‘Sinners’: Vampiros, juke joints y Mississippi en el corazón del cine afroamericano
La celebración cultural y cinematográfica de Ryan Coogler en Clarksdale: una carta de amor al Delta del Blues y a la comunidad negra
Clarksdale, Mississippi — No todos los estrenos cinematográficos se viven como una experiencia comunitaria, pero eso fue exactamente lo que ocurrió con la proyección especial de “Sinners”, la última creación del director Ryan Coogler. Aclamado por películas como Black Panther y Creed, Coogler volvió a cautivar al público con una obra que mezcla horror sobrenatural, drama sureño y música afroamericana ambientada en el corazón del Mississippi Delta.
La película, protagonizada por Michael B. Jordan en un rol doble como dos hermanos, se sitúa en el Clarksdale de los años 30. Ellos regresan a su ciudad natal con la intención de abrir un juke joint, una propuesta que pronto desenmascara el trasfondo vampírico y satírico del sur profundo de Estados Unidos. "Es una película que evoca tanto raíces culturales como lo sobrenatural, y lo hace a través de personajes complejos y escenarios cargados de historia", dijo el académico de cine Marcus F. Brown durante su cobertura para American Review of Black Cinema.
Clarksdale: la ciudad que inspiró el largometraje
Coogler explicó en la proyección que, aunque tenía lazos familiares con Mississippi, nunca había visitado la región hasta que comenzó a trabajar en el guion de la película. "Conocer esta tierra cambió por completo mi percepción de la cultura que mi familia vivía y respiraba. Quería que el Delta estuviera bien representado, no estereotipado", contó.
Clarksdale, conocida como cuna del blues, no cuenta con un cine comercial desde hace años, lo que hizo aún más significativa la iniciativa de organizar esta proyección pública. Fue gracias a una petición comunitaria y al empeño de organizadores locales como Tyler Yarbrough que el evento se materializó.
“Pagaron tributo a nuestra tierra, a nuestra cultura y a nuestra identidad,” señalaba emocionada Brandice Brown Williams, profesora de teatro, quien asistió acompañada de algunos estudiantes.
Horror vampírico con raíces culturales
La trama de “Sinners” no es solo una historia de vampiros. Como muchas de las mejores manifestaciones del cine de horror, es una alegoría. Ambientada en pleno auge del racismo sistémico y de los conflictos de clase en la región sur de Estados Unidos, la narrativa aprovecha las mecánicas del género para explorar temas profundamente sociales: la migración forzada, la musicalización de la resistencia, la segregación y la redención a través de la herencia cultural.
“Para mí, el vampiro representa lo que históricamente ha drenado a nuestra gente: la pobreza, la explotación y la negación de nuestra dignidad,” explicó Coogler durante el panel de preguntas y respuestas posterior a la proyección. “Pero también lo que sobrevive. Lo que no muere.”
Michael B. Jordan y una actuación dual electrizante
Uno de los elementos más destacados de la cinta es el desempeño de Michael B. Jordan, quien interpreta a los hermanos Solomon y Elijah, figuras simbólicas de caminos opuestos: uno, atraído por el progreso y el comercio; el otro, por la tradición y el reencuentro espiritual con sus raíces afroamericanas. “Me preparé para estos dos papeles como si fueran independientes uno del otro, porque así es como sus realidades se desarrollan. Pero reconozco que comparten la misma alma”, dijo Jordan en una entrevista reciente con Ebony Magazine.
Un Clarksdale sin cine... hasta ahora
Según datos del Archivo Nacional de Cine Afroamericano, más del 35% de las comunidades predominantemente afroamericanas en el sur de EE. UU. no cuentan con una sala de cine dentro de un radio de 15 kilómetros. Esto convierte a Clarksdale y cuantos eventos como este en epicentros de esperanza cultural —y de visibilidad.
“Organizamos este evento porque sentimos que era una oportunidad de oro,” dijo Tyler Yarbrough. “’Sinners’ no solo trata sobre nosotros, es para nosotros. Darle espacio a nuestra gente para que se vea reflejada en la gran pantalla, en un filme de primera línea, es darles un espejo donde verse con orgullo.”
El sonido del Mississippi: música como protagonista
Ludwig Göransson, habitual colaborador de Coogler, fue el encargado de la banda sonora. La música de “Sinners” fusiona el ritmo visceral del blues del delta con arreglos contemporáneos de hip hop y jazz, convirtiendo a la música no sólo en ambientación, sino en personaje. Göransson remarca: “Queríamos rendir homenaje a los músicos de Clarksdale, a sus guitarras oxidadas, sus lamentos y su fuego. La cinematografía era importante, pero sin el sonido del sur, 'Sinners' no existiría.”
El impacto más allá del cine
Cindy Hurst, una asistente al evento, comentó tras la función: “Esta película fue mucho más que entretenimiento. Es una representación preciosa de lo que somos como comunidad. Siempre nos retratan por lo que sufrimos, rara vez por lo que resistimos con dignidad.”
El evento también ha incentivado conversaciones sobre reabrir un cine comunitario en Clarksdale. Tras el éxito de la proyección y el entusiasmo generado, organizaciones culturales y educativas locales están explorando financiamiento para establecer un espacio cultural permanente.
Una nueva ola del “Black Southern Gothic”
“Sinners” se une a una tradición emergente —y en auge— de cine afroamericano que se sumerge en el sur como un espacio de miedo, belleza poética y legado. Películas como “Eve’s Bayou” (1997), “Da Sweet Blood of Jesus” (2014) y la reciente “The Burial” (2023) han incorporado el gótico sureño con una mirada descolonizadora.
“Creo que estamos en un momento de resurrección cultural,” señala la crítica cultural Aisha J. Jones. “Los creadores afroamericanos están reclamando el miedo, la fantasía, lo macabro, no como evasión sino como enfrentamiento directo a las cicatrices heredadas.”
¿Qué sigue para Coogler y Clarksdale?
La comunidad ya ha manifestado su intención de invitar a Coogler de nuevo, y el director respondió que estaría encantado de volver. “Aquí hay historias para tres películas más”, dijo sonriendo.
“Sinners” ya se perfila como gran contendiente en festivales internacionales y en las futuras nominaciones a premios cinematográficos importantes. Pero quizá su mayor logro no esté en las estatuillas, sino en haber iluminado, al menos por una noche, los rostros de los niños y niñas que por primera vez se vieron protagonistas bajo el resplandor plateado de una pantalla gigante.