El deslave que sepultó un pueblo suizo: la advertencia helada del calentamiento global

Una avalancha masiva causada por el colapso de un glaciar destruye un 90% de un pueblo alpino y alimenta las alarmas sobre el retroceso glaciar en los Alpes

El desastre que sacudió a Blatten

El corazón de Suiza alpina fue testigo de una tragedia natural de dimensiones históricas cuando una enorme masa de roca, hielo, nieve y agua cayó desde el glaciar Birch destruyendo casi por completo el pequeño pueblo de Blatten, en el valle de Lötschental. El deslizamiento, ocurrido el 28 de mayo de 2025, cubrió casas con lodo, arrasó con la infraestructura del lugar y dejó, hasta ahora, a un hombre de 64 años desaparecido bajo toneladas de escombros gélidos.

"El 90% del pueblo ha sido destruido", declaró el consejero estatal Stéphane Ganzer a la Radio Télévision Suisse (RTS), en un tono lúgubre y cargado de resignación. Las autoridades suizas habían evacuado con antelación a unas 300 personas y al ganado, ante el riesgo inminente de colapso glaciar. La previsión, aunque salvó vidas humanas, no evitó la devastación física ni el fuerte recordatorio visual del impacto del cambio climático.

Una avalancha anunciada

Según la Policía Cantonal de Valais, el desastre fue causado por el desprendimiento de una sección de aproximadamente 1.5 millones de metros cúbicos del glaciar Birch. Esta masa, que equivale al volumen de 600 piscinas olímpicas, se desplazó montaña abajo, enterrando el cauce del río Lonza y cubriendo Blatten con una gélida capa de lodo y escombros.

Imágenes compartidas en redes sociales y cadenas suizas mostraron ese instante caótico: una gigantesca nube de polvo ascendiendo al cielo mientras que un río de lodo marrón sepultaba viviendas y construcciones típicas de los Alpes. La escena fue tan cruda como reveladora.

El precio del deshielo

Los glaciólogos suizos han sonado las alarmas durante décadas. Las montañas suizas, además de ser un símbolo nacional, albergan más glaciares que cualquier otro país europeo. En los últimos años, han visto un retroceso acelerado alarmante: en 2023, Suiza perdió un 4% de su volumen glaciar total, y en 2022 esa cifra llegó al 6%. Estos dos años representan los peores desde que existen registros.

Esta emergencia no es un evento aislado. El profesor Matthias Huss, del programa suizo de monitoreo glaciológico Glamos, ha advertido en distintas ocasiones que los glaciares alpinos están desapareciendo más rápido de lo previsto. "Estamos presenciando la muerte acelerada de nuestros glaciares", ha afirmado con angustia.

Desastres glaciares previos

El caso de Blatten no es el primero y, lamentablemente, no será el último. En julio de 2022, el glaciar Marmolada en los Dolomitas italianos colapsó también debido a temperaturas anómalas, provocando la muerte de 11 personas. En 2017, una avalancha en el macizo de Trift, también en Suiza, destruyó senderos y caminos turísticos, afortunadamente sin víctimas.

La historia del retroceso glaciar es global: desde el Perito Moreno en Argentina que ya no avanza como lo hacía tradicionalmente, hasta el Aletsch, el glaciar más grande de los Alpes, que ha perdido más de 3 km de longitud desde mediados del siglo XX.

La amenaza silenciosa: lagos glaciares y represamientos

Uno de los mayores riesgos derivados del derretimiento glaciar son los lagos glaciares y los represamientos naturales que pueden desencadenar inundaciones catastróficas. En Blatten, el lecho del río Lonza quedó sepultado, lo que podría obstruir el flujo natural de agua y causar acumulaciones peligrosas.

En 1941, un caso similar se vivió en Huaraz, Perú, cuando el colapso del glaciar Palcacocha provocó una avalancha descontrolada que arrasó con el pueblo. Fue uno de los peores desastres glaciales del siglo XX, con más de 6,000 muertos.

Hoy, con tecnología avanzada, como drones térmicos y modelos topográficos satelitales, estos riesgos pueden monitorearse mejor, pero aún estamos lejos de controlar la fuerza de la naturaleza.

El futuro se congela… y luego se derrite

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) estima que si las emisiones globales persisten al ritmo actual, la mayoría de los glaciares alpinos podrían desaparecer antes del año 2100. La implicancia no es únicamente natural, sino económica, ecológica y cultural.

Los glaciares alimentan los principales ríos del continente en verano, ayudan a regular el clima local y son un imán para el turismo. En Suiza, el turismo de montaña genera más de 17 mil millones de francos suizos al año, y su pérdida significaría una transformación económica sin precedentes.

¿Por qué colapsan los glaciares?

  • Ascenso de temperaturas: los Alpes se están calentando el doble que el promedio mundial.
  • Pérdida de cobertura de nieve: cuando los glaciares no están cubiertos por nieve reflejante, absorben más calor.
  • Agua líquida infiltrándose: en lugar de acumulación de hielo, el agua líquida entra en grietas, generando inestabilidad.
  • Desprendimientos por presión: grandes placas acumuladas se rompen liberando energía en forma de avalanchas.

¿Qué se está haciendo?

Suiza ha implementado varios proyectos de protección e investigación para intentar amortiguar el cambio. Algunos de los más novedosos han sido:

  • Conservación con lonas geotextiles: cubren áreas comprometidas del glaciar para protegerlo del sol.
  • Monitoreo satelital y sensores térmicos: para prever desprendimientos y evaluar el grosor del glaciar.
  • Proyectos educativos: como el Gletscherlehrpfad (sendero educativo del glaciar) en Aletsch, que busca concientizar a visitantes sobre estos cambios.

Una advertencia para todos

El desastre en Blatten es más que una tragedia local; es una advertencia universal. Lo que pasa en los Alpes no se queda en los Alpes. El deshielo glaciar afecta el nivel del mar, las reservas de agua dulce y activa procesos naturales que pueden derivar en cambios climáticos abruptos.

Aunque parezca lejano para muchas personas, lo cierto es que la desaparición de una lengua glaciar en Suiza es hermana de la pérdida del coral en Australia, la desertificación en África o las lluvias torrenciales en América Latina.

Lo que nos queda tras el lodo es una verdad inevitable: un planeta en calentamiento es también un planeta inestable, y quienes vivimos en él debemos tomar acción más allá de mirar con asombro las imágenes desde los cómodos confines de una pantalla.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press