime desde el punto de vista técnico.
¿Y ahora qué?
En medio de un año electoral turbulento y con un Congreso más fragmentado, las decisiones económicas siempre estarán teñidas de estrategia. Sin embargo, lo que está ocurriendo entre la Reserva Federal y el presidente debería servir como una lección ciudadana sobre la importancia del respeto a las instituciones.
Como dijo el economista Lawrence H. Summers, exsecretario del Tesoro de EE.UU.: “Una democracia funcional necesita que su banco central actúe como un doctor, no como un político… que diga lo que la economía necesita, no lo que queremos escuchar.”
¿Es sostenible esta dinámica?
La historia reciente de EE.UU. muestra que cuando los líderes políticos interfieren demasiado en la política monetaria, las consecuencias son devastadoras. En los años 70, el gobierno de Richard Nixon presionó a la Fed para mantener tasas bajas y evitar una recesión en año electoral. ¿El resultado? Inflación de dos dígitos y el estancamiento económico de toda una década.
Ahora, con un panorama global lleno de incertidumbre financiera, guerras comerciales e inflación fluctuante, lo último que necesita el país es una confrontación interna que debilite su columna vertebral institucional.