El caos tarifario de Trump: ¿Política comercial o ruleta rusa para las empresas?

Análisis de cómo el vaivén de las tarifas ha desestabilizado a negocios de todos los tamaños y lo que significa la reciente decisión judicial contra ellas

Un freno judicial a una política impredecible

En un nuevo giro dentro de la interminable saga de las tarifas comerciales impuestas por el expresidente Donald Trump, el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos emitió una decisión que podría marcar un antes y un después en las relaciones comerciales de la nación. En su fallo, la corte determinó que Trump excedió su autoridad al invocar la Ley de Poderes Económicos Internacionales de Emergencia de 1977 para justificar un régimen arancelario tan amplio.

La decisión del tribunal, que por ahora solo suspende la mayoría de los aranceles, añade más incertidumbre a un ambiente que ya venía sacudido por medidas cambiantes, amenazas comerciales y represalias económicas. Según declaró Jonathan Gold, vicepresidente del grupo comercial National Retail Federation: “Esta decisión judicial es solo otro capítulo en un camino difícil hacia una política comercial clara, coherente y estratégica.”

El impacto real en las empresas: entre la esperanza y la confusión

El ambiente general en el sector empresarial oscila entre la cautela y la fatiga. Para muchos dueños de negocios, como Jonathan Silva, propietario de WS Game Company que fabrica juegos de mesa en China, la noticia judicial es bien recibida, pero no implica un cambio inmediato en planes comerciales: “Sabemos que esto tomará tiempo, pero tenemos esperanza en que marque el inicio de un uso más académico de las tarifas.”

Sin embargo, no todos perciben un respiro. Jim Umlauf, dueño de 4Knines (empresa de accesorios para autos en Oklahoma), explica que la falta de claridad lo deja paralizado: “Ya hemos hecho compras asumiendo que las tarifas seguirían. Esta noticia solo complica nuestra logística.”

Este sentimiento es compartido por Kelsey O’Callaghan, fundadora de Dorai Home. Su negocio de accesorios de cocina y baño sufrió despidos, retrasos en nuevos productos y fluctuaciones de precios. Tras las idas y venidas arancelarias de los últimos años, se ha vuelto —según sus palabras— “inmune” a las sorpresas legislativas.

Una cronología de caos arancelario

Para entender mejor el desconcierto actual, es útil repasar los antecedentes:

  • 2018: Trump impone aranceles iniciales del 25% a varios productos chinos, desencadenando una guerra comercial con el país asiático.
  • 2019-2020: Aranceles se extienden a decenas de países y otros sectores, incluyendo aluminio, acero, textiles, electrodomésticos, y juguetes.
  • 2024: Trump vuelve a imponer aranceles bajo justificación de emergencia nacional. Reduce temporalmente las tarifas para China al 30% por 90 días.

El recurso legal que detiene estas últimas medidas argumenta que la emergencia nacional invocada por el expresidente no cumple con los estándares establecidos por la ley de 1977. El Departamento de Justicia apeló la decisión, haciendo casi segura su eventual llegada a la Corte Suprema.

Reacciones corporativas: de la precaución al oportunismo

Mientras muchos negocios pequeños luchan con la incertidumbre, algunos grandes jugadores navegan con más flexibilidad. Corie Barry, CEO de Best Buy, declaró que aunque siguen con atención las novedades, no piensan alterar sus estrategias a corto plazo: “Nuestro enfoque está en el cliente. No podemos reaccionar a cada cambio momentáneo.”

Best Buy ha tomado medidas para amortiguar el impacto: desde presionar a sus proveedores para diversificar manufactura hasta elevar precios como último recurso. Aunque Barry evitó dar cifras específicas, reconoció que enfrentan un delicado equilibrio entre rentabilidad y competitividad.

Por otro lado, empresas de descuento como Burlington Coat Factory ven oportunidades en medio del caos. Según su CEO, Michael B. O’Sullivan: “La pausa tarifaria puede abrir oportunidades para adquirir exceso de inventario barato.”

¿A qué sectores afecta más esta inestabilidad?

El impacto no es homogéneo. Algunos sectores están mucho más expuestos que otros:

  1. Electrónica de consumo: Más del 60% de los productos de electrónica vendidos en EE.UU. provienen de China. Aumento de costos logísticos y caídas en márgenes de ganancia están ampliamente documentados.
  2. Hogar y decoración: Empresas como Dorai Home han debido atrasar lanzamientos por peajes aduaneros.
  3. Ropa y calzado: La industria de la moda barata como Burlington ha aprovechado flujos irregulares de stock para aumentar márgenes.
  4. Juguetes y juegos de mesa: WS Game Company es solo un ejemplo de las empresas dependientes al 100% de producción asiática.

¿Qué tan legal fue todo esto?

El uso de la Ley de Poderes Económicos Internacionales de Emergencia de 1977 (IEEPA por sus siglas en inglés) tiene precedentes limitados. Fue originalmente concebida para sancionar a enemigos extranjeros o frenar amenazas reales a la seguridad nacional. En cambio, Trump argumentó que desequilibrios comerciales y supuestas prácticas injustas amenazaban la “economía nacional”, una interpretación que muchos juristas consideran forzada.

Robert Lighthizer, exrepresentante comercial de EE.UU. y arquitecto de la estrategia tarifaria de Trump, defendió en su momento las medidas como una herramienta vital para proteger a trabajadores estadounidenses. Otros analistas, como Edward Alden del Council on Foreign Relations, describieron el uso de la IEEPA como “sin precedentes y profundamente problemático desde una óptica legal.”

El verdadero costo: una economía tensa y polarizada

El costo humano y económico de la guerra comercial ha sido enorme. De acuerdo con un informe del Federal Reserve Bank de Nueva York publicado en 2021, los aranceles impuestos elevaron el precio de bienes importados en un promedio del 20%, afectando especialmente a negocios pequeños con menos capacidad de absorber pérdidas o renegociar contratos.

Según datos de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU., en 2019 más del 66% de las importaciones chinas se vieron afectadas por aranceles. Eso supuso costos adicionales por unos $57 mil millones solo ese año.

El desenlace incierto que podría marcar el 2025

Con la apelación en marcha y la posibilidad de una resolución en la Corte Suprema, aún queda mucho por decidir. Mientras tanto, miles de empresas seguirán operando como si las tarifas aún existieran, pues el miedo al cambio repentino es más fuerte que cualquier señal jurídica preliminar.

Empresarios como Kelsey O’Callaghan lo resumen de forma contundente: “En los negocios tienes que crear certezas donde puedas, aunque el sistema económico que te rodea esté en continuo caos.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press